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Narrador omnisciente

Transcurren los días y Jorge se ahoga en los efectos del alcohol,  los encuentros de las pandillas has ido aumentando, convirtiendose en un ser irracional que solo aparece por la casa de su futuro esposa a dormir.

La chica suele esperar por el cada noche, pero cuando el chico regresa ella duerme en el sofá, acción que se le hace tierna al verla, suele observarla dormir, se pregunta si en algún momento llegará amar,  con su futura esposa han cambiado las cosas.

Simplemente no puede decir que la ama.

Y como cada noche la lleva a la cama y luego el desaparece en el cuarto de invitados.

Aunque la última noche le tocó a el esperar por ella hasta que sobresaltada cruzó la puerta.

El chico intento interrogar su nerviosismo pero la chica como toda una profesional se escusa del tema al punto de encerrarse en su cuarto.

Los puños de Jorge golpean el saco de boxeo adaptado en el gimnasio interno de la lujosa casa, estos días para Jorge han Sido los peores.

Algo que el chico agradecía de la chica, es que sabia darle espacio, aunque Tory deseaba cumplir su rol de prometida, el chico siempre solia interponer una barrera entre ellos así que era preferible esperar a que èl quisiera hablar.

Sus puños sangran a causa de la intensidad y el dolor de estos no se compará con lo que realmente le duele.

El corazón.

Cuando siente sus pulmones arder y sus puños resbalar se deja caer en un banco,  los hombros de Jorge suben y bajan y las imágenes de Robert se recrean en su mente; su asquerosa sonrisa al darla la noticia.

Las ganas de vomitar se hacen presente y termina corriendo al baño.

La decepción lo tiene enfermo.

Cuando por fin se siente cómodo toma una lata de cerveza de la nevera y sale al jardín. Ese lugar se a vuelto su único refugio.

Las cervezas y el jardín de su futuro casa.

Estos últimos días no hablado con nadie, se siente burlado por todos, al punto de aislarse de la sociedad. El sonido del timbre lo saca de su trance de pensamientos.

El hombre con moño rosa encargado de la casa corre abrir la puerta mientras Jorge se acaba la cerveza y abre otra.

- Jorge, le buscan...

Los ojos de Jorge se encuentran con la madre de la chica que tanto adora y detesta en estos momentos.

Yisel le sonríe y sin ser anuncia camina hacia su sobrino, el chico sin saber cómo reaccionar a la inesperada visita se pone de pies y siente el corazón latir con fuerza cuando la Señora lo envuelve en un abrazo; abrazo que necesito todo este tiempo y no se lo había pedido a nadie por orgullo.

Ni a su futura esposa.

- bienvenida tía - el chico al escucharse ríe triste y termina por deshacer el abrazo  - bueno eso era hace unos días.

- Sigo siendo tu tía - el chico niega con la cabeza - una que te ama y se preocupa por tu vienestar - el chico se mantiene en silencio, tan solo la observa, tal solo no tiene nada que decir - espero no molestar con mi visita.

- No lo haces, toma asiento por favor.

Yisel observa las latas de cervezas, y se pregunta cómo puede ingerir alcohol cuando a penas son las ocho de la mañana.

Ambos toman asiento uno al frente del otro pero los nervios del chico no eran normales pero aún así se mantuvo sereno.

- ¿Te a mandado mamá...? - tenia días sin poder pronunciar esa palabra y hacerlo le duele.

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