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JooHyun

ㅡ Mami. ㅡ Oí su suave voz y volteé a verla. YeRim estaba sentada en nuestra cama viendo la televisión mientras aún vestía un pijama, el cual ya le quedaba corto, pero era el más abrigado que tenía. ㅡ Tu esposo puede ser un señor de la tele, deben tener mucho dinero.

ㅡ ¿Un actor? ㅡ Asintió tapándose con una manta mientras sostenía su oso de peluche, era su juguete de apego y se llamaba Señor Caramelo. ㅡ Cielo, esos señores tienen mujeres tan hermosas como ellos.

ㅡ Tú eres hermosa, mami. La mamá más bonita de todas.
¡Tú deberías estar en la tele! ㅡ Reí colocando el último plato en la alacena. Hoy era domingo, teníamos el día libre para poder ordenar nuestro pequeño espacio y jugar. ㅡ ¡Ganar mucho dinero como esas señoras bonitas porque tú eres una señora bonita! También podrías tener un novio doctor, ¡son buenas personas y ganan mucho dinero! Bueno, eso dijo mi maestra cuando le dije que quería ser doctora.

YeRim desde hace un tiempo decidió que quería estudiar medicina y por supuesto, yo como buena madre, demostré apoyo a tu decisión aunque tenga cuatro años y con suerte sabe limpiarse la cola.

ㅡ Deberíamos ir a un hospital. ㅡ Soltó de la nada y negué varias veces.

ㅡ Nadie irá al hospital. ㅡ Ordené y bufó cruzándose de brazos.

Sonreí sentándome a su lado, ella estaba pasando por todos los canales que teníamos, no eran muchos, pero había uno de dibujos animados. Le gustaba todo tipo de dibujos, luego, los copiaba en su cuaderno a su estilo. Adoraba dibujar, pintar y decorar, la casa siempre estaba llena de recortes, pegamento y papeles. Después de un regaño, juntaba todo y lo ponía en su mesa.

ㅡ Ya es hora de dormir, amor. ㅡ Alerté, peinando su cabello con una mano. Lo tenía largo y liso, estaba un poco húmedo porque acababa de tomar una ducha antes de la cena. ㅡ Mañana debemos ir al colegio.

ㅡ Mami. ㅡ Yo apagué la luz y la televisión mientras ella tiraba de mi blusa. ㅡ Mi pijama ya está corto y entra frío, abrázame más fuerte, por favor y gracias.

Dolía mucho escuchar esas cosas porque yo no tenía el dinero suficiente para comprarle ropa nueva, siempre eran de la caridad o de la iglesia. Algunas estaban descocidas, yo las arreglaba. ¿Una mancha? Yo la quitaba y le decía a YeRim que lo había comprado con mucho amor. Ella lo presumía ante todo el mundo.

ㅡ Ya compraremos otro. ㅡ Contesté guardando mi llanto, simplemente la abracé con fuerza bajo las sábanas que compartíamos.

ㅡ Ush, creo que el techo gotea otra vez, me cayó una gota en la cabeza. ㅡ Se quejó mi hija y me hizo reír en medio de mis lágrimas, decidí dormir para ignorar que el mundo no me ponía las cosas fácil porque si me ponía a pensar en todo lo que teníamos que afrontar, no era algo saludable y si me enfermo, no podría trabajar.

A la mañana siguiente cambié y peiné a YeRim, le di su desayuno y en cuando lo acabó, ya estábamos en el autobús para ir a su instituto. Hacía mucho frío esa mañana y mi pequeña estaba con sueño, iba recostada en mi brazo, muy somnolienta. Siempre tenía que cambiarla entre sueños porque le costaba mucho abrir los ojos en las mañanas, mucho más los lunes.

ㅡ Mami.

ㅡ Dime, bichito. ㅡ Acaricié su mejilla, estaba fría y roja.

𝐇𝐄𝐋𝐏𝐈𝐍𝐆 𝐌𝐎𝐌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora