Kageyama
Ha pasado una semana desde el torneo y de todo lo que pasó aquella noche. De vez en cuando resuenan en mi cabeza las palabras que dijo Akira estando ebria: "Te quiero" y al pensarlo, un sentimiento extraño recorre todo mi cuerpo. Decidí no darle mucha importancia, ya que en ese estado es normal decir cosas sin sentido, pero no puedo evitarlo. Tampoco hay mal rollo entre Nishinoya y yo, seguramente él no se acuerde de nada, y por mi parte, tampoco pensaba en guardarle ningún tipo de rencor. Me alivia saber que todo está bien y que el equipo es más fuerte que nunca.
-¡Kageyama!- grita una voz un tanto aguda.
-¿Podemos hablar?- pregunta Akira insistente.-Lo siento, tengo que irme, en otro momento tal vez.- respondo saliendo rápidamente del pabellón.
Sí, la he estado evitando desde aquel día. No es que sea una actitud muy habitual en mí, pero creo que si me quedo a solas con ella perderé el control.
———————————————————————————
Akira
Llevo unos días intentando hablar con Kageyama sobre lo que pasó, tampoco quiero pedirle explicaciones, simplemente disculparme como es debido. Siempre que intento hablar con él huye poniendo alguna excusa y la verdad es que ya me estoy empezando a hartar de su comportamiento infantil.
Después de terminar el entrenamiento de hoy y de que huya despavorido como ha estado haciendo esta semana, vuelvo a casa con Kiyoko y me meto a la ducha mientras le doy vueltas al tema.
~He tomado una decisión~
-Kiyoko voy a salir- anuncio agarrando mi mochila.
-¿Quieres que te acerque a algún lado?- pregunta.
-No hace falta-
-Lleva cuidado- oigo a través de la puerta que ya he cerrado al salir. Por suerte, Kiyoko es una buena hermana mayor, es responsable, inteligente, y no se mete mucho en mi vida, solo lo justo y necesario.
Como decía antes, he tomato la decisión de venir a casa de Kageyama para hablar con él. Cuando estoy delante de su gigantesca casa, un escalofrío recorre mi cuerpo, y la incertidumbre de si tocar o no el timbre aparece en mi mente. Pero por lo visto, si quiero arreglar las cosas para que no haya mal rollo entre nosotros debo tomar la iniciativa, porque por su parte parece que no va a ser.
-¿Sí?- pregunta una chica joven de pelo negro.
-Hola, ¿está Kageyama? Esto... Tobio Kageyama- especifico, y un escalofrío vuelve a recorrer mi cuerpo al pronunciar su nombre.
-Ha salido y aún no ha vuelto- responde ella con una sonrisa.
-Entiendo, entonces luego volveré a pasar- digo a punto de salir de allí.
-No tardará mucho, si quieres puedes esperar aquí- sugiere. Por unos instantes dudo entre cual sería la mejor opción, si quedarme a esperar o irme, pero sé que si me voy ahora quizás no vuelva a venir.
-Está bien- acepto entrando en el inmenso jardín.
-Soy Miwa Kageyama, su hermana- comenta una vez ya estamos dentro de la casa. Las pocas veces que he venido a su casa siempre me ha provocado la misma sensación, de repente me siento intimidada, y eso no es que sea muy común en mí.
-Encantada, yo soy Akira Shimizu- digo siguiéndola hasta el salón. -Pero llámame Akira-
-¿Eres del club de voley?- pregunta un tanto emocionada diría yo, ya que manifiesta un pequeño brillo en sus ojos.
-Bueno..., no exactamente, mi hermana es administradora del equipo masculino, y yo le he estado ayudando- respondo moviendo mi pierna nerviosamente.
Después de una charla mientras comemos un pequeño tentempie me doy cuenta de que en comparación con Tobio, Miwa es mucho más alegre que él. Además, es fácil hablar con ella, siempre tiene algún tema de conversación, por no decir, que es mucho más divertida.
-La verdad es que Tobio lleva unos días un poco raro, está como en las nubes- dice su hermana cambiando de repente de tema.
-¿Sí?- pregunto. -En los entrenamientos sigue como siempre, no suele tener fallos. -respondo pensativa-
-Akira..., ¿por qué has venido?- pregunta con preocupación. Ante esta pregunta noto como el calor sube hasta mi cara haciendo que mis mejillas se coloreen.
-Yo...-
-¿Vienes a declararte?- pregunta cortándo mi frase.
-¡No!- niego rápidamente con un pequeño grito, cosa que hace reir a Miwa.
-Solo era una broma- dice riéndose todavía por mi reacción. -No tienes por qué decirmelo- comenta calmándose.
-Yo..., solo vengo a disculparme. He intentado hablar con él después de los entrenamientos o en los descansos, pero siempre me ignora o salta con alguna excusa- respondo cabizbaja.
En ese momento, ambas escuchamos como la cerradura de la puerta gira. Dos posibilidades aparecen en mi cabeza: que sea algúno de los padres de Kageyama, o que sea él; y por un momento deseo que sea la primera opción.
-¿Miwa qué haces hoy aquí?, pensaba que no vendrías hasta mañana- le dice a su hermana que se ha acercado hasta la puerta para recibirlo. Unos segundos más tarde se percata de mi presencia, aún sentada en el sofá. -¿Y tú que haces aquí?- pregunta con un tono frío.
-Yo...- un nudo en la garganta me impide hablar.
-Quiero hablar contigo- respondo poniéndome en pie.-Tú y yo no tenemos nada de lo que hablar, vete a tu casa- menciona mientras da un portazo con la puerta del baño.
Después de esta pequeña actuación, creo que ha sido un grave error por mi parte querer venir a arreglar las cosas, no sé en que mierda estaba pensando. Mientras me dirijo al recibidor para salir de aquella casa Miwa se interpone en mi camino.
-Tú no te vas- dice colocándome las palmas de las manos en mis hombros.
-Miwaa- respondo con tono infantil.
-Como hermana mayor que soy, no puedo hacer como que no he visto nada- me comenta. -Mira, tengo una idea, harás todo lo que yo te diga- explica. Yo, no muy convencida escucho su plan.
ESTÁS LEYENDO
El Rey de la Pista
FanfictionKageyama, el habilidoso y reservado colocador del equipo Karasuno, vive enfocado únicamente en su desempeño en la cancha. Sin embargo, su mundo da un giro inesperado al cruzarse con la hermana de una de las administradoras del equipo. A medida que s...