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Mis ojos se empañan al saborear el amargo sabor de la verdad la tía Nora viene a mí y su semblante es totalmente distinto ya no tiene esa mirada dulce sino una sombria.

Noto mucho odio en sus ojos.

Me observa a la espera de una respuesta pero simplemente me mantengo en silencio es como si me fuesen sellado los labios.

—Desmiente lo que a dicho—la voz le tiembla, se que lucha para no perder los papeles.

—No tiene los cojones para hacerlo suegra—suelta la bruja a mi derecha.

—¡Liliana diga algo carajo! Lo que dice Tory no puede ser cierto.

—Acaso no es obvio...—antes de que diga algo más la calla la dueña de la casa furiosa.

—¡Silencio! Quiero escucharlo de Liliana.

—Mamá...—jorge se pone en medió de nosotras, pero es apartado por su progenitora con rabia.

—liliana...

—Es cierto...—la miro directamente a los ojos y puedo ver en ellos la decepción plasmada, sus ojos inyectados en sangre viajan de su hijo a mi, como si fuéramos la peor escoria del mundo—Es cierto lo que dice victoria, tía...

Mi cabello cubre mi rostro cuando su mano impacta en mi mejilla, todos se vienen encima de ella en especial Jorge quien la aleja inmediatamente de mí, la observó sorprendida karla me acuna en sus brazos con preocupación, ¡me ha golpeado! no puedo describir con palabras lo qué siento ahora, ¿que es lo que realmente me duele su bofetada, o el vacío en mi corazón?

—¡No voy a permitir que la maltrates mamá! ¿Que coño te pasa? Fue algo que paso y ya, intentamos parar, pero a medida que pasaban los días se acrecentaban las ganas del uno por el otro, no es solo su culpa, también es mía; por buscarla cada vez que sentí necesitarla—la confesión deja a su madre petrificada.

Noto como corren por las mejillas de Tory caminos de lágrimas, quien observa con rabia a su prometido.

Tanto ella como yo amamos a ese chico y entiendo que una mujer enamorada solo puede pensar con el corazón aunque en el proceso dañe a otros, en este caso a mi.

Muchas veces en el exterior solo caen cuatro gotas de agua pero simplemente en nuestra mente es una tormenta sin fin.

—¿¡Cómo pudiste actuar así Liliana!?—hace el intento de venir a mi pero su hijo se mantiene en medio y es en estos momentos en dónde necesito a mamá—.¿Cómo pudiste hacer algo tan estúpido como esto? ¡Eres una tonta!

—tia nora...—hago el intento de defenderme, pero su enojo no me deja.

—¿¡Aún te queda algo de dignidad!?—karla intenta decir algo, pero la mano de su madre en dirección a ella la hace callar.

—No voy a disculparme si es lo que pretende—mi mejilla palpita del dolor pero me muestro firme, ya bastante me a humillado.

—No pudiste ser más estúpida, ¿Te das cuenta en la situación en la que te encuentras? Te metiste con un hombre que está apunto de casarse Liliana, ¿Crees que dejara a Victoria por ti? No sea estúpida muchachita, victoria es el amor de su vida y tú un pasatiempo, un chicle que con el tiempo perdera el sabor.

Sabes que algo cambio en ti cuando en ves de llorar, tiemblan de rabia. Se que no, pero aún así le respondo.

—Por lo menos yo no tengo que obligarlo a que haga cosas que el no quiere hacer, sin mover un dedo el viene a mi, a diferencia de su prometida que tiene que vigilarle día y noche.

Se abalanza contra mi nuevamente pero antes de que haga algo su hijo se interpone entre nosotras demostrando lo que acabo de decir.

—Jorge, ¡apártate!

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