Hoy es otro día más que tengo que ir al entrenamiento. Siempre me da pereza tener que levantarme, pero luego me lo paso bien allí. Aunque tenga que ayudar en algunas cosas me divierto con todos ellos.
-¡Akiraaa!, ¿puedes llevarle las rodilleras a Kageyama?, que se las ha dejado el atontado- dice Hinata inhalando fuertemente aire debido al agotamiento del entreno- Esque Yamaguchi y Tsukishima se han ido ya, y como tú no vives muy lejos...-
-Bueno, de acuerdo, total hoy no tengo nada que hacer- respondo sonrientemente.
-¡Muchas gracias!- dice devolviéndome la sonrisa.
Cuando ya ha bajado el sol, es decir, sobre las siete de la tarde más o menos, decido ir a su casa para llevarle las rodilleras. La verdad es que me da bastante pereza tener que ir, ya que estaba tumbada en la cama sin hacer aparentemente nada. Me visto con un chándal para ir cómoda y me pongo las deportivas.
-¡Enseguida vuelvo!- grito para avisar a Kiyoko mientras cierro la puerta.
Cuando llego a su casa toco el timbre y pasan unos minutos hasta que me abren la berja del jardín, entro y me acerco a la puerta principal esperando que alguién la abra.
Al abrir la puerta me encuentro a Kageyama con el pelo despeinado y llevándo solo unos boxers. Mi mente se queda totalmente embobada ante esa imagen tan inesperada para mí y me doy cuanta de la situación cuando oigo su voz:
-¿Qué haces aquí?- pregunta con un tono molesto.
-Hinata me ha pedido que te traiga esto...- digo extendiendole sus rodilleras mientras agachando la cabeza intentando no mirarle a la cara debido a la vergüenza.
En ese momento una voz femenina se escucha bajando las escaleras. -¿Quién es Tobio?- dice asomándose a la puerta.
-Me ha traído ésto- dice señalando el objeto.
-¡Hola, yo soy Arimi, su mejor amiga, encantada de conocerte!- dice con una sonrisa de oreja a oreja. La chica tiene el pelo rubio, los ojos verdes, no es muy alta y a decir verdad es bastante guapa.
-Akira- menciono. -Bueno, yo ya me marcho, perdón por molestar- digo saliendo del jardín.
-¡Adios!- dice ella alegremente.
Después de ese encuentro decido ir un rato al parque para tranquilizarme y dar una vuelta ya que no tengo nada que hacer.
-¿Qué cojones hacían?-pregunto enfadándome. -Estaban... ¿follando?. Y a mi que mas me da, ¿por qué me molesta?, uff- digo dándome una palmada en la frente para quitarme esos pensamientos.
A lo lejos veo a Nishinoya sentado en un banco, así que decido acercarme a saludar.
-Ey, ¿qué haces por aquí, esperas a alguien?- pregunto, la curiosidad me mata por saberlo.
Él levanta la mirada de su teléfono y una sonrisa le aparece en su rostro.
-Sii- dice muy animado-
-Ooo, ¿una chicaaa?- pregunto féliz por él.
-Puede que sí, o puede que no- dice riéndose- Puedes sentarte mientras espero-
Hago caso y me siento con él. Los dos estamos un buen rato hablando y diciendo tonterías hasta que le llega un mensaje. Saca el móvil y sin darme cuenta leo el mensaje.
"Lo siento, no podré ir"
De repente el aura de Nishinoya cambia por completo y parece apenado después de leerlo, asique decido proponerle un plan para subirle un poco el ánimo.
-¿Que te parece si vamos a cenar?- pregunto mirando su cara triste. Mi plan parece funcionar ya que al oir esas palabras su rostro cambia drasticamente por completo. -¿Burguer?- pregunto emocionada.
-¡Sii, me encanta el burgueeeer!- dice dándo un salto y poniéndose en pie-
Como ya es tarde comenzamos a ir al burguer más cercano.
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El Rey de la Pista
FanfictionKageyama, el habilidoso y reservado colocador del equipo Karasuno, vive enfocado únicamente en su desempeño en la cancha. Sin embargo, su mundo da un giro inesperado al cruzarse con la hermana de una de las administradoras del equipo. A medida que s...