8. SIN VOLUNTAD

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Ese hombre despertaba su ternura su afecto y se imaginaba un estable y hermoso futuro a su lado. Era tan diferente a su hermano. Físicamente Steve tenía el cabello más claro y el color de la piel blanca, su voz era serena y relajante, así como su mirada.

—Adam vendrá la próxima semana —anunció, provocándole un vuelco en el estómago. Steve notó su reacción de alerta—. Veo que te inquieta todavía

—Un poco, no sé qué esperar de él.

—Yo tampoco, y me sorprende verlo tan pronto. Mi hermano por lo general se mantiene alejado de la familia.

—¿No tienen buena relación?

—No es eso, simplemente es un apasionado de su labor y a veces se enfrasca tanto en ella que pierde la noción del tiempo.

—¿Cómo es que pasó de la medicina a la arqueología? —preguntó y Steve sonrió.

—Siempre se ha sentido investigador. Desde niños le encantaba explorar, averiguar por qué pasaban las cosas y sobre todo los misterios. Habría querido ser policía o detective te aseguro.

—¿En serio? ¿Y con esa facha?

Steve se rio.

—¿Cuál facha? Es la de hombre sensual que les fascina a las mujeres. El cabello largo, que lo usa así más por lo que te dije de que se enfrasca demasiado en su trabajo y los tatuajes porque ama el arte.

—Le vi un águila en la espalda, cerca del hombro —señaló la parte derecha del cuerpo—. Supongo que es por su amor a la libertad y seguramente se siente inalcanzable —Steve notó que le costaba aceptar el carácter de Adam y sonrió—. A mi me da un poco de miedo.

—¿De verdad, Sandra, tú no sientes atracción por él? —inquirió, viéndola fijamente. La chica miró el hermoso aspecto de su médico favorito.

—No, no es mi tipo —respondió sabiendo que mentía, sin embargo sabía que la atracción no significaba nada.

—No te creo.

—No miento.

—¿Y cuál es tu tipo de hombre? —inquirió serio, poniéndola nerviosa.

—Pues no lo sé. Lo único que deseo es a alguien que no sea como Adam —sonrió bajando levemente la cabeza—. Me refiero a su manera tan exhibicionista de ser. Yo no quisiera compartir a mi hombre con nadie —contestó y Steve la miró sabiendo lo que quería decir.

—Pienso igual, yo también desearía tener una mujer solo para mí.

—¿Y la doctora?

—¿Qué doctora?

—Sé que has sido novio de Linda, desde adolescente —le recordó y Steve desvió la mirada un instante.

—Fuimos novios —aclaró—, pero ya se acabó. Ahora sé que hay más mujeres aparte de ella.

Sandra sonrió para sus adentros.

—Es una réplica tallada en piedra de la diosa del amor —dijo Adam justo una semana después, entregándole la pequeña figura en la mano.

Sandra no esperó tal detalle de su parte y tomó la hermosa pieza arqueológica.

—Gracias —dijo abrumada— no sé qué decir.

—No digas nada, solo acéptala y consérvala

—Es hermosa.

—Como tú lo serías si te quitaras ese tinte horroroso —dijo incómodo—. Tu cabello está tan dañado que sería incapaz de lastimar mis manos acariciándolo.

ENEMIGO SECRETODonde viven las historias. Descúbrelo ahora