Capítulo 2

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-¿Esperas a alguien?- me fijo bien en el interior del vehículo y veo al chico de antes.

-Estoy esperando a mi hermana-

-Anda, sube que te llevo- dice mirándome fijamente.

-¿Me puedo fiar de ti o me vas a secuestrar?-pregunto irónicamente.

-No seas tonta, no tengo todo el día- dice serio pero con una sonrisa casi inapreciable.

Me fijo en el coche que lleva, se nota que no es el más económico del mercado, sus asientos son de cuero, es automático y además tiene una pantalla táctil enorme. En este momento la música que lleva es muy tranquila, estilo chill diría yo, cosa que me pone aún más tensa. Luego de salir de la zona del centro comercial le indíco el camino hacia mi casa.

-Soy Kageyama, Tobio Kageyama- dice con los brazos firmes sobre el volante.

-Oh, yo soy Akira Shimizu- digo mirándolo, es en ese momento cuando me doy cuenta de que no nos habíamos presentado en todo este tiempo. -Perdona, ¿no tendrás por casualidad el núnero de mi hermana?, esque el mío se ha quedado sin batería y quería llamarla- pregunto timidamente.

-Mmm, creo que no- responde sin mirarme.

En ese momento vuelve a invadirnos  el silencio incómodo que había entre nosotros. Sin ningún tema de conversación ni nada por el estilo, pasados unos veinte minutos llegamos a mi destino, asi que me despido de él agradeciendoselo.

Subo por el ascensor de mi edificio mientras preparo la llave para abrir la puerta de casa.

-¡Ya he llegado!- grito para que mi padre y mi hermana se enteren.

-Mierda Akira, lo siento- sale corriendo de su habitación para recibirme. -¿Has venido en bus, en taxi...?- dice preocupada por su despiste.

-No te preocupes Kiyoko, me han traido- digo quitándome los zapatos y acomodándome.

-¿Hinami y Yuuri?-pregunta.

-No, un tal Kageyama, Tobio Kageyama- digo sin importancia mientras me siento en el sofá del salón.

-¡¿Kageyama?!- grita sorprendida- ¿pero de qué lo conoces?- pregunta incrédula.

-Puess de nada, esta tarde me ayudó a encontrarte en el gimnasio y ahora me ha visto esperando y me ha traído basicamente- digo de forma insignificante.

Kiyoko no suele hablar mucho de los chicos del equipo, pero recuerdo que una vez me enseñó una jugada de un dúo muy bueno de primer curso, un chico pelirrojo de poca estatura y su colocador un chico más alto, moreno y con los ojos azules. Yo no entiendo mucho de voley, solo algunas cosas que me cuenta Kiyoko, pero no es que le preste mucha atención a la pobre la verdad.

-Venga chicas a cenar- dice mi padre sentándose ya en la mesa.

Después de cenar me voy a mi cuarto y me pongo en la cama a leer un rato, pero seguidamente alguién llama a mi puerta.

-¡Pasa!- le grito a quién sea- Kiyoko ¿qué quieres? ¿no querrás que te ayude otra vez con tus notas de voley? Es tarde, deberías descansar- le digo sin despegar apenas la vista de mi libro.

-No, yo... venía a preguntarte que que tal, que te has comprado, que has hablado con Kageyama... ya sabes, cuentame algo que soy tu hermana- dice interesadamente.

-Pues normal, nada del otro mundo, es muy serio y no habla mucho- digo mirando mi libro.

-Y... ¿no habeís hablado de nada?- pregunta incrédula.

-Nada de nada- digo de forma pasota.

-¿Sabes? acabo de pensar que un día te puedes venir a ver un entrenamiento de los chicos, no creo que al entrenador ni a ellos les importe- dice entusiasmada, se nota que pone esfuerzo en sus tareas.

-¿Y yo para que quiero ir a verlos?- pregunto mirándola.

-A ver, me refiero a ayudarme, como ya sabes que estoy de exámenes y Yachi está de viaje con su madre... Además el año que viene ya entras a la universidad y podrías hacerte administradora- dice sonriéndome.

-Pero para administradora ya está Yachi- respondo.

-Siempre es mejor tener dos administradoras que una- dice levantándose de mi cama.

-Bueno, para eso aún queda, pero está bien, te ayudaré cuando me digas...- respondo medio refunfuñando.

Ella sale de mi cuarto y yo me meto en la cama a dormir.

El Rey de la PistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora