—Buenos días, Señor Gaipa —Alan entregó su mano al cliente que tenía en frente, percibiendo el nerviosismo del menudo joven cuando ambas manos se encajaron—. Me alegra que finalmente podamos vernos de nuevo —ensanchó su sonrisa para apaciguar su tensión.
—Siento la demora —Gaipa realizó una pequeña reverencia con la cabeza—. Realmente pensé que nos reuniríamos antes —desvió su mirada con nerviosismo.
—Es comprensible —mostró una sonrisa amable al muchacho y asintió—. Sobrellevar el duelo tras la pérdida de su madre se hace dificultoso cuando existe tanta burocracia de por medio —el chico le sonrió nervioso de nuevo, rehuyendo su mirada—. De nuevo, lamento haberle tenido que pedir que se desplazara para terminar con el papeleo.
—No importa. Lo entiendo —asintió.
Alan invitó al muchacho a su oficina, tomando asiento mientras le presentaba los últimos papeles que debía firmarle para que los seguros y el fondo bancario de su madre pudieran pasar a su único heredero.
Le entristecía aquella situación y comprendía el dolor por el que Gaipa estaba pasando.
Durante su adolescencia, había perdido a su padre tras una larga enfermedad degenerativa. Incluso sabiendo que aquel tumor cerebral era inoperable y que el tiempo de vida de su progenitor era escaso, ninguna charla con los médicos, de su padre o su propia madre lo habían preparado para afrontar su pérdida.
Aunque el raciocinio le llevara a considerar que la muerte era el regalo que le esperaba a su padre tras los graves dolores que lo aquejaron, e incluso la demencia que lo había golpeado en su última etapa, convirtiéndolo en una persona completamente diferente, el Alan de trece años había querido mantener todavía a su padre con vida.
A pesar de lo anterior, Alan había reprimido todas sus emociones y las había hundido en su interior. Tras la muerte de su padre, su familia se encontraba severamente endeudada, por lo que no podían permitirse cuidar de un adolescente problemático. En su lugar, su madre tuvo que pluriemplearse, uniéndosele su hermana, que tuvo que abandonar sus deseos de continuar con sus estudios. No pudiendo ayudarlas económicamente, Alan creyó que, por el momento, su único apoyo se basaba en aparcar su malestar.
Tenía que seguir manteniendo su papel de alumno e hijo modelo, por lo que se dedicó a seguir estudiando para obtener las mejores notas de su clase, ganando en consecuencia becas que le facilitaron los estudios superiores.
Gaipa le recordaba a él en ciertos aspectos.
Sabía que el muchacho había perdido a su padre anteriormente y ahora se encontraba huérfano también de madre. Aunque intentaba mantenerse estoico, podía ver lo rojos que tenía los ojos por el exceso de lágrimas que habría vertido en los últimos días. A pesar de que había estado presente en el funeral de su madre, observando la gran cantidad de asistentes que se habían traslado al lugar, el proceso para recuperarse de una pérdida resultaba personal e intransferible, por lo que se trataba de una actividad que siempre se sufriría en soledad.
— ¿Cómo se encuentra? —le preguntó, entregándole un bolígrafo para la firma.
Gaipa agarró con avidez el instrumento, jugando con él entre sus dedos de forma repetitiva.
—Creo que mejor. Aunque depende del día —rio, sonando como una trágica melodía—. Por las mañanas siempre lo sobrellevo mejor que por las noches —inició el trazo de su firma.
—Los ecos de la noche.
El menudo hombre paró en seco el movimiento de su muñeca y alzó la mirada, parpadeando confuso.
— ¿Cómo dice?
—Yo lo llamo así —rio Alan—. Cuando mi padre falleció, me solían mortificar mis propios pensamientos y, como se repetían de forma obsesiva, me recordaban al sonido del eco —negó con la cabeza—. El ruido del día a día cubre gran parte de este eco, pero el silencio de la noche... —chasqueó la lengua— Suele potenciarlo.
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Lo que no nos explicaron (AlanGaipa)
Hayran KurguAmbos estaban intentando superar sus respectivos duelos: uno, ante la ruptura de la relación sentimental que más le había marcado; el otro, la pérdida de su madre. Ambos se sentían solos... hasta que sus caminos se cruzaron. Pequeño fanfic sobre la...