¿Qué era un sacrificio?, ¿qué entendíamos?. Todo tenía dos caras para poder existir, la dualidad en perfecto estado.La sangre de mis venas fue derramada en las raíces de la tierra, para que volviera a su latir por su pueblo hasta estremecer la honra que los dioses nos habían dado como hogar, al recordar que aún parte de su gente los recordaba con veneración.
Que aún su pueblo seguía aquí, a pesar de la doble cara que la humanidad había impuesto.
—Ellos escuchan los corazones de los que aún los recuerdan y los honran —hable, al sentir el latir de la tierra correr por mis venas a la par que mi sangre corría por su latir— Cuando llegue el momento los dioses los recompensarán por guardar su raíz y por querer recuperarla.
Los cantos se intensificaron; el viento se elevó hasta llegar al sol, los truenos rodearon nuestro llamado, los relámpagos aluzaron acompañados de rayos, las vibraciones se conectaron en unión con las almas... pues éramos el espejo humeante de los dioses.
Una sonrisa se formó en mis labios, al verlos la tierra despertar, antes de caer desvanecida.
Un gran respiro trajo de vuelta la conciencia y mis ojos se abrieron.
—Ellos se están preparando para venir, ya vienen. Por qué en estas tierras no se muere, se vive para siempre.
Habían hablado en un mensaje a través de la mente y los labios lo murmuraron, para mí.
—El pueblo se ha dividido, y las raíces se han perdido. El pueblo tiene que recordar —la voz suave de sijtli me hizo buscarla— la mejor conquista es la que no se hace, es la que se ve, la que se siente. Ellos alimentan su vanidad, nosotros alimentamos el corazón.
Las tías se encontraban a los lados de mi sijtli y mi madre estaba cerca de los rayos del sol desde la ventana.
—la línea pura de sangre de los dioses ha sobrevivido por centurias... eones desde nuestra creación, ellos siempre estuvieron aquí, habitando su tierra y su energía emana resguardando su línea aún antes de las conquistas —comenzó a explicar con una seriedad que no me dejó siquiera levantar— una línea que no puede ser corrompida por su pureza.
—somos los hijos de México, descendientes directos de los dioses —la seguridad de la tía Tez me miro— a pesar de eso, somos corrompidos, a nuestros creadores les duele, pero también les enoja.
—debes conocer tus raíces —mamá se acercó— todos deben recordar y buscar sus raíces o las almas de los seres vivos serán pérdidas en el mundo.
—tú, Cielo, eres una parte de la sangre pura del sacrificio —sijtli continuó— nosotros somos el conjunto de la energía que ha resguardado la vida que ellos han dejado aquí y ahora despertó la tuya. Eres el otro lado del reflejo del espejo.
Poco a poco las piezas se unían en mi mente para así poder comprenderlas y sentirlas; pues todo había cambiado de un momento a otro y lo único que sentía era enaltecer y venerar mis raíces.
—cuando los dioses crearon nuestro mundo y todo lo que habita en el, ellos apartaron dos gotas de sus sangres y las fundieron con su vida para dejarlas aquí, con nosotros, pues ellos son dioses y nosotros humanos, nos unía un lazo, aun así ellos que anhelaban una energía que entendiera la vida humana y la vida de los dioses y pudiera andar entre la vida y la muerte por su eternidad.
El tono de sijtli fue honrado y a la vez como si lo pudiera visualizar.
—son dioses, la energía de sus deidades no comprenderían jamás a sus criaturas llamados hijos, al mismo tiempo que esos hijos no podían entender tales existencias —siguió— esas dos gotas de sangre fueron amadas por el pueblo y ese fue su sacrificio, devolver a los dioses lo que es de los dioses y los dioses volverán para devolver ese sacrificio, ya que esas gotas de sangre también les pertenecen a sus hijos. Pues ambos son la vida y la muerte en la existencia de Téotl.
—será un honor ir con ellos —expuse mi devoción demostrando que era de los dioses sin oposición alguna— soy Téotl y Téotl soy yo.
Cerré los ojos sintiendo el latir de la vida, como la sangre recorría mis adentros bombeando la misma sangre de nuestros dioses.
—mis raíces reclaman sus tierras y el renacimiento de su pueblo. Mis raíces son las energías de los dioses de Téotl.
Tome el control y vague entre la vida y la muerte.
—mis raíces exigen a la presencia de sus dioses.
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𝐶𝑖𝑒𝑙𝑖𝑡𝑜 𝐿𝑖𝑛𝑑𝑜
Ficción históricaUna historia envuelta de dos principales culturas mexicanas, escritas con el conocimiento del autor que sin duda seguirá obteniendo, ya que ama su cultura y busca promoverla con amor y respeto. Cabe destacar que las antiguas civilizaciones de las c...