Capitulo 27

19 4 0
                                    

Mientras me encontraba en el laboratorio del Doctor Gero, escuché los golpes desesperados de los Súper Soldados intentando abrir la puerta a la fuerza. "Supongo que no logré engañarlos", pensé. Esperaba tener más tiempo antes de que me descubrieran; había imaginado que creerían que me habían vaporizado o algo por el estilo. Pero al menos logré ganar el suficiente tiempo para reunir algo de Ki.

Mientras descansaba y meditaba para recuperar mi Ki más rápidamente, el androide N°8 me observaba desde cerca de su cápsula. A pesar de que acabé con la vida del Dr. Gero, él no se movió ni intentó atacarme.

"Oye, grandote, ¿no tienes intenciones de pelear?" le pregunté.

Él pareció reflexionar por un momento, o al menos eso me pareció a mí, antes de negar con la cabeza. "¿Me temes o simplemente eres un pacifista?", pregunté curioso.

Cuando escuchó mi pregunta, abrió la boca y su voz salió en un susurro casi inaudible. "Simplemente no deseo causar daño a nadie", respondió.

"Por ahora, creeré en tus palabras. ¿Podrías ayudarme a liberar a mi amigo?", le pedí.

Desde el principio, no dudé de que N°8 evitaría enfrentarse a mí. Después de todo, en Dragon Ball se le presentaba como un pacifista que no deseaba herir a nadie, excepto cuando se enfurecía.

Al escuchar mi solicitud, se acercó a Tenshinhan y fácilmente rompió los seguros que lo aprisionaban en la camilla de metal. Luego, de manera sorprendente, lo cargó en brazos como si fuera una princesa.

Quise decir algo al respecto, pero al final decidí guardar silencio.

"¿Sabes si hay otra salida de aquí, grandote?", pregunté.

Él asintió con la cabeza y se dirigió hacia una vitrina en el fondo del laboratorio, donde había algunos frascos y herramientas. Con una simple patada, hizo que la vitrina volara en pedazos, revelando un túnel oculto detrás de ella.

Mientras estiraba mi cuerpo, tratando de determinar en qué estado me encontraba, le dije a N°8: "Llévate a mi amigo contigo y salgan de aquí a través del túnel".

Después de asentir, N°8 comenzó a correr por el largo pasillo con Tenshinhan en sus brazos. Incluso cuando ya no pude verlos, seguía escuchando los pesados pasos del androide mientras se movían.

Concentré toda mi atención en el sentido del oído y, cuando ya no pude escucharlos más, decidí que era el momento de actuar.

Hora de poner en marcha la segunda parte de mi plan.

Con determinación en mis ojos dirigí mi mirada al techo sobre mi cabeza, me concentré en la energía en mi interior a pesar de que había descansado un poco solo tenía suficiente Ki para un solo ataqué y si no era suficiente mi plan no iba a funcionar.

Pero tras suspirar, como si expulsara todas mis dudas, deje que el Ki fluyera a través de cada célula de mi cuerpo. Sentí cómo mi poder aumentaba gradualmente, alimentándose de mi determinación y voluntad.

Extendí mis brazos hacia arriba, las palmas abiertas y los dedos tensos, como si estuviera agarrando el aire mismo, luego los retraje hasta asumir la posición básica del Kamehameha. Mis músculos se tensaron, listos para liberar todo el poder acumulado en mi interior.

Por encima de mí, varias capas de tierra y metal obstaculizaban mi camino hacia la superficie.

Mis ojos se estrecharon, enfocando mi mirada en un punto imaginario, el objetivo en el que deseaba dirigir mi ataque. Una chispa de energía brilló en mis pupilas, intensificando mi determinación y concentración.

El Destino Alterado: Una Nueva HistoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora