Los labios de Wladimir se posaron dócilmente sobre los de Paula, enviando un cosquilleo cálido que se ensanchó por toda su anatomía. El aire a su alrededor parecía detenerse, y el delicioso aroma florar de la muchacha se mezclaba con el liviano olor a tinta de las manos del tatuador.
Paula tenía sus ojos abiertos comprobando que lo que estaba pasando, en efecto era REAL.
Después de tanto tiempo, Wladimir la estaba besando...
De manera voluntaria las manos de ella, subieron a los hombros del tatuador y una de ellas finalmente se colocó en la nuca dando a entender que aquel beso era correspondido.
El chico sonrió levemente e imitó la última acción de la mujer colocando su mano por debajo del cabello de la misma.
Esto solamente los conectó más, intensificando las sensaciones que ahora estaban en auge.
Ambos ahora estaban sumidos en la absoluta necesidad de que esté momento jamás terminara.
Aun así, la respiración impidió que ese deseo se cumpliera ya que lentamente los dos se separaron.
El contacto visual seguía vigente, así como la timidez y nerviosismo.
Ninguno de los dos se atrevía a romper el silencio que se desarrolló.
Wladimir sonrió levemente admirando el rostro sonrojado de Paula, dándose cuenta de lo bella que se miraba.
En cambio, la mujer notó las pupilas dilatadas del hombre lo que la estremeció.
Confirmando lo que alguna vez pensó.
Nadie la había mirado así...
NUNCA.
—Tengo tanto que decirte —musitó el tatuador sin dejar de mirarla a la vez que deseaba quedarse eternamente capturado en este momento que removió su mente y cuerpo.
—Yo también —susurró ella con un ligero tono de nervios, aunque no estaba muy segura del todo de lo que iba admitir
Sin embargo, las palabras no salían y lo único que atinaron a hacer fue volver a juntar sus labios.
Esta vez como la iniciativa era mutua, todo lo sentido anteriormente se triplicó.
Las manos en la nuca era una constante entre los dos, sellando aquella creencia de que ese gesto representaba un amor intenso y real.
Cada uno estaba perdido en los labios, aroma, manos y brazos del otro...
Todo era perfecto para ellos
Los dos están en ese momento, en esa nube, en ese espacio, donde el tiempo no existe...
Después de algunos minutos, ambos muchachos tuvieron que separarse con dificultad.
Rieron por un instante más llenos de felicidad, aun así, el tiempo avanzaba y el amanecer estaba a punto de llegar.
Wladimir no quería irse de aquí, pero sabía que el quedarse sin que estuvieran Martín o Olivia, no era apropiado
—Te veo pronto —pronunció acariciando la mejilla de Paula sin intención de soltarla
En cambio, ella solo asintió con la cabeza y sonrió con un sutil sonrojo.
Con mucho trabajo el tatuador se alejó. Se regalaron una última mirada y Paula cerró la puerta emocionada.
Wladimir salió sumamente feliz del lugar y no podía creer lo que le acababa de pasar.
Ahora lo único que deseaba a partir de este momento era tener esos labios consigo toda la vida si era preciso.
Después de aquel beso el tatuador poseía sentimientos mezclados, pero sólo uno era el predominante, AMOR.
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EL CIGARRILLO FUGAZ (En Proceso y Edición)
RomanceDos heridas distintas destinadas a curarse mutuamente ■ Esta historia está ambientada en un Universo Alterno de la Cuidad de Quito con ciertos cambios con la historia de la ciudad. ■ Este libro contiene lenguaje adulto violento, tema de secuestro...