CAPÍTULO 28.

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| Una estrella dormida |

ADLER


Podía notar cómo su respiración se entrecortaba y cómo se le dilataban las pupilas a consecuencia de mi tacto. Solo habían pasado unas horas desde aquel beso y ambos estábamos comportándonos como animales en celo. No entendía como podía llegar a sentir tanta atracción por alguien, era como si mi cuerpo me empujara a tomar decisiones precipitadas y no fuera consciente ni del lugar ni del momento. Solo pensaba en tocarla, en tenerla cerca. Ahora que no se apartaba cuando nuestras pieles se rozaban, que me dejaba acercarme... Es como si dentro de ella también sintiera esa atracción y no supiera manejarla.

Me lamí los labios una última vez intentando contener la tentación de lamer los suyos. Sus ojos viajaron hasta ese punto y su pecho se movía con cada respiración. Necesitaba separarme de ella. Pero mi cuerpo no respondía.


Un carraspeó llamó nuestra atención desde la puerta y Marjorie nos sonrió a ambos.

—Eh... Tengo, tengo que ir a cambiarme —se apresuró a decir Zayra. Avergonzada salió de la cocina en dirección al almacén.

—Y yo... Yo tengo que terminar de limpiar esto —añadí buscando desesperadamente un trapo para empezar a retirar la harina de cada superficie. Zayra desapareció por la puerta y Marjorie sacó otra hornada de galletas mientras me miraba con una sonrisa cómplice.

—¿Qué, qué pasa? —pregunté rascándome la nuca.

—Nunca la había visto reírse así —dijo con un tono triste en la voz. —Me gusta verla sonreír, a veces es difícil verla... Su sonrisa.

—Ya... Dímelo a mí... —Un silencio se hizo en la cocina.

—Creo que aunque se niegue a admitirlo, le gusta trabajar contigo. Sea lo que sea que estés haciendo, no dejes de hacerlo. Tiene una luz diferente en la cara siempre que estás cerca —paré de limpiar y miré a Marjorie sorprendido.

—En realidad, Zayra está llena de luz —alargué el silencio. —Es cómo una estrella dormida, descansando para después brillar más que nunca.

Marjorie apoyó su mano sobre mi hombro y con una sonrisa dulce me dijo —Si... Si que lo es.

Quiéreme en silencio y dime lo que calla tu miradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora