Narrador
Dos años habían pasado desde esa tardecita en el Monumental. Bárbara se había mudado con Enzo, lo dudaron como todo en su relación, sin embargo se dieron cuenta que perder más tiempo era al pedo.
La morocha había logrado obtener un puesto en la televisión, a tiempo completo, y él no podía estar más orgulloso de ella. Por otro lado, Enzo se encontraba en la etapa de disfrutar sus últimos partidos en el Millonario.
Era duro para ambos, el mendocino tenía que pensar en su futuro, pero también en el de ella. Era obvio que no iba a seguir en River, costó aceptarlo, pero estaba seguro de que se quería ir por la puerta grande. Y este era su momento, antes de que empezara a bajar su rendimiento.
En medio de sus últimos partidos la prensa comenzó a hablar. Pelea con el técnico, mal estar en el plantel, pocos minutos de partido, peleas internas y un millón de cosas más. Bárbara en su lugar de periodista había tenido que guardar silencio y le pidió a sus compañeros que no le preguntaran más cosas a ella, que lo averiguaran por su parte. Sabía lo mal que su pareja la estaba pasando y no quería meterse de más.
En esos días de locura, de pensar, de tristeza, de no ver más allá en el futuro, se enteraron de la llegada de Ainhoa. Fue una sorpresa muy grande, al principio la morocha se sintió culpable por el mero hecho de que Enzo ya tenía hijos y quizás él no quería un nuevo comienzo. Pero también pensó que él necesitaba ese nuevo comienzo, necesitaba salir del pozo en el que estaba.
Ainhoa nació un 9 de septiembre a las 00:30 en Bs As. Enzo ya conocía el amor de un hijo, pero cada uno de los tres se había sentido distinto. Con Ainhoa sintió la luz al final del túnel, ese sentimiento de que nada importaba más allá de ella, sus problemas habían desaparecido y esas manitos diminutas le decían que todo iba a estar bien.
Bárbara, por otro lado, había experimentado lo que era querer a una persona tan chiquita, a un ser de luz. La amaba con todo su ser, amaba cada partecita de su cuerpo, cada sonrisa que se dedicaban entre ellas, cada mirada de su hija con su papá. Cuando veía a Enzo con Ainhoa, se enamoraba de vuelta, de vuelta y de vuelta; cómo un hombre podía ser tan buen padre como él?, era algo que se preguntaba siempre.
Después de tanto tiempo, de idas y vueltas, por fin estaban disfrutando su vida juntos. Para la morocha no era nada fácil estar en pareja con un futbolista, tenía que hacer oídos sordos a todos los comentarios que solía tener en sus redes. Comentarios que la atacaban por supuestamente haber roto una familia, por querer engancharlo a Enzo con un hijo, entre otros. Sin embargo, con el paso de los meses, logró enfocarse solamente en su familia y su trabajo, comprendió que ella no había desestabilizado ninguna familia ni se estaba colgando de su pareja. Quién más que ellos iba a saber lo que habían luchado para estar donde estaban ahora, la cantidad de veces que preferían no hablarse por miedo a perder todo.
Enzo pasó a jugar en Estudiantes de La Plata, el lugar donde en algún momento fue feliz. Un cambio grande para él, dejar el club de sus amores no fue para nada fácil, pero el recibimiento de los pinchas lo había hecho todo más fácil.
—No puede ser más hermosa—Enzo estaba completamente embobado con su hija. Estaban a punto de entrar a la cancha de Estudiantes, en su primer partido en el club, y tenía puesto un conjuntito del pincha. Pía y Santi también estaban presentes, les había costado entender que su papá había formado una nueva familia pero con la ayuda de Bárbara lograron comprender que ellos formaban parte también de esa nueva familia.
—es que es mi hija, por eso es hermosa, o no mi vida?—habló la morocha, mientras trataba de colocarla el chupete.
—discúlpame pero tiene mis genes también—Enzo jodió a su mujer, quien enseguida lo miró con cara de orto—pero los tuyos predominan...
La Voz del estadio anunciaba que estaban a punto de entrar al campo de juego, la periodista se despidió y se adelantó para poder tomarles unas fotos cuando entraran.
Era una postal única, su hija con sus hermanitos y su papá. A lo lejos vio a Enzo y conectaron miradas, los dos sabían lo que se querían decir.
—Te amo—se dijeron en voz baja
Cómo no se iban a amar después de haberla luchado tanto, cómo no se iban a amar si Enzo la buscó por tanto tiempo, si Bárbara dejó todo por él.
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Amapola | Enzo Pérez
Fiksi Penggemar"-Déjate disfrutar el momento -y si me dejo que pasa? -queres saber?"