Para la vuelta a casa cada uno coge su correspondiente tren, yendo en el mío Tsukishima, Yamaguchi, Kageyama y yo.
-Voy al baño un momento- digo al bajarnos del tren para que me esperen Tsukishima y Yamaguchi, ya que como he mencionado otras veces, Tsukisima, Yamaguchi y yo vivimos en la misma dirección.
Al salir del baño me encuentro a Kageyama apoyado en la pared de enfrente mientras mira su móvil.
-¿Aún sigues aquí? ¿Y Tsukishima y Yamaguchi?- pregunto buscándoles con la mirada por toda la estación.
-Se han ido- dice sin apartar la vista de su teléfono.
-¡Joder, que imbéciles!, me podrían haber esperado sabiendo que vamos en la misma dirección. Bueno me marcho antes de que se me haga más tarde, ¡hasta luego!- digo comenzando a andar.
-Espera, te acompaño, como has dicho ya es tarde y... no querría que por mi culpa te pasase algo- dice agarrando mi brazo suavemente.
Acepto su propuesta sin rechistar y ambos comenzamos a andar sin decir nada, sin ningún tema de conversación, hasta que oigo su voz suavemente.
-Esto... lo del otro día, olvídalo ¿vale?- dice parando de repente y mirándome a los ojos de forma muy intensa.
-¿El qué?- digo mirándolo sin entender nada.
-Lo que pasó cuando me devolviste mis rodilleras- responde bajando la cabeza.
-A mí eso no me incumbe, tu puedes hacer lo que quieras con tu vida- digo comenzando a andar nuevamente.
-Lo sé, pero...-
-Deja ya el tema- digo alejándome cada vez más de él.
Volvemos a retomar el ritmo que llevábamos al principio y vuelve el silencio que había, es algo incómodo, pero a la vez me siento tranquila a su lado. Pasados unos 15 minutos llegamos a la puerta de mi casa.
-Gracias por acompañarme- digo buscando las llaves en mi bolso.- ¡No me lo puedo creer, me las he dejado esta mañana, mierda!
-¿Por qué no timbras y ya está?- dice serenamente.
-¿Por qué no hay nadie?- comento sarcástica -Kiyoko está en casa de una amiga estudiando y mi padre aún sigue trabajando. Ya sé, le diré a Yachi si puedo quedarme con ella hasta que lleguen- digo pensativa.
-Quedate en mi casa- dice mirándome a los ojos de forma tranquila.
-¿Estás loco?- pregunto sorprendida por su propuesta.
-Si no me equivoco, Yachi vive bastante lejos de aquí y ya es demasiado tarde.
-Mmh... bueno tienes razón- digo cabizbaja comenzando a andar.
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-Como me duelen los pies- susurro de forma casi inaudible mientras tengo mi vista fijada en el suelo. En ese momento Kageyama se para delante de mí y se agacha un poco señalándome su espalda.
-Sube-
-¿Qué?, no hace falta, aguanto un poco más- digo negándole con la cabeza a la vez que me sonrojo.
-No queda mucho, podré contigo, no seas tonta y sube- dice con un tono brusco, por lo que acepto su propuesta y me subo a su espalda.
Cuando llegamos me fijo en que la casa de Kageyama es bastante grande, tiene dos pisos y varias habitaciones.
-Te puedes duchar si quieres- dice dejando nuestras mochilas en el recibidor.
-¿Y tus padres?, ¿no vives con ellos?- pregunto al ver que en la casa no se encuentra nadie.
-Están en un viaje de negocios, la mayoría de veces están fuera de casa, por eso estoy acostumbrado a estar solo. Bien, aquí está el baño, y aquí tienes una toalla seca.
-Gracias- digo sonriéndole.
Cojo mi mochila y me meto al baño para ducharme.
-¡Joder!, se me ha mojado la ropa limpia tío, ¿me puede salir algo bien hoy?, menos mal que la ropa interior se ha salvado- digo un poco más aliviada.
-¡Kageyama!- grito entreabriendo la puerta.
-¡KAGEYAMAAAAA!- vuelvo a gritar al ver que no hay respuesta. Salgo del baño en su busca para preguntarle si puede darme algo de ropa.
-¿Kageyama?, perdón por molestarte tanto pero ¿me podrías prestar alguna camiseta vieja o algo?, esque se me ha mojado en la mochila...- digo enrollada en la toalla y muerta de vergüenza notando como me pongo colorada.-Voy a ver, sube- me dice mientras sube las escaleras . -A veeer... creo que esto servirá- dice dándome una camiseta blanca de manga corta.
-¿Y los pantalones?- pregunto al ver que cierra el armario.
- Con eso te bastará, es bastante larga y además tú eres muy baja-
-Quiero unos pantalones- exijo.
-Estáa bieen...- suspira buscando de nuevo en el armario unos pantalones que me puedan valer- Los únicos que tengo son estos, si te amarras el cordón no se te caerán- dice dándome sus pantalones del equipamiento del Karasuno.
Me visto y recojo mis pertenencias del baño para que él pueda ducharse. Luego decido ir a la cocina para ver si tiene algo para cenar.
-He echado el agua que tenías calentando en los Yakisoba- digo girándome y poniendo los bols en la mesa. Cuando levanto la mirada me encuentro en la puerta de la cocina a Kageyama secándose el pelo con una toalla.
- ¿No te pones camiseta?- pregunto al ver su torso desnudo.
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El Rey de la Pista
FanfictionKageyama, el habilidoso y reservado colocador del equipo Karasuno, vive enfocado únicamente en su desempeño en la cancha. Sin embargo, su mundo da un giro inesperado al cruzarse con la hermana de una de las administradoras del equipo. A medida que s...