CAPÍTULO 20.

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| Un cumpleaños, un recuerdo y un plan |

ADLER

14:15

Zayra:

Viviré contigo.

Me atragante con la comida cuando mis ojos leyeron aquel mensaje. De hecho tuve que comprobarlo hasta tres veces.

Betty, tú lo estás leyendo bien ¿Verdad? Aquí pone que vivirá con nosotros —puse la pantalla del móvil delante de la cara de la gata. En respuesta solo recibí un maullido.

—Si... yo también lo creo. Vamos, pequeña, tengo que ir a comprar muebles. ¡Zayra va a vivir aquí!

No podía creérmelo... De verdad había funcionado. Solo íbamos a tener un problema. Uno pequeñito, insignificante... Teníamos que mantener las manos alejadas el uno del otro. Y eso se estaba convirtiendo en todo un reto para mí. Porque ya había probado sus labios, ahora solo deseaba saber cómo era probarla. Entera.

Corrí a la ducha y en cuestión de quince minutos ya estaba camino a la tienda de muebles más cercana. Ni de coña iba a confesarle a Zayra que los había comprado para ella. Es tan orgullosa que habría querido pagarlos.

No me volví loco, solo encargué una cama, un armario y una cómoda. Lo suficiente para empezar montando la habitación y que pareciera habitable. El resto se lo dejaría a ella. Que la decorara a su gusto.  Lo siguiente que hice fue ir hasta el supermercado. Hice algunas compras más y volví a casa con los brazos cargados. Al entrar por la puerta, Betty salió a recibirme, como siempre. Dejé la comida sobre la encimera y empecé a guardarla.

Estaba organizándolo todo cuando de pronto mi vista se fijó en el calendario. El cumpleaños de Zayra sería en seis días.

18 de noviembre de 1998.

Tenía esa fecha grabada a fuego. Zayra odiaba celebrar su cumpleaños, así que nunca montamos fiestas. Éramos solo ella y yo. Como otro día cualquiera, pero con tarta.

Tuve una idea.

Betty... Tu padre es un genio.

18 de noviembre de 2010

Salí corriendo de mi habitación y bajé al piso de abajo saltándome los tres últimos escalones.

—¡Adler Devon! ¿Cuántas veces te he dicho que bajes las escaleras con cuidado? Algún día de estos te vas a despeñar —mi madre dio un respingo cuando caí en el suelo con los pies.

—¡Es el cumple de Zayra! —dije emocionado.

—Llevas repitiéndolo toda la semana, hijo —señaló mi padre con la taza de café en la mano.

No pude contener más la emoción así que me fui directo hacía la casa de mi amiga. Era pronto así que lo más probable es que estuviera dormida. Crucé el jardín y me detuve frente a la puerta. Llame con los nudillos.

—¡Buenos días, campeón! Zayra sigue dormida —saludó el señor Morgan —He arreglado su bici —me guiño el ojo.

—¡Buenos días señor Morgan!

Pasé al interior de su hogar y subí las escaleras hasta el dormitorio del final del pasillo. La puerta estaba cerrada, así que abrí con cuidado y caminé de puntillas hasta el borde de la cama. Me subí por el lado contrario y me preparé.

Cogí aire en mis pulmones y...

—¡FELICIDADES Z! —Zayra se despertó de golpe y me arreo un manotazo que me tiró de la cama.

Quiéreme en silencio y dime lo que calla tu miradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora