26. Nueva pistas.

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LAS GRUTAS — ARGENTINA

Paula seguía en un desbalance brutal, reviviendo cada maldito día de esos infernales meses.

Estar aquí era más difícil de lo que esperaba.

—¿Estás bien? —preguntó el oficial que la acompañaba notando los gestos y la angustia en la chica.

—Hija... Si deseas podemos irnos de aquí en la otra patrulla —propuso Silvia preocupada por ella

—Solo dime como llegar allá —pidió el oficial cruzando su mirada con Paula.

Por mucho que quisiera, él no podía dejar de observarla.

Algo internamente de él se lo pedía, como si necesitase hacerlo.

La chica tomó un poco de aire y con la imagen mental de todo lo que vivió, salió primero del auto dejando sorprendidos al oficial y a su madre

—Vamos para allá...

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—¡Te aclaro que debes quedarte afuera y no entrarás! —habló el policía estando a frente de la cabaña junto con Paula y Silvia— Sí ese hombre se da cuenta de que estamos aquí puede huir.

Paula asintió con intrepidez, pero su mirada irradiaba más que eso: comunicaba un profundo deseo de que Carla saliera de esta situación con vida y a salvo. mientras que sus pensamientos también se dirigían hacia Francisco, el responsable de tanto sufrimiento. Anhelaba justicia, ya sea a través de su arresto o incluso contemplando la posibilidad de que fuera neutralizado definitivamente.

El oficial al frente a ella captó cada matiz de su expresión. No solo entendió sus palabras no dichas, sino que también compartió su determinación y su aspiración vehemente de un desenlace favorable.

QUITO — ECUADOR

Aeropuerto Internacional Antonio José de Sucre

Wladimir había adquirido los boletos de ida para Buenos Aires con premura y determinación. Después de realizar algunas gestiones y ruegos, consiguió que su vuelo partiera al día siguiente. Por lo cual pasarían esta noche en un hotel aledaño al aeródromo. 

Una mezcolanza de emociones, desde la adrenalina hasta los nervios, se adueñaron de sus pensamientos mientras estaba en la sala del aeropuerto.

En su cabeza las interrogantes y las esperanzas se entrelazaban entre si ¿Podría Paula escucharlo realmente? ¿Sería capaz de ver más allá de lo que cree saber? Estas preguntas repicaban en su interior con una exigencia patente, mientras las horas se deslizaban hacia el momento crucial de su partida hacia Argentina.

Sinceramente para el tatuador el trayecto hacia el aeropuerto fue un torbellino de inclinaciones y emociones encontradas. Por un lado, la convicción de que debía estar junto a Paula, de que su presencia era indefectible para esclarecer los malentendidos y continuar con lo que sea que el destino les tuviera preparado. Por otra parte, el recelo a no ser entendido, y no lograr transmitir lo que su corazón anhelaba expresar lo tenían en ascuas.

La espera en la terminal aérea fue un compás de emociones tensas... Y fue entonces que una voz interrumpió todos sus pensamientos...

—Yo te ayudo con los gastos de la comida y el hospedaje —habló David mientras revisaba su teléfono celular

—¿Cómo crees mijin? —reclamó el tatuador— ¡Yo te estoy invitando!

—¿Y eso qué loco? —recriminó el fotógrafo— Ya es suficiente con los boletos y llevarme a ver tu alocada historia de amor...—rio dándole palmadas a su amigo al ver lo dispuesto que estaba por recuperar a Paula.

EL CIGARRILLO FUGAZ (En Proceso y Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora