Capitulo 29

18 5 0
                                    

Cuando Tenshinhan abrió los ojos, sintió un dolor terrible que se extendía por todo su cuerpo, pero nada se comparaba al intenso dolor de cabeza que lo aquejaba. Llegó a pensar que le estaban partiendo el cráneo en dos con una sierra sin filo.

Le tomó un tiempo recordar lo que había sucedido. Había logrado infiltrarse con éxito en el castillo de Pilaf, pero subestimó las medidas de seguridad que habían implementado. No les llevó mucho tiempo descubrirlo y, debido a la situación, terminó perdiéndose en un laberinto.

Poco a poco, su energía fue disminuyendo. A diferencia de Yamato, Tenshinhan no superó las trampas con pura fuerza bruta; él dependió de su agilidad y flexibilidad. Cuando ya no sabía distinguir el norte del sur, ni recordaba por dónde había pasado ni podía siquiera encontrar la salida, sus enemigos lo rodearon. Luchó con todas sus fuerzas, pero exhausto, fue sometido por unos soldados que vestían un uniforme diferente al resto.

Luego recordó cómo lo arrastraron hasta el laboratorio del Dr. Gero. Allí, el maldito anciano se encargó de pincharlo y tomar tantas muestras como pudo, afirmando haber obtenido un valioso espécimen.

El recuerdo del dolor que experimentó durante las pruebas a las que fue sometido por ese maldito anciano hizo que su cuerpo temblara, pero irónicamente, ese movimiento le causó aún más dolor.

Mientras observaba el cielo estrellado y sentía que alguien lo cargaba, se preguntó quién lo había salvado. Después de un breve instante de reflexión, solo una persona vino a su mente: Yamato.

Él era el único capaz de arriesgarse a infiltrarse en la base enemiga, especialmente sabiendo que no había pasado mucho tiempo desde su captura. Además, era el único capaz de actuar con tanta celeridad en una situación como esta.

Enviar un equipo de rescate desde la base rebelde tomaría al menos varios días si lo hacían encubiertos, pero Tenshinhan dudaba de que lo hicieran. Conocía el protocolo y, a menos que se tratara de un caso realmente excepcional, no veía razón alguna para que lo rescataran.

El protocolo no se estableció porque los rebeldes fueran insensibles ante la pérdida de sus camaradas, sino todo lo contrario. Lloraban en secreto por cada uno de los rebeldes caídos, pero sabían que actuar movidos por la venganza o simplemente para salvar a uno de ellos significaría poner en peligro todo por lo que habían luchado.

"Gracias, Yamato", Tenshinhan intentó expresar su gratitud hacia Yamato por haberlo salvado, pero apenas pudo articular palabras. Una voz ronca y apenas audible fue lo que salió de sus labios. Esperaba que le hubieran escuchado, sabía que Yamato no debería haber arriesgado su vida por él, pero lo hizo de todos modos.

"No hay de qué agradecer. Aunque no soy Yamato, me llamo N°8", respondió una voz desconocida. Esto alarmó a Tenshinhan y se esforzó por levantar la cabeza para ver quién lo había salvado. Pudo distinguir una cabeza plana con costuras en la frente.

"¿Fuiste tú quien me salvó?", preguntó.

"Podría decirse eso. Te saqué de la base como me indicó el joven con cola", respondió N°8.

"¿Joven con cola?" Tenshinhan no necesitó pensar mucho para saber de quién estaban hablando. Eso significaba que Yamato no lo había abandonado. Sin embargo, solo podía escuchar los pasos de N°8 sobre la arena, no escuchaba a nadie más. "¿Dónde está él?"

"Me pidió que te sacara y se quedó atrás", reveló N°8.

"¿Hacia dónde nos dirigimos?", preguntó Tenshinhan.

"Simplemente nos alejamos de la base", respondió N°8.

"¿Podrías llevarme a un kilómetro de la base, específicamente en el lado sur?", solicitó Tenshinhan.

El Destino Alterado: Una Nueva HistoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora