🔥CAPITULO 34🔥

3.7K 378 9
                                    

SIN EDITAR.

💋<<{Edel}>>💋

Estamos fuera de la mansión del boss de la Cosa Nostra, nuestros hombres están preparados para entrar al igual que nosotros, los hombres de Blaz y nuestro padre.

Todavía no lo hacemos porque no sabemos qué pasará con Astrid si llegamos a entrar, no sabemos si la ponemos en peligro empezando a disparar, no sabemos si está herida, no sabemos nada desde que se la llevaron el día anterior.

De la mansión salen muchos hombres apuntándonos, último sale un pelinegro sin armas, el boss claramente.

Adler: Me tienes que estar jodiendo.

Baja su arma y la tira al suelo antes de correr hacia él y pegarle fuerte en la mandíbula haciéndolo escupir bastante sangre, vuelve su rostro a Adler con una sonrisa en el rostro y él vuelve a pegarle una y otra vez sin que nadie se meta.

Boss: Te está viendo cuñado, no deberías.

Adler: Cuñado y una mierda, golpeame pedazo de mierda.

Boss: No puedo, me pidió por favor que no los lastime.

Eso hace que el puño de Adler quede a medio camino, pero mi hermano Hans se apresura hacia él y lo patea tirándolo al suelo antes de subirse sobre él y empezar a golpearlo una y otra vez sin parar.

La puerta de la mansión se abre y por ella sale Astrid, tiene una venda en su cabeza y mano, trae ropa grande de hombre y está descalza.

Mira atentamente lo que está haciendo Hans mientras baja las escaleras, los hombres del boss Italiano agachan la cabeza cuando mi mujer pasa y miran el suelo.

Adler: ¡Hans basta!

Astrid: No lo lastimes, por favor.

Sigue golpeándolo sin escuchar nada.

Astrid: Por favor, baboso…

Mi hermano frena sus golpes, la mirada del boss Italiano se posa sobre mi mujer cuando se levanta sacudiendo su ropa y escupiendo sangre.

Pone sus manos en su nariz y la acomoda en su lugar ya que mi hermano se la había torcido.

Boss: No los toque, mia regina.

Adler: ¿Qué le hiciste imbécil?

Se pone a revisarla, abrazala y besarla bajo la atenta mirada del boss.

Baldric: ¿Estás bien amor?

La mirada de ella no se despega del boss mientras nos contesta y todos nos acercamos a revisarla.

Astrid: ¿Mis hijos están bien?

Manfrid: Asustados, pero en perfecto estado.

Boss: Lo siento Regina, no quería asustarlos o lastimarte, solo quería a mi mujer conmigo.

Blaz: Ella es nuestra mujer.

Adler: En realidad… fue de él primero.

Eso nos deja a todos en estado de shock, no esperábamos que dijera eso.

Boss: Me alegra saber que lo tienes presente cuñado.

Adler: Ya no lo es, no estés tan contento.

Astrid: Oye Nik, yo nunca deje de hacerlo.

No entiendo de que habla, pero el boss parece que si por la intensa mirada que comparte con ella.

Manfrid: Pequeña guerrera necesito una explicación a toda la situación.

Adler: Él es Niklaus Koch, era el novio de Astrid cuando estaba en el instituto, hasta que desapareció de la faz de la tierra…

Él nos explica todo mientras sigo viendo a mi mujer cruzar miradas con el boss, ambos expresando tantos sentimientos que me abruman.

Manfrid: ¿Y viste como mejor opción para recuperarla secuestrarla delante de los niños?

Niklaus: En realidad los niños debían venir con ella, pero mis hombres fueron tan ineficientes que se les escaparon y lastimaron a mi mujer.

Astrid: Quiero ir con mis hijos, ¿No los trajeron a Italia no?

Isaak: De hecho si baby, no quisimos dejarlos solos en Alemania, así que los trajimos, están con tu madre y Joss.

Niklaus: ¿Quién es Joss?

Gruñe en dirección a mi mujer quien le arquea una ceja.

Astrid: Uno de mis novios.

Niklaus: ¿¡No te alcanzaba con el imbécil de tu hermano!?

Johan: No, es demasiada mujer para un solo hombre.

Dominik: Y no le grites a mi mujer.

Niklaus: ¡Es mi mujer!

Astrid: Carajo no estoy para esto, estoy cansada y quiero ver a mis hijos, ¿Me pueden llevar?

Niklaus: Qué los traigan porque de aquí no te mueves.

Ella rueda los ojos.

Adler: ¿Dormiste? ¿Comiste?

Astrid: Bueno el inútil que tiene un espejo en el cuello me golpeó la cabeza y desperté hace algunas horas.

Adler: ¿¡Permitiré que la golpearan!?

Niklaus: ¡Claro que no imbécil por eso todos se murieron!

Edel: ¿Vamos con nuestros hijos Astrid?

Niklaus: Ella es mi mujer y ellos son mis hijos.

Baldric: No, ella es nuestra mujer, ellos son nuestros hijos y si tú quieres hacer parte, ellos deben aceptarte.

Frederick: No te quiero cerca de mi mujer hasta que mis hijos te adopten.

Adler: Ojalá no lo hagan.

Astrid: No, yo no estoy para escuchar estás cosas, vamos pa, comamos algo.

Se da la vuelta y empieza a subir los escalones sin darse cuenta de lo que acaba de decir, sin darse cuenta que dejó fríos a Blaz, Adler y mi papá.

Blaz: ¿Pa?

Se frena en medio de la escalera mirando hacia adelante.

Astrid: Yo… mmm.

No sabe qué decir, no comprendo por qué ellos sienten tanto shock.

Manfrid: Vamos pequeña guerrera, comamos algo —sube las escaleras hasta ponerse a su lado y ella lo mira con el rostro enrojecido— puedes decirme así siempre que lo quieras, ahora vamos.

Pasa un brazo por los hombros de ella y ambos se pierden dentro de la casa

Niklaus: Ese no es el papá que yo conocí.

¿él conoció al papá de ellos? ¿por qué nosotros no?

Adler: No lo menciones.

Blaz: Nunca.

Ambos se pierden por dónde se fue Astrid.

Sí, vayan y sientanse como en su casa mientras nosotros nos quedamos con el ex de nuestra mujer, estúpidos.

Astrid. 1°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora