Capítulo 11

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[Casa de Takemichi Hanagaki]

Habían pasado ya un par de días que los Haitani seguían a ambos hermanos... También los observaban cuando dormían. (Raros de mierd*). En este momento los gemelos se encontraban en la casa de su amigo Takemichi.

Takemichi: y entonces? —observó a sus dos amigos– ¿que van a hacer?

Souya: no lo sabemos, pero estamos bastante preocupados —admitió el oji azul– nos sentimos observados todo el tiempo

Nahoya: no se quien será el enfermo que nos observa, pero cuando lo atrape le voy a romper los jodidos huesos —enojado respondió el mayor de los gemelos–.

Chifuyu: ¡ya se! ¿y si ponemos cámaras de seguridad? —propuso el de ojos verdes–.

Nahoya: aja si, ¿y con que dinero? —le dijo sarcásticamente–.

Chifuyu: cierto, se me había olvidado eso —se quejó–.

Takemichi: todo mal.... —todos se observaron–.

Chifuyu: ¿están pensando lo mismo que yo? —dijo mientras tenía una sonrisa libertina al igual que los presentes, exceptuando a Souya–.

T.h, N.k: definitivamente —Takemichi y Nahoya dieron una respuesta afirmativa mientras daban unas sonrisas animadas, mientras que Souya simplemente se dedicó a negar con notoria confusión–.

Chifuyu: ¡Souya! —exclamó con un puchero– veras el plan es pedirle dinero a los Haitani, ya que se ve que se mueren por ustedes dos —río el rubio de la idea–.

Souya: ¡no! No me agrada esa idea, seríamos unos interesados y mi madre no nos enseñó a hacer eso —el menor de los Kawata se negaba a la sola idea de pedirle dinero a su "amado" –.

Nahoya: lo se, pero es para una buena causa, te lo aseguró hermanito —su sonrisa se volvió socarrona –.

Souya: esto.. Va a salir mal —susurro para sí mismo–.

>>[Residencia Haitani] —Unas horas después.

Ran: ¿que? —miro confundido a la persona que tenía entre sus brazos–.

Nahoya: dije que hay un acosador en nuestra casa, entonces queremos descubrirlo —comentó mientras se separaba poco a poco del Haitani mayor, este le ponía demasiado nervioso–.

Rindou: ya veo.... —su mirada se formó más seria de lo común– no me agrada que Sou tenga que estar soportando a un extraño acosador, quien sabe que peligro podría pasar —acarició los cabellos de su pequeña adoración–.

Ran: estoy de acuerdo contigo hermano —se inclinó para estar a la altura de su algodón de melocotón y dijo– vivirás conmigo —sonrió con entusiasmo–.

Nahoya: ¿que? —se quedó paralizado–.

Rindou: si, además algún día lo iban a tener que hacer, ya que en nuestros planes esta casarnos con ustedes —dijo con un pequeña sonrisa–.

Souya: ¿que? Pe-pero —se sonrojo hasta las orejas, el pequeño Kawata sentía que se iba a desmayar, y esque hace dos días que se imagino un futuro junto a su amado Rin–.

Nahoya: —al escuchar aquella "tonteria" dicha por el menor de los Haitani regresó de su parálisis para decir– ¿te han dicho que eres demasiado directo? y otra cosa ¿porque cada que hablas dices estupideces? —le miro mal–.

Rindou: si, soy directo porque no me gusta esperar a nada, y la segunda pregunta igual para ti, siempre eh querido preguntarte pero, por educación y respeto a mi hermano no eh preguntado —una sonrisa divertida se formó en sus labios al ver la expresión de disgusto de su "cuñadito"–.

Ran: bueno ya, basta de peleas, es tarde, haré que preparen la cena y acomoden ropa nueva en nuestras habitaciones —antes de irse le dio un pequeño beso en la mejilla a su amado sonrisas–.

Nahoya: ¡OYE MALDITO RAMÓN NI SIQUIERA EH ACEPTADO QUEDARME AQUÍ! ¡Y ADEMÁS NO PIENSO DORMIR CONTIGO! —el mayor de los Kawatas salió detrás del más alto mientras le gritaba hasta de lo que se iba a morir–.

Souya: Rindou.... —susurro en un tono audible para el único Haitani presenté–.

Rindou: ¿que pasa, Sou? —se giro a verle mientras lo atraía a sus brazos–.

Souya: ¿estabas..bromeando cuando dijiste lo de ca-casarnos, ¿verdad? —pregunto con las mejillas rojas–.

Rindou: ¿eh? Para nada, yo si me quiero casar contigo —le beso la mejilla– ¿sabes? —se acerca a su oído y susurra– me gusta cuando te sonrojas y te pones nervioso, por mí —dio una pequeña risa algo ronca, pero definitivamente atractiva–.

Souya: Rin-Rindou —una corriente recorrió su espalda y sus piernas temblaban suavemente– no, no digas esas cosas —su corazón palpitaba demasiado, tanto que para el sus latidos eran demasiado ruidosos–.

Rindou: simplemente digo la verdad —dejó uno que otro beso en el cuello y mejilla del menor–.

Souya: Rin —suspiraba relajado, se sentía bien, se sentía amado y apreciado–.

Ran: ¡HELP ME PLISS! —grito desde la otra habitación–.

Nahoya: ¡NO TE HAGAS EL BILINGÜE ANABEL DE MIERDA! —se escuchó un ruido, al parecer un sartén–.

Ran: ¡au! ¡ESO DUELE! —sollozo el Haitani–.

Souya: cre-creo que tenemos que ayudar a Ran, de seguro mi hermano le está pegando muy fuerte —el más bajo se alejó del de ojos violetas y corrió hacia el comedor–.

Rindou: —una risa salió de su boca y una sonrisa calmada fue lo que se formó en sus labios– me enamoré —susurro y se dirigió al lugar donde se fue su peli azul–.

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Palabras: 852

Malditos pervertidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora