19. Revivir.

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Siendo cerca de las doce del día siguiente y en la sala de aquella clínica, Wladimir y Antonio esperaban alguna respuesta referente a Paula ya que su grupo sanguíneo resultó ser el mismo que Julia.

—Entonces, ¿Usted tiene el tipo de sangre AB-? —interrogó un hombre con bata blanca y aspecto canoso mientras anotaba algunos datos en un folder.

—Exacto —afirmó Paula— Estoy dispuesta a ayudar a la Sra. Martínez con mi sangre.

—Te haremos los exámenes de forma inmediata. Y si todo sale bien, podrás donarle tu sangre —explicó el doctor invitando a la chica a su consultorio.

Paula desde la ventana, miraba fijamente a Wladimir quien tenía sus manos entrelazadas entre sí y una mirada opaca que demostraba incertidumbre mientras Antonio bajaba su cabeza con la intención de que nadie vea su miedo o preocupación.

Realmente ella esperaba que todo saliera bien y poder de alguna manera aliviar un poco del tatuador y su familia.

Por lo cual acató todo lo que dijo el doctor y junto con él salieron al consultorio.

Wladimir y su primo notaron esto, entendiendo que talvez aún había una esperanza... Esa esperanza que tanto esperaba Antonio.

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Los exámenes de Paula arrojaban que todo estaba bien.... Por lo mismo su sangre si era apta para ser donada.

La chica al saber esto, estaba dispuesta a hacerlo... Así que no lo dudó ni un solo instante en ayudar de esa manera a la familia de Wladimir.

Al enterarse de aquello, en Antonio surgió nuevamente la añoranza de que su madre muy pronto estaría bien y que podría volver a abrazarla como siempre lo hacia cada vez que se iba al trabajo.

Ahora, el agradecimiento que tenía hacia Paula era infinito.

En cambio, en Wladimir, el gesto de la mujer solamente le hizo comprobar lo que ya sabía.

Se estaba enamorando cada vez más de ella

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Después de una hora, la donación de sangre había sido un total éxito.

Tan solo faltaba que Julia saliera de terapia intensiva para salir fuera de peligro.

Paula estaba un poco débil y exhausta. Aun así, estaba feliz por poder ser de ayuda.

Wladimir no se despegó de ella ni un solo rato.

Ahora ambos se dirigían a la cafetería... Él quería que ella comiera para que recupere las defensas y no pierda sus energías.

—Solamente comeré porque me insistes que lo haga —musitó ella con un leve sonrojo en sus mejillas por la evidente preocupación del tatuador.

—No te dejaré ir hasta que lo hagas. —sonrió él moviendo la silla para que la chica pudiera sentarse— Necesitas energías para seguir tan hermosa como siempre —confesó hipnotizado por la calidez que ella emanaba.

La chica también estaba hipnotizada por las palabras de Wladimir y de forma inevitable se perdió en la mirada del mismo

Ambos rieron levemente mientras estaban frente a frente.

EL CIGARRILLO FUGAZ (En Proceso y Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora