Capítulo Quince

13 6 0
                                    

〖Escuchar voces se ha vuelto costumbre pero las escucho más fuerte ahora

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

〖Escuchar voces se ha vuelto costumbre pero las escucho más fuerte ahora...〗


Quinceavo encuentro: Apartamento de Johan Smith


No he querido salir de mi apartamento hoy, no paro de pensar en aquel sueño que tuve hace unos días. Ya casi se cumple cuatro semanas desde mi entrevista policial pero eventualmente sigo escuchando aquella voz en mis pesadillas, no se parece en nada a la de él.

—Buenos días, Johan. —Dijo Morgan a mi lado en la cama.

Estaba recostado pensando en ese instante.

—Hola, Morgan. —Le respondí de forma secante.

—¿Te molesta algo? —Acomodó su cabeza en mi pecho y pasó su mano sobre este jugando con la tela de mi camiseta.

—No. Es algo que me he estado preguntando desde mi entrevista.

—¿Con el psicólogo? ¿Qué pasa con eso?

—Recuerdas que después de unos minutos enloquecí, ¿Verdad?. Creo que empiezo a escucharlo de nuevo. Susurrándome. Mirándome. Intentando controlarme.

Notaba como Morgan no lograba encontrar frase que me reconfortaría de mi pensamiento. Parecía que ella sabía más de lo que me decía pero aun así se lo guardara buscando no preocuparme con ese tema.

La risa de eso me hacía estremecer pues temía que tomara el control de mi habitación mental. Mi habitación limpia y ordenada donde nadie más que Morgan entraba. Todo era pulcro, organizado, ni un detalle se escapaba de ser visto pues todo estaba bien. Ese bien que se arruinó al ver como él entraba sin previo aviso a mi habitación mental, entró dejando nada más que desorden en esta.

—Johan, te has quedado perplejo por cinco minutos. ¿Qué pasa?.

—... Nada... ¿Te parece bien si salimos con Jennie? —Me levanté de la cama y me puse mis zapatos para salir.

—¿Y ese cambio tan repentino sobre salir, Johan? —Se levantó y se quedó junto a mí.

—Sólo quiero un poco de aire fresco, me haría bien salir con alguien después de una semana completa en mi apartamento sin comunicación. —Cierto, no he salido ni siquiera para ver la luz del sol. Tengo las persianas cerradas todo el día y sólo las abro en las noches para contemplar la luna durante horas. Tampoco he comido muy bien últimamente.

Mi habitación es un desastre tal cual lo es mi mente ahora. No se calla. Sigue en medio de ella mientras me acorralo con la espalda contra el límite de mi pensamiento. Sigo sin entender su forma pero tiene mi estatura, de ojos blancos que presenta al infinito en ellos y las múltiples vidas que ha tomado. Una sombra oscura y finita que me agobia pero sin asustarme. No le temo pero de igual forma no lo quiero cerca.

Tomé mi chaqueta para cubrirme un poco del frío afuera y salí de mi apartamento junto a Morgan, podía sentir los pasos de él siguiéndonos de camino a la casa de Jennie. Sus pasos eran fuertes que me hacían desear no darme la vuelta de la curiosidad que sentía, me ha recordado que no me he arreglado para salir mostrándome mi reflejo en un charco de la calle. Tengo algunas ojeras por desvelarme en las noches, mi cabello algo desarreglado, mi color de piel se había vuelto más pálido por la falta de sol y la falta de píldoras me ha hecho un desastre pues no tengo forma de saciar mi necesidad de calmarme.

Aquella Necesidad. Una necesidad que no puede seguir tratándose con píldoras y tratamiento, se requiere algo más para calmar las pesadillas que tengo al estar despierto y consciente de cada paso que doy hasta mi próximo calmante: Jennie. Toqué la puerta al llegar a su casa, Morgan no me había dirigido ni una palabra en el camino pero me parecía mejor, no siento ganas de conversar pues lo único que siento es mucha hambre...

—Hola, Johan y Morgan. —Jennie me abrió la puerta por completo al ver que éramos yo y Morgan—. ¿Te habías extraviado?

—Sólo he estado desconectado un tiempo. —Respondí.

—El suficiente tiempo para estar cerca mía. —Añadió Morgan.

—No he sabido de ti por una semana larga, Erik también estaba preocupado por ti y sobre todo Samantha que wow, se apareció en mi puerta hace dos días preguntando por ti. No comprendo como sigue enterándose de todo lo que te pasa, Johan. —Nos dio paso a su casa y entramos dejando que ella cerrara la puerta—. ¿Cómo habéis estado esta última semana?

—Cansado y con hambre, no he salido para nada hasta hoy. —Me gusta ser honesto con Jennie a pesar de que le estoy mintiendo un poco... Sentí como él posaba su mano en mi hombro mientras seguía mirándome fijamente, le devolví la mirada de reojo y un sentimiento de recelo invadió mi cuerpo. Él era como yo y yo era como él.

—Johan, ¿Estás bien? —Preguntó preocupada Jennie.

—Ha estado así hoy, Jennie. —Morgan contestó.

—Estoy bien... —Dije al fin mientras seguía mirándolo—. No comer bien me hace alucinar... ¿Te parece bien si como algo? —Sonreí casi de forma forzada esperando que Jennie se distrajera con algo que no fuera yo.

—Claro, no me molesta. Déjame prepararte algo para comer y estaré contigo al instante por ahora descansa un poco o explora la casa para entretenerte. —Me dio un beso en la mejilla antes de irse a la cocina.

Ya me encontraba totalmente libre para distraerme de ese yo que no soy yo... Me quedé mirando un poco la casa pues normalmente no conocía mucho de su nueva casa, sólo su habitación y la sala de estar. Me fui en busca del baño pues Morgan se quiso quedar abajo esperándome, al parecer estaba subiendo las escaleras pero a mitad del camino no podía evitar sentirme pesado y mareado...

—Johan. Deja de evitarme. —Dijo él.

—No te escucharé... No soy tú... —Intenté seguir subiendo hasta toparme de frente con él al pie del último escalón.

—No puedes evitarme para siempre, ahora soy parte de ti por tu egoísmo. Con el poder que tengo sobre ti ahora estás lo suficientemente débil de mente para tomar el control por completo fácilmente pero no tendría nada de divertido.

—¿Qué quieres de mí? No puedo ofrecerte nada para que salgas de mi cabeza... —Me agarré la cabeza comenzando a sentir dolor—. ¡Mierda, para! ¡No sigas!

—No pararé hasta que te unas a mí, te aseguro que no volverás a sufrir por nada. Por nadie. Nunca más.

—¡Para de una jodida vez! ¡Yo nunca me uniré a ti! ¡Nunca lo haré! ¡Sólo déjame en paz! ¡SAL DE MI CABEZA! —Comencé a llorar del dolor de cabeza cayendo sobre mis rodillas, sintiéndome inofensivo e inútil frente a él hasta que desapareció—...Por favor...

—¡Johan! ¿Qué te pasa? —Morgan había subido las escaleras junto a Jennie, ella levantó mi mirada cansada y mi cara pálida que con lágrimas de dolor mis mejillas se decoraban. 

Ambas estaban preocupadas por mí a pesar de todo. Estaban preocupadas por un monstruo.




...Lo estaban...

·Dear Johan· [Segundo Libro]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora