Capítulo 12

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-Hace calor, además estoy en mi casa- dice dándose la vuelta para ir a dejar la toalla.

Los dos nos sentamos en la mesa y comemos sin ningún tema de conversación.

-Voy al sofá a descansar, que estoy muerta- comento metiendo mi plato en el lavavajillas.

-Ve a mi habitación, estarás más cómoda, y ya sabes cúal es- la mirada que tiene no es de burla ni mucho menos, a decir verdad, a él también se le ve agotado.

Asiento con la cabeza sin rechistar por el cansancio y subo a su habitación, allí me acuesto en la cama un rato mientras miro el móvil.

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Kageyama

Ha pasado ya una hora desde que Akira se fue a mi cuarto y no ha dado señales de vida desde entonces, así que decido subir a mi habitación para ver si está bien. Cuando llego, la encuentro acurrucada durmiendo en la cama, por lo que decido ponerle una fina manta por encima ya que parece que tiene algo de frío, pero cuando rozo su brazo con mi mano noto que está ardiendo. Le pongo la palma de mi mano en su frente para comprobar la temperatura, sin duda tiene fiebre. Bajo a la cocina a por un medicamento y como ya se ha hecho demasiado tarde, decido mandarle un mensaje a Yachi preguntándole si tiene el número de Kiyoko. Aunque al ser ya tarde quizas Kiyoko no lea mi mensaje, se lo envío de todos modos.

~Buenas noches Shimizu, soy Kageyama, se me había olvidado decirte que Akira se quedará a dormir en casa de Yachi. Se habían quedado las dos sin bateria y me han pedido que te avisara. Siento que se me haya pasado.~

Poco después recibo la contestación.

~No te preocupes Kageyama, gracias por avisar, ya me estaba empezando a preocupar.~

Subo a mi habitación para darle el medicamento a Akira, ella, adormilada, se lo toma y se vuelve a acostar. Decido dejarla que descanse mientras yo recojo los chismes que había por el salón y la cocina.

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A la mañana siguiente decido hacer el desayuno y subírselo a la cama, como no sabía lo que le gustaba hice un zumo de naranja, unas tortitas y unas tostadas.

-Te traigo algo para que comas-

-Humh...- gruñe tapándose la cara con la almohada.

-Venga, no seas como una niña pequeña- digo mientras retiro la almohada de su cara, pero sigue con los ojos cerrados.

-No tengo hambre Kiyoko, déjame dormir- dice dándose la vuelta.

-Tómate aunque sea el zumo, que te tienes que tomar de nuevo la medicación- digo agarrando el vaso y extendiéndoselo. Ella se sienta y me mira también alargando el brazo.

-¿Kageyama?, ¿qué haces en mi habitación?- pregunta algo exhaltada.

-Esta es mi casa- digo dándole el vaso.

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Akira

Me bebo el zumo lentamente mientras intento recordar como acabé en la habitación de Kageyama.

-Necesito ir al baño- digo saliendo de la cama.

Comienzo a caminar, pero pasos más tarde siento como mis fuerzas se van desvaneciendo por completo haciendo que caiga, por suerte Kageyama logra agarrarme a tiempo.

-Ve a la cama- dice serio.

-Me estoy meando- digo en voz baja.

-Bueno, te ayudo- dice acompañándome hasta la puerta.

-Entra conmigo- me hace caso y para no incomodarme se queda mirando en dirección a la puerta, me bajo los pantalones y la ropa interior como puedo y me siento en el retrete. Siento que en cualquier momento me voy a desmayar, mi cuerpo cada vez es más pesado y mis fuerzas más débiles.

-Ayúdame, por favor- digo intentando levantarme, pero no soy capaz de moverme y mis piernas ni siquiera se pueden mantener en pie.

Él me obedece agarrándome para que no me caiga y mientras yo me levanto los pantalones, me doy cuenta de que está mirando hacia otro lado, gesto que agradezco enormemente. Encontrarme en esta situación es bastante vergonzoso.

Me lleva a la cama de nuevo y me vuelvo a acostar, me tiende la tostada y aunque ya está fría me la como igualmente.

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Por la tarde ya me encuentro mucho mejor así que decido irme a mi casa.

-Muchas gracias por todo, y perdona por darte el día, no has podido hacer cosas- digo enfocando mis ojos en un punto fijo del suelo mientras noto como voy sonrojándome.

-No me las des- dice seriamente.

El Rey de la PistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora