Capítulo 14

113 7 0
                                    

Ha pasado poco menos de un mes desde que celebramos el cumpleaños de Hinata, pero no ha pasado gran cosa en este tiempo. El equipo ha seguido entrenando y mejorando sus habilidades para demostrarlo mañana. Ahora mismo son las 11 de la noche y mañana tenemos una de las competiciones más importantes, por este motivo nos encontramos en Tokio.

-¿Qué haces a estas horas despierta?- pregunta una voz masculina poniéndose en la máquina expendedora de al lado. Cuando giro mi cabeza para ver quién me habla me doy cuenta de que es Kageyama.

-Tenía hambre, ¿y tú?- pregunto cogiendo las patatas que me acabo de comprar.

-No puedo dormir- dice cogiendo un mini cartón de leche. -Oye... ¿Hinata está en tu habitación con Yachi no?- pregunta dándo un sorbo a su tetrabrick.

-No lo sé, yo estaba en la habitación de Nishinoya y Tanaka- digo empezando a ir en dirección hacia mi habitación.

-Espera- dice agarrándome de la muñeca suavemente haciendo que me gire para mirarlo
-Vente a mi habitación-

-No creo que tengamos mucho de lo que hablar tú y yo- digo sarcásticamente.

-Eso no lo sabemos- dice mirándo mis ojos, en ese momento comienza a andar hacia su habitación que se encuentra en el pasillo contrario al mío.

Para mi sorpresa, cuando entro, la habitación está bastante ordenada, aunque las limpiadoras hagan todo el trabajo, me la esperaba mucho más caótica. Las dos camas están deshechas, y tanto los macutos de deporte como la ropa están guardados en el armario; sobre el escritorio tienen alguna que otra botella de agua y sus correspondientes cargadores del móvil; y en la cristalera se encuentra el jacuzzi con algunas toallas tendidas.

-Voy un momento al baño, siéntate si quieres- Obedezco y me siento en el borde de una de las camas mientras termino de comerme mi bolsa de patatas y escucho como se lava los dientes.- ¿Te importa si me meto en el jacuzzi?, esque llevo los músculos destrozados.- dice quitándose la camiseta mientras me mira. Yo niego rápidamente con la cabeza y bajo la mirada a mi móvil.

~Mensaje de Kiyoko: me he encontrado con una amiga del instituto, me quedaré un rato en su habitación, no te acuestes tarde~

Respondo el mensaje y seguidamente miro hacia Kageyama, él se encuentra mirando hacia las vistas que nos brinda el hotel. La verdad es, que creo que nunca había contemplado unas vistas tan maravillosas, desde esta altura se pude apreciar gran parte de la ciudad, y al ser de noche, Tokio se ve precioso tan iluminado.

-Oye- digo captando su atención- se hacer algún que otro masaje, si quieres puedo intentarlo.- Antes de que pueda decir nada me coloco detrás de él y comienzo a masajearle el cuello. Auque su cuello permanece relajado, sus músculos están bastante tensos, por lo que hago mi mejor esfuerzo en disipar la carga.

-Ahí estarás incómoda, es mejor que te metas dentro- dice de forma relajada.

-No llevo ropa de baño- menciono sin parar de masajearle.

-A mí eso sabes que me da igual- responde dándose lentamente la vuelta para mirarme a la cara.

Observo como cierra los ojos, así que decido quitarme la camiseta y los pantalones, quedándome en ropa interior. Mientras él sigue con los ojos cerrados, voy entrando cuidadosamente en el agua quedando él de espaldas a mí. La temperatura del agua es bastante caliente, me siento lentamente sintiendo como mi cuerpo se humedece y mi temperatura corporal aumenta por el agua.

-Continúa- me pide una vez estoy casi colocada. Me acerco unos centímetros más para estar lo más cómoda posible y comienzo de nuevo a masajearle siguiendo por dónde me había quedado. -Lo haces bastante bien- dice con un tono tranquilo.

-Quiero estudiar fisioterapia- digo tranquila, aunque noto como el ambiente cada vez se tensa más. En ese momento Kageyama se gira quedando cara a cara el uno con el otro.

-Entonces sé mi fisioterapeuta personal- dice acortando el poco espacio que nos separa mediante un intenso beso. Me sienta sobre sus piernas haciendo que note como su miembro se endurece mientras va dejando un camino de besos desde mi cuello hasta mi clavícula. Con una mano intenta deshacerse de mi sujetador, pero corto su acción tirándole del brazo para que no lo haga. Él no insiste y continúa besándome hasta que en un momento se detiene y me mira dulcemente, desvaneciendo toda la lujuria que en su rostro se apreciaba.

-Oye..., eres preciosa, y estoy seguro de que todas las partes de tu cuerpo también lo son, pero si aún no estás preparada para mostrar esas partes, lo entiendo ¿vale?- En ese momento noto como me pongo colorada y siento que sus brazos me rodean la espalda abrazándome.

~Quiero que te sientas lo más cómoda posible conmigo.~

Después de esas palabras me levanta en peso haciendo que salgamos del agua, me ofrece una toalla y comenzamos a secarnos.

-Ten, ponte una camiseta limpia- dice estirando la mano. Observo como se da la vuelta dándome la espalda por lo que comienzo a quitarme mi ropa interior para no mojar la camiseta al ponérmela. La sensación de no llevar nada en la parte de abajo es algo extraña, pero por suerte al ser demasiado larga no se ve nada. Cuando me doy la vuelta Kageyama sigue mirando hacia el otro lado y por lo que veo también se ha cambiado y se ha puesto unos pantalones.

- Ya estoy- murmuro mirando hacia el suelo. Él se acercarca a mí haciendo que sus labios se unan con los míos de nuevo.

-Te queda muy bien mi camiseta- dice separándose tan solo unos milímetros de mi boca. En ese momento me levanta con sus brazos haciendo que me agarre con mis piernas a él, y me tira delicadamente en la cama quedando él encima de mí mientras continúa besándome, esta vez de una forma más apasionada.

El calor aumenta por mi cuerpo y va recorriendo cada parte de mi ser. Veo como se aleja de mi cara y comienza a bajar lentamente por todo mi cuerpo, pero antes de que llegue a mi zona íntima le tiro sutilmente del pelo impidiendo que lo haga.

-Te prometo que voy a tener los ojos cerrados en todo momento- dice mirándome, su cara expresa un deseo exorbitante. Niego con la cabeza nuevamente, por lo que él comienza a subir hasta la altura de mis labios besándome una vez más.

-Tranquila, no voy a hacer nada que tú no quieras- susurra en mi oído haciendo que mi piel se erice, a la misma vez que noto como comienza a masajear con delicadeza mi clitoris. Segundos después introduce sus dedos y poco después su miembro viril.

Una vez hemos terminado se tumba a mi lado mirándome directamente a los ojos sin decir nada, inesperadamente me abraza haciendo que mi cabeza quede apoyada en su pecho.

Aunque pasan varios minutos sigue sin soltarme, a decir verdad, no estoy nada incómoda, es una sensación reconfortante, como si alguien estuviera protegiéndome de cualquier peligro.

-Tengo que irme a mi habitación- digo levantando la cara para mirarle a los ojos.

-Quédate un rato más- dice sin soltarme, por lo que no me opongo y cierro mis ojos para dormir aunque sea un par de horas.

El Rey de la PistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora