Despertar aún con sueño por desvelarse era tan frustrante. Mi conciencia se reclamó y justificó así misma por no completar el sueño adecuado, para después abrir los ojos y ver el roció por la ventana.Lo fresco de la mañana y ver lo húmedo que la lluvia habia dejado cambio de ánimos, pero eso no iba a quitar la explosión de humores ante la mínima tentación. Envolví mi cuerpo aún más en las sábanas calientes.
A los minutos más tarde me levanté en pijama y baje al comedor, pues tenía que ver y saber donde estaban mis padres.
—¡Hija! —papá apareció por atrás.
—Papá —lo abrace cariñosa— ¿Donde estuvieron ayer?.
—Tuvimos que salir por asuntos de la familia, nada grave y nada de lo débamos preocupar —rodeó mis hombros con su brazo y caminamos hasta llegar a la mesa grande.
—Después tomamos un poco de tiempo para una cita —habló mamá a penas nos vio entrar y que al parecer había escuchado.
Sonreí al escuchar y verlos, se amaban demasiado y no dudaban en demostrárselo uno al otro y frente a quien fuera. Papá fue a su lado dando un beso tierno.
—El amor es algo que se celebra en cada momento —papá volteó a verme.
—¿Cómo estuvo tu dia, ayer? —mamá preguntó.
—Bien —me senté— Muy bien.
Usualmente esa era la respuesta que daba cuando no quería dar explicaciones o dar detalle de nada.
—Supismos que saliste —ambos me miraron con intriga cómplice— ¿Algo que pasara? —papá no se contuvo.
—¿Alguien que conocieras? —mamá se contuvo menos.
Las señoras de la cocina comenzaron a traer el desayuno, así que aproveche para tomar un pan dulce y dar una mordida.
—Si, unas cuantas —dije despreocupada— A los hijos de los vecinos de las tías o algo así mencionaron —mordí el pan otra vez.
Mamá dio un sorbo de su taza con atole blanco y papá la volteó a ver encontrando su mirada disimulada de ella.
—¿Ameyal? —mi madre observo en la puerta principal.
Giré mi cuerpo en la silla hacia la misma entrada; una sorpresa y ligera risilla apareció cuando lo vi empapado por la lluvia y lodo.
—¿Estas bien? —papá mostró su preocupación.
—Si, estoy bien y ahora que he llegado a casa mucho mejor —se acercó— Muchas gracias por preguntar y preocuparse.
—¿Qué fue lo qué pasó? —la amable persona frente a mi le preguntó con su voz dócil y tierna.
—Cosas de campo, nada de que preocuparse —le respondió a mi cariñosa madre.
Quienes me habían dado la vida eran personas muy dulces, amables, educadas y sobre todo amorosas, por supuesto cada quien lo era a su manera, el que ellos lo fueran era parte de mi día a día, estaba acostumbrada a que lo fueran también con las personas que me rodeaban, pero con él... con él pasaba algo diferente.
Mis padres sonrieron al verse para luego vernos, Ameyal se encontraba del otro lado del comedor de donde yo estaba y no podía evitar sentir que una tensión suave que vagaba entre nosotros. Ignore a mi alrededor, sin embargo no ignore la comida y bebidas, serví atole esta vez con tamales.
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𝐶𝑖𝑒𝑙𝑖𝑡𝑜 𝐿𝑖𝑛𝑑𝑜
Historical FictionUna historia envuelta de dos principales culturas mexicanas, escritas con el conocimiento del autor que sin duda seguirá obteniendo, ya que ama su cultura y busca promoverla con amor y respeto. Cabe destacar que las antiguas civilizaciones de las c...