A la mañana siguiente Kiyoko me vuelve a despertar, pero esta vez algo más temprano. Me preparo con tranquilidad y desayuno esta vez un vaso de leche con tostadas de mantequilla y mermelada. Al llegar al entrenamiento tres chicos se dirigen a mí para hablarme.
-¡Buenos días!- dice el más alto de los tres chicos con una sonrisa- en mi opinión se le ve alguien majo pero su altura me intimida..
-Yo soy Daichi Sawamura, el capitán del equipo- se presenta sonrientemente.
-Asahi Azumane, pero llamame Asahi a secas- dice el más alto de ellos.
-Y yo soy Sugawara- dice de una forma amigable.
-Encantada de conoceros- les digo sonriente mientras me deshago de mis pertenencias dejándolas en un rincón.
-Ayer no nos presentamos para intentar no agobiarte- dice Daichi.
-La última vez que nos presentamos todos a la vez no es que saliera muy bien- dice Sugawara riéndose.
-Si, la pobre Yachi no sabía dónde meterse- contesta Asahi con una carcajada.
Me rio al imaginarme la sitiación tan vergonzosa por la que tuvo que pasar Yachi. Ella, es muy buena y responsable, pero también es bastante vergonzosa al principio, lo sé porque alguna que otra vez ha venido a mi casa por lo de administración y siempre era bastante tímida.
El pitido del entrenador corta nuestra conversación haciendo que cada uno vuelva a sus tareas. La mañana pasa rápidamente, me entretengo tomándo algunos apuntes que les son útiles a las chicas, relleno las botellas de agua, y les ofrezco toallas limpias para que cada uno se seque el sudor. Como sulen dejar muchas pelotas tiradas por el suelo me dispongo a recogerlas cuando veo como una de ellas se aproxima rápidamente hacia mí. Con la rápidez de ésta no me da tiempo a reaccionar e impacta fuertemente contra mi cara haciendo que un hilo rojo de sangre comience a brotar de mi nariz. Todos dejan su entrenamiento provocando un silencio en la sala y los más cercanos se acercan a mí preocupados.
-Estoy bien, voy al baño- digo con la cara adolorida e intentando que la sangre caiga en la palma de mi mano para no manchar el suelo.
En el baño me limpio la sangre con agua y busco en el botiquín un algodón para ponerme en el orificio de la nariz hasta que la sangre deje de salir. Cuando ya veo que ha cesado, me refresco la cara con agua y me la seco con papel. Al darme la vuelta me encuentro con uno de los chicos.
-Veo que ya no sangras- dice Kageyama acercando su cara cada vez más a la mía. - ¿Sabes? Estas muy mona así con la cara toda colorada- dice acorralándome contra la pared y apoyando un brazo en ésta. -Siempre estás en medio- dice acercando su cabeza a la mía y dejando sus labios a tan solo unos milímetros de los mios.
En ese momento oímos la voz de Hinata entrando al baño, lo que hace separar nuestros cuerpos de golpe.
-¿Cómo vas Akira?- entra en el baño viéndonos a los dos. -Kageyama pensaba que habías ido a por agua, pero normal que vengas a disculparte, con el pedazo de golpe que le has metido- dice riéndose.
Miro a Kageyama enfada e instintivamente le suelto un pequeño golpe con el puño en su brazo, pero éste ni se inmuta. Mi golpe no es para nada fuerte, pero tampoco es el más suave ya que se puede notar en él la rabia y supongo que este comportamiento algo infantil le hace gracia, ya que una pequeña sonrisa se dibuja en su rostro.
Cuando impacto mi puño en su cuerpo noto como éste está fuerte y duro como una piedra debido supongo a sus trabajados músculos, aunque no me imaginaba que estos chicos entrenasen tanto como para estar en tan buena forma.
Salgo del baño con Hinata y me siento en el banco dónde se encuentra el entrenador para descansar un rato. Kageyama sale del baño más tarde y sigue con sus entrenamientos como si no hubiera pasado nada, ni siquiera me mira, parece que yo no existiese en este momento.
Cuando el entrenamiento finaliza Hinata viene hacia mi gritando:
-¡Akira!¿ya te encuentras del todo bien?- pregunta deteniéndose justo enfrente de mí.
Yo asiento con la cabeza para responderle.
-La semana que viene habrá un festival después del partido que tenemos contra el Nekoma. Vamos casi todos los del equipo ¿por qué no te apuntas?- dice sonriéndome.
Miro a Kiyoko que se encontraba no muy lejos de nosotros por lo que había escuchado la conversación a la perfección para que me diera permiso, al fin y al cabo soy su hermana pequeña.
-Está bien- digo feliz.
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El Rey de la Pista
FanfictionKageyama, el habilidoso y reservado colocador del equipo Karasuno, vive enfocado únicamente en su desempeño en la cancha. Sin embargo, su mundo da un giro inesperado al cruzarse con la hermana de una de las administradoras del equipo. A medida que s...