When you smile.

Capítulo 10

Percy POV:

A las 10 ya todos se habían dormido, menos yo. Me vestí y me dirigí hacia establo. Cuando llegué ella ya estaba ahí, sentada en un asiento. Pero estaba tan absorta en sus pensamientos que no se percató de mi llegada; aproveché el momento. Fui por detrás y la agarré por la cintura, se paró y se dio la vuelta, me empecé a reír antes de darme cuenta que estábamos a tres centímetros de distancia y todavía la agarraba de la cintura. Paré de reírme y la solté.

-Eres un sesos de alga!- estaba roja de la furia, tenía miedo de que me fulmine con la mirada, pero su cara de susto volvió a mi mente y empecé a reírme de vuelta.- No entiendo la gracia!-

- Es que tu no te has visto, fue algo así como...- imité su cara y volví a reírme, aunque esta vez ella también lo hizo. Era más linda cuando se reía... por qué dije eso?. Cuando terminamos de reírnos nos sentamos- Por qué me has llamado?- Se puso seria otra vez.

- Es que...- no llegó a terminar la frase cuando escuchamos un ruido. Y otro. Nos pusimos alerta. Otro ruido mas fuerte. Nos miramos y salimos del establo, pero me arrepentí al instante de haberlo hecho. Afuera había un... algo, mitad hombre mitad toro. Nos escondimos detrás de la paja.

- Es un minotauro- susurró la rubia.

- Cómo lo sabes?- la miré.

- Que, acaso no prestas atención a la clase de mitología?- sus ojos grises parecían una tormenta.

- En realidad es en la única materia que me va bien-

- Agh, solo olvídalo.- se asomó a mirar y se escondió rápido- Se está acercando, tenemos que planear algo rápido-

- Y algo como qué, se puede saber?-

- Tendré que pensar todo yo?- me miró resentida

- No te alteres, solo preguntaba- iba a hablar pero la interrumpí- En serio vamos a seguir peleando?- dijo algo para sí y se asomó a ver otra vez

- Maldición, está...-

- Aquí- gritó el minotauro. Nos lanzó un manotazo. Agarré a Annabeth y nos corrimos. Rodamos por el piso y quedé arriba de ella, su corazón latía a mil por hora. Nos iba a pegar otra vez, pero esta vez Annabeth fue la que reaccionó y rodó poniéndose ahora arriba mio. Se levantó y me ayudó a mi a hacerlo.- Pero miren quien está de vuelta, Perseus Jackson y su noviesita Annabeth Chase-

- No somos novios- Dijimos a la vez... no otra vez.

- Como conoces nuestros nombres?- pregunté desafiante, demasiado para estar hablándole a un monstruo de 2 metros y medio de altura.

- Con que tenían razón...- dijo mas para sí mismo que para nosotros.- el hijo del mar y la hija de la sabiduría han vuelto.- a estas alturas mi cabeza iba a explotar; ¿hijo del mar y la sabiduría? ¿que coño deliraba este tío?.

Annabeth lo miraba fijamente, pero con eso no alcanzaba, había que actuar. Repasé el lugar con la mirada: una soga colgando de los techos, era mi oportunidad. Corrí y pasé por de bajo de sus piernas agarrándome de la cuerda y subiéndome a su cuello. Annabeth quedó impresionada. Esquivé un intento de atrape y aprovechando que estaba distraído la rubia tomó la soga cuando dio un paso para atrás. Perdió un poco el equilibrio teniendo que sostenerse con un árbol. Tenía que buscar algo para defenderme. Observé su cuerno (único por cierto) y luego a Annabeth que entendió perfectamente lo que planeaba hacer. Me aferré a su cuerno y a la planta; ella lo miró.

- ¿Que pasa grandullón, tienes miedo de unos niñatos o ya estás muy cansado para seguir peleando?- Gruñó y dio un paso para adelante queriendo correr, mala idea, el cuerno se desprendió fácilmente de su horrible cabezota.

Pegó un grito ahogado y se agachó. Me tiré del árbol del que había estado colgando hace un momento, aterricé en su espalda y le clavé el cuerno. Se hizo polvo y yo caí al suelo con mi arma todavía en la mano.

- Percy!, ¿estás bien?- Annabeth estaba al lado mio.

- Si ver doble y que te duela todo el cuerpo es normal, entonces estoy perfecto-

- Eres un sesos de alga, déjame ayudarte- me trató de levantar poniéndome su mano en la espalda, pegué un grito y ella me soltó rápidamente, la cicatriz me había empezado a doler de vuelta- ¿Qué tienes?-

- No es nada- le dije levantándome con un gesto de dolor.- ¿Cómo haremos mañana?-

- ¿Pretendes que nos quejemos con la directora diciéndole que un minotauro se coló al instituto? porque yo creo que no. Solo hagamos de cuenta que esto no sucedió, o por lo menos hacedlo hasta que encuentre una respuesta, y mientras tanto no me hables.- después de decir eso se fue y me dejó solo en medio de todo este desastre de lugar.

Cuando llegué al cuarto eran las 12. Me di una ducha y todos los músculos de mi cuerpo se relajaron y el dolor punzante de la cicatriz cesó. Al terminar me fui a acostar, estaba tan agotado que no terminé de apoyar mi cabeza en la almohada que ya me había dormido, dando entrada libre a las pesadillas.