Capitulo 30

19 4 0
                                    

"Bulma, ¿cuánto tiempo crees que necesitamos esperar antes de que Yamato vuelva a la normalidad? ¿O crees que estará así para siempre?", preguntó Yamcha con un tono temeroso en su voz, observando cómo Yamato, en su forma Ozaru, continuaba pisoteando incluso los escombros de lo que fue la base militar de Pilaf.

Bulma frunció el ceño, reflexionando antes de responder. "Bueno, creo que esto es solo un estado temporal. Él nos pidió que no viniéramos hasta el amanecer, así que supongo que solo tendremos que esperar una o dos horas antes de que vuelva a la normalidad", respondió, aunque su tono dejaba en claro que tampoco estaba completamente segura.

Pero Yamcha no podía evitar pensar en el peor escenario. "¿Pero qué haremos si él no regresa a la normalidad cuando amanezca?", preguntó sombríamente.

La inseguridad en su voz preocupó a Bulma, y una mirada aguda atravesó a Yamcha, haciéndole temblar. Sabía que decir algo incorrecto en ese momento solo empeoraría las cosas. Tras unos instantes de silencio tenso, intervino Tenshinhan, quien después de dormir una corta siesta y comer algunas provisiones del vehículo, se había recuperado lo suficiente como para pensar con claridad.

"Bulma, cálmate", dijo Tenshinhan con serenidad. "Yamcha no ha insinuado que tengamos que abandonar a Yamato o, peor aún, matarlo, que supongo era lo que temías".

Las palabras de Tenshinhan hicieron que Bulma reflexionara sobre sus miedos más profundos. Sí, había considerado la posibilidad de que Yamato se convirtiera en una amenaza incontrolable si no regresaba a su forma normal, pero no podía concebir la idea de lastimar a uno de sus amigos.

"Yo... lo lamento, Yamcha", dijo Bulma con sinceridad.

"No te preocupes, yo también habría reaccionado de manera similar si nuestras posiciones se hubieran invertido", respondió comprensivamente Yamcha.

"Y ya pensaremos en qué hacer si él no vuelve a la normalidad cuando eso ocurra. Así que solo tenemos que esperar", agregó Tenshinhan, tratando de tranquilizar a todos.

Mientras todos permanecían en silencio, observando cómo el gran mono continuaba devastando todo a su paso, un repentino derrumbe en una duna de arena cercana los alarmó. De entre la arena emergió una caja de metal, y al abrirse, tres niños salieron de su interior. Una caja de metal se elevó desde debajo de la arena y cuando se abrió la puerta de esta, tres niños salieron de allí.

Una niña humana y un niño con apariencia de perro cargaban a un niño monstruo de piel azulada; eran Mai, Shu y el inconsciente Pilaf.

Mai logro reconocer a casi todos los que estaban frente a ella, la expresión de alivio que tuvo al lograr escapar del subsuelo se congelo y no supo cómo reaccionar, ella sabía que Bulma, Yamcha y Tenshinhan a quien habían capturado anteriormente eran parte de los rebeldes, no sabía quién era N°8, pero suponía que era compañero de ellos.

En un instante, Mai tomó una decisión. De manera convincente, comenzó a llorar como una niña asustada. No le costó mucho esfuerzo, ya que en realidad estaba asustada y temía por su vida si los rebeldes descubrían sus verdaderas identidades. No sabía qué podrían hacerles.

Shu, desconcertado por la repentina reacción de Mai, se unió a su llanto y comenzó a aullar.

Al presenciar a dos niños que parecían no tener más de 5 años llorando frente a ellos, Bulma y Yamcha hicieron todo lo posible por consolarlos. Mientras tanto, Tenshinhan permanecía dentro del vehículo furtivo, no porque fuera indiferente, sino porque aún no se había recuperado lo suficiente como para moverse y estaba dejando que los demás manejaran la situación.

Mai al ver que ellos trataban de consolarlos, se rio para sus adentro, ella había apostado todo en esto y gano, pero siguió llorando sin importar cuanto Bulma intento consolarla.

Al final llorar resulto ser más agotador de lo que ella pensó ya que mientras Bulma trataba consolarla termino quedando dormida, lo mismo paso con Shu.

Viendo que los dos niños que estaban llorando cayeron dormidos Bulma saco de dentro del bolso que llevaba una caja de capsulas Poi-Poi, luego arrojo una capsula y una casa móvil apareció de repente.

Bulma cargo a Mai, mientras que Yamcha cargo a Shu y al inconsciente Pilaf, a quien ya habían revisado por seguridad, ya que desde que aparecieron él estuvo inconsciente y temían que sufriera alguna contusión o algo similar, pero no encontraron ninguna herida visible.

Los dejaron a los tres en una de las habitaciones de la casa móvil, y después con ayuda de N°8 Tenshinhan también entro tras convertir al vehículo furtivo en una capsula.

Desde una de las ventanas del segundo piso seguían viendo al Yamato desbocado, aunque no había mucha diferencia de lo que ya habían estado viendo no podían apartar los ojos, no, no se atrevían a hacerlo, esperaban ver cualquier indicio de que su amigo volviera a la normalidad.

Y entonces ocurrió, la bestia que lo estaba arrasando todo se detuvo de repente, todos los que estaban presenciando esto sintieron que sus corazones se aceleraban.

La criatura dirigió su mirada hacia cierta dirección, como si algo hubiera captado su interés, o mejor dicho su ira ya que todo su cuerpo se tensó.

Comenzó a correr como a gran velocidad, como si estuviera persiguiendo algo.

Al ver eso los que estaban dentro de la casa móvil reaccionaron más rápido que nadie, Yamcha corrió rápidamente y salto tras el volante de la casa móvil.

Todos se pusieron cinturones de seguridad o se agarraron a algo firme, y N°8 sostuvo a los "niños" dormidos en sus brazos para evitar que se lastimaran por consecuencia del frenético movimiento de la casa móvil.

Sin importar cuanto acelerara la casa móvil, no era capaz de cerrar la distancia con el gran simio, si no que era todo lo contrario si bajaban la velocidad, aunque sea un segundo, la distancia aumentaría.

De repente la gigantesca criatura salto, elevándose del suelo a casi el doble de su altura, alcanzo unos 30 metros de altura.

En el aire pego un manotazo como si quisiera derribar a una mosca, la fuerza detrás de ese simple movimiento era aterradora, mientras Bulma observo eso llego a pensar que si alguna persona fuera golpeada quedaría hecha un puñado de carne sin forma en las manos de gran simio.

Bulma pensó que Yamato en su transformación estaba alucinando, pero cuando vio que algo se estrelló en la arena y produjo que esta formara un cráter, estaba segura de que él había detectado algo o a alguien.

Cuando el Ozaru cayó todo el suelo tembló, la casa móvil perdió el control y casi se vuelca.

Él había aterrizado con fuerza en el suelo, como si la altura de la que cayo no fuera nada, rápidamente se dio vuelta y clavo sus ojos en el cráter.

Con fuerza su puño se estrelló, nuevamente se produjo un temblor y golpe tras golpe cayeron en el cráter con una ferocidad bestial, con violencia pura poniendo toda su fuerza en cada golpe.

Al cabo de un tiempo Yamato se detuvo con la respiración pesada y miro el cráter que ahora era más profundo, pero como si no le gustara lo que vio arrugo su rostro y se dio la vuelta viendo hacia el cielo.

Con un rugido abrió su hocico y un poderoso rayo de energía salió disparado, Yamcha que estaba viendo eso comenzó a sudar frio al pensar en lo que pasaría si algo así impactara a una ciudad.

Cuando la ráfaga de energía que salió disparada desde el hocico de la gran criatura se detuvo se quedó viendo un segundo al aire mientras soltaba un bufido por su nariz y cuando los demás temían que el volviera a salir corriendo se dieron cuenta de que la luna ya se había ocultado y el sol ya había comenzado a brillar.

La gran masa de Yamato comenzó a encogerse a una velocidad fácilmente visible y el pelaje que estaba cubriendo su cuerpo lentamente comenzó a desaparecer, hasta que volvió a tener la apariencia que ellos conocían.

Rápidamente se movieron hacia donde estaba él, se había desplomado sobre las arenas del desierto tras volver a su apariencia de siempre.

En sus corazones agradecían que el volviera a la normalidad sin ningún problema.

El Destino Alterado: Una Nueva HistoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora