Narrador
Enzo había llegado solo unos minutos después que Bárbara, se la encontró sentada en el sillón jugando con su perrita Mora. Si le sacaran una foto seguramente saldría embobado por la morocha.
—Enzo, llegaste—se levanta del sillón, como puede, alzando a la perrita—te digo que al principio me asusté, no esperaba que tengas una perrita.
—viste, no me conoces tanto—Enzo se ríe y deja las llaves en la mesita ratona—cómo está tu papá?
—ahí va, no te puedo decir que mejorando pero está estable—él la escucha con atención y puede notar como esas palabras que salen de la boca de ella, están llenas de angustia—vine a buscar las valijas, gracias por dejarlas acá.
—no, no hay de que—se forma un silencio algo incómodo, él no se animaba a decirle que se quedara, obviamente no le iba a aceptar—te alcanzo a donde tengas que ir.
—no, no te hagas drama, ya llame al uber, gracias igual—no era que no quisiese, era que ya no aguantaba más de las ganas que le tenía y si se quedaban solos en el auto, no sabia que podría llegar a hacer...
—segura?? te llevo, no importa.
—no no, en serio Enzo, gracias pero ya debe estar por llegar, lo llame hace un rato—mira su celular, esperando que el uber estuviste a menos de dos cuadras y pudiese salir ya—gracias por todo, no tenias la necesidad de ayudarme tanto y lo hiciste igual.
—yo ya te dije una vez que iba a estar para vos siempre—Enzo se acerca un poco más y continúa—por más de que las cosas terminaron como terminaron, sos importante para mi.
Y Bárbara se quiere desmayar ahí mismo, como iba a ser tan tierno?; no sabía, pero de algo estaba segura, no iba a encontrar nunca más un hombre como Enzo, "ya no quedan de esos" le diría su padre.
Una bocina los interrumpe y se separan, el uber había llegado. Bárbara muy en el fondo, aunque no lo admitiera, se quería quedar. Aunque sea un rato más, quería hablar con él, lo necesitaba; pero cómo se lo decía?. Como siempre optó por la opción de no hablar.
Se despidieron y ella subió al uber, Enzo se quedó mirando como se iba el auto. Nuevamente estaba solo y no hacía las cosas que quería, siempre se quedaba con la opción de no arriesgarse. Se preguntó si alguna vez iba a cambiar su forma de ser, pero obviamente su respuesta fue un no. Enzo nunca, en toda su vida, había hecho algo que él quería, siempre se quedaba con lo que los otros elegían.
Al otro día, a eso de las 7 de la mañana, Bárbara se levantó con la noticia que nunca hubiese querido escuchar, su papá ya no estaba. Su hermana la llamó para contarle, sintió que no podía respirar, la habitación se le venía abajo y con ello un montón de recuerdos. Qué iba a hacer ahora?, se suponía que tenía que seguir con su vida?, cómo lo hacía?; necesitaba que alguien estuviese con ella en ese momento, pero ese alguien se encontraba concentrando para un partido.
El velorio y el entierro habían pasado, Bárbara no quería que todo terminara, porque eso conllevaba tener que caer en cuenta de la realidad. No iba a ver más a su papá, no iba recibir un "buenos días mi chiquita" de su parte, no iban a haber más videollamadas ni le iba a hacer más su comida favorita.
Enzo le escribió todo el día, se culpaba por no poder salir de la concentración pero ella lo entendía, al fin y al cabo tampoco iba a poder estar en el velorio porque nadie de su familia sabia de su "amistad". Él se encargó de que le mandaran comida y todo lo que necesitara en el hotel. Estaba sola, con su madre no podía estar porque ella ya se iba a su pueblo al igual que su hermana, ahí cayó en cuenta que todos estos años que había estado afuera, no pudo disfrutar de su familia.
Sí, los había visto, pero como máximo dos veces al año. Se preguntaba si realmente quería que su vida fuese eso, no disfrutar tu familia, no pasar las fiestas con quienes más queres, no volver a tu país por años...No, definitivamente no quería eso. Tampoco quería estar más tiempo alejada de Enzo, pero eso era tema para pensar más adelante.
—Sí, estoy bien, gracias por preguntar—estaba hablando con Enzo hace aproximadamente una hora—sabes que, todo esto me hizo pensar muchas cosas..
—si? como qué?—del otro lado de la línea había un Enzo que esperaba que ella le dijera que se quedaba, que no quería volver a Inglaterra. Y en el fondo él pensaba eso, de su parte creía que ella había pasado mucho tiempo sin ver a su familia, y eso se notaba cuando le veía los ojos tristes cada vez que se tenía que despedir de todos.
—no sé, siento que estando lejos no pude ver lo que le pasaba a papá—ella se muerde las uñas, tratando de no llorar, ya lo había hecho mucho durante todo el día—no lo pude acompañar, lo vi recién un día antes de que se fuera.
—pero él sabía que estabas feliz allá, haciendo lo que siempre quisiste; ellos siempre te apoyaron, hasta cuando te viniste a Buenos Aires—era verdad, sus papás sabía cuánto ella amaba su profesión. Y por eso habían dejado cada centavo en llevarla a estudiar a Bs As, pero eso no quitaba el hecho de que se sitiera culpable.
—si, ya sé—se quedó en silencio por unos minutos, y si le decía? que pasaría si ella le decía lo que estaba sintiendo?—no es solo igual por no poder estar con mi familia.
—y qué mas es?— él lo sabía, pero quería que por fin la morocha se sincerara.
—tengo que cortar Enzo, vino el chico de la comida—mentira, lo único que quería era evitar esta situación, ya había pasado mucho durante el día. Prefería hablar con él en persona—gracias por todo.
Se despidieron y dijeron que, si podían, se verían mañana después del partido. Ella estaba convencida en decirle lo que le pasaba, quizás saldría mal de esa situación, pero una enseñanza que le había dejado su padre era que siempre fuera con la verdad. Y eso iba a hacer, cómo? no sabía. Si sabía que tendría que ir a Inglaterra a buscar sus cosas, no pensaba seguir allá, volvería a algún club de Argentina y esperaba que eso fuera en River.
ESTÁS LEYENDO
Amapola | Enzo Pérez
Fanfic"-Déjate disfrutar el momento -y si me dejo que pasa? -queres saber?"