Después de un trayecto más largo de lo que debería haber sido llegamos a mi habitación. Abro la puerta con mi tarjeta y nada más entreabrirla Akira pasa corriendo a mi lado dándome un pequeño empujón, seguidamente de ésto, oigo de nuevo el desagradable ruido. Otra vez está vomitando.
-Deberías ducharte- comento apoyado en el marco de la puerta ya que veo que ha terminado de vomitar. En cambio, ella no suelta ninguna palabra, se mantiene estática ante el retrete. Unos minutos más tarde, que pasan muy lentamente a mi parecer, comienza a desvestirse, por lo que decido cerrar la puerta y esperar tumbado en mi cama. No sé si será lo mejor, pero creo que le ayudará a espabilarse un poco.
Al ritmo que lleva, sé que la ducha tardará mínimo unos 25 minutos, por lo tanto, me levanto de la cama y busco en su bolso la tarjeta de su habitación. Creo que si le traigo algo de ropa limpia se sentirá mejor, y por suerte, aun me acuerdo de la maleta que lleva.
Al llegar a la habitación oigo como la ducha todavía sigue en marcha, por lo que me siento en la cama a esperar. Repentinamente un estruendo sale del baño, acelerado me levanto de un salto y toco la puerta del baño mientras la llamo. No hay respuesta. Insisto nuevamente, pero al no obtener respuesta le aviso de que voy a entrar. Cuando entro el vapor inunda el baño impidiéndome ver con claridad. Al bajar la vista la encuentro goteando sentada en el suelo, mientras una toalla cubre parte de su cuerpo, seguramente se haya resbalado al salir de la ducha.
Le ayudo a levantarse cuidadosamente tirándo de sus brazos mientras evito ver su cuerpo desnudo girando mi cabeza hacia un lado y luego cerrándo los ojos. Cojo del suelo la toalla que se había caído y le comunico de nuevo que voy a salir esta vez del baño, pero una mano húmeda tira de mi camiseta haciendo que me de la vuelta hacia ella.
-Esta bien...- agarro la toalla y manteniendo los ojos cerrados intento secarla como puedo. Por último, cojo una de mis camisetas limpias que tengo por aquí y se la coloco. Una vez "vestida" se dirige a mi cama para tumbarse.
-Tendrías que terminar de vestirte antes de dormir- comento, ella en cambio suelta un pequeño gruñido. Cojo su ropa interior que había dejado sobre la cama y me dispongo a ponérsela para que se sienta más cómoda.
-Te prometo que no te voy a mirar- tras esas palabras vuelvo a girar mi cabeza a un lado y cierro los ojos, las llemas de mis dedos rozan su suave piel haciéndo que todos los pelos de mi cuerpo se pongan de punta. Continúo poniéndole esta vez los calcetines, levanto con delicadeza uno de sus pequeños pies y termino con el segundo. Desisto de ponerle los pantalones ya que va a ser una tarea más compleja, así que me meto en la cama para descansar, es cuando nada más meterme apoya su cabeza en mi pecho y noto como los latidos de mi corazón se aceleran.
¿Qué mierda me has hecho Akira?
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A la mañana siguiente, cuando me despierto, Akira continúa durmiendo placidamente, por lo que decido salir al pasillo del hotel y comprar unas galletas en la máquina expendedora. Todavía es temprano, lo cúal hace que apenas se vea movimiento de gente. Cuando vuelvo a mi habitación, veo que se ha despertado, pero sigue en la cama metida.
-He traido algo de comer- menciono levantando sutilmente mi mano, ella al escuchar mi voz se endereza en la cama apoyando su espalda en el cabecero.
-Gracias- responde al ofrecerle uno de los paquetes de galletas. -Kageyama...- me llama mientras comienza a abrir sus galletas, a lo que yo respondo con un leve sonido causado por mi garganta. -No me acuerdo de nada- dice titubeando.
Volteo mi cabeza para mirar sus grisáceos ojos y me encuentro con una expresión de extrema preocupación -No tienes nada de lo que preocuparte- menciono en un tono relajado, e instantaneamente noto como los músculos de su cara comienzan a relajarse.
-Me voy a mi habitación- dice una vez ha terminado de comer, cuando se levanta de la cama, me doy cuenta de lo grande que le queda mi camiseta y del despeinado pelo que lleva, pero aún en esas condiciones es perfecta. -Esto..., voy a cambiarme- comenta sacándome de mis pensamientos, y acto seguido entra en el lavabo con su ropa.
Dejo mi cuerpo caer en la cama y cubro mi cara con las palmas de mis manos, una nube espesa me impide pensar con claridad.
¿Que mierda me pasa?
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El Rey de la Pista
FanfictionKageyama, el habilidoso y reservado colocador del equipo Karasuno, vive enfocado únicamente en su desempeño en la cancha. Sin embargo, su mundo da un giro inesperado al cruzarse con la hermana de una de las administradoras del equipo. A medida que s...