XIII. I have no idea what I'm doing here!

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En menos de un minuto Maryl y la abuela de Harry estaban de vuelta a nuestro lado seguidas por un camarero que muy atentamente transformó nuestra mesa de dos en una de cuatro. Luego Maryl se sentó a mi lado y su amiga en frente, al lado de su nieto.

-Y bien…¿hace cuánto tiempo que están saliendo?-preguntó Grace con una sonrisa.

-Un mes.-respondió Harry automáticamente como si ya lo hubiera estado pensando.

-Una semana.-no pude evitar que se me escapara tan solo una milésima de segundo después de él. Grace nos miró confundida y Maryl le dedicó una mueca de desconfianza a Harry. ¡Claro! Ella sabía que yo no vivía en Eastbourn desde hacía un mes por lo que era imposible que saliera con Harry desde ese tiempo. Aunque seguramente tampoco se tragaría que yo era su novia porque en el vuelo le había contado que no quería tener novio por ahora.

-Un mes.-me corregí solo para convencer a Grace, ya que a Maryl no la podría engañar. Solo esperaba que ella no le contara la verdad a la abuela de Harry porque no quería quedar como una mentirosa culpa de Harry.

-Una semana.-dijo Harry, nuevamente a la misma vez que yo. Ambos nos miramos y extrañamente soltamos una risita de complicidad.

-Lo que pasa es que empezamos a salir hace un mes pero somos novios desde hace una semana.-aclaró Harry sin apartar su mirada de la mía.

-Ah, ya entiendo.-respondió su abuela mientras otro camarero le entregaba un menú.

Yo tomé el mío y lo examiné. La mayoría de las cosas tenían nombres raros que ni siquiera estaba segura de poder pronunciar así que opté por lo único que sonaba normal: ñoquis con salsa a la bolognesa.

Como los demás todavía no se decidían seguí inspeccionando el menú en busca del plato más extraño, el cuál no fue muy difícil de encontrar: Mejillones a la marinera con salsa de champiñones. ¿Qué sería eso? Quería saber cómo era pero no sonaba muy apetitoso y no iba a desperdiciar mi elección en eso así que se me ocurrió una mejor idea.

-Mira amor, aquí tienen tu plato preferido, mejillones a la marinera con salsa de champiñones -le dije a Harry con ese tono empalagoso que utilizan algunas chicas cuando están verdaderamente de novias. Él bajó su mirada al menú con cara de asco y luego me fulminó.

-Pensé que no te gustaban los champiñones.-comentó su abuela. Me dio risa que lo que no le gustara fuera lo único que me sonaba normal en ese plato.

-Oh claro que no, ¡le encantan! ¿O no Harry?-la contradecí.

-Sí, claro.-mintió él con una sonrisa, aunque sus ojos seguían clavados en mí con evidente disgusto.-Oh mira bebé, también tienen tu plato favorito, lenguado gratinado-agregó luego en venganza, imitando mi tono.

-¿Qué? ¡No! ¡Yo voy a ordenar ñoquis!-protesté.

-No, claro que no. Hoy es una noche especial, tienes que ordenar lo que más te gusta.-insistió con una sonrisa burlona. Lo pateé por debajo de la mesa pero extrañamente no reaccionó ante el golpe, y eso que había sido bastante fuerte.

-¡Auch! ¿Quién acaba de patearme?-exclamó su abuela de repente. ¡Ay no! Le había pegado a la persona equivocada, ¿qué le diría ahora? Comencé a sentir que mis mejillas se calentaban y seguramente se estaban tornando rojas de la vergüenza pero no podía hacer nada para evitarlo.

-Lo siento, fui yo.-me salvó Harry antes de que yo alcanzara a abrir la boca. Lo miré agradecida y el hizo una mueca como diciendo “ahora me debes algo”.

Unos minutos más tarde llegaron nuestros pedidos y no pude evitar reírme ante la expresión que puso Harry cuando le colocaron su plato frente a él. Aunque luego llegó su turno de reír cuando trajeron el mío. Grace y Maryl ya habían comenzado a comer mientras que nosotros dos nos limitábamos a mirar alrededor esperando a que sucediera algo que nos librara de tener que cenar pero desafortunadamente no pasó nada así que al final no tuvimos más opción que probar la comida y fingir que nos encantaba. Cuando al fin terminamos de cenar rápidamente inventé que al día siguiente tenía que levantarme temprano y así Harry y yo pudimos marcharnos sin objeciones. No podía pensar en otra cosa más que en llegar a casa, beber un litro de agua y luego cepillarme los dientes mil veces para quitarme el horrible sabor a lo que sea que era lo que tuve que comer.

-Prométeme que nunca más volveremos a este lugar.-le dije a Harry riendo apenas salimos a la calle. Él me miró y se echó a reír.

-¿Eso significa que quieres otra cita en otro lado? ¡Wow! ¿Solo llevamos unas horas de novios y ya quieres volver a salir?-preguntó bromeando.-¡Si sigues a este paso me vas a fundir! Sin olvidarnos que además tuve que comprarme un nuevo móvil.-añadió.

-¡Hey! Yo no dije que quiero otra cita.-protesté.-Solo…solo no quiero volver a probar esa comida en toda mi vida.-exclamé mientras subía a su coche.

-¡Entendido! La próxima comemos hamburguesas con papas fritas, ¿qué te parece?

-Eso suena genial, pero no habrá próxima. Ya te dije que esto no es una cita, es solo…-contesté.

-Si, ya lo sé. Es solo una cena con alguien con el cuál no tienes ninguna relación.-completó mi oración rodando los ojos.-Puedes ponerle el nombre que quieras, me da igual.-agregó, y luego se estableció un incómodo silencio hasta que llegamos a mi casa. -¿Qué dices, aceptas otra cena conmigo?-habló al fin, acercándose un poco a mí.

-No lo sé.-titubeé nerviosa mientras él depositaba un beso en mi mejilla, bastante cerca de mis labios, dejándome un poco aturdida.

-Pues piénsalo.-me dijo con una voz más grave y lenta de lo normal mientras me apeaba del coche, provocando que me mareara hasta el punto de casi caer de bruces al suelo.-Y abrígate para dormir, no quiero que mi novia se enferme y no pueda salir conmigo.-agregó luego, cuando yo ya había llegado a la puerta de la casa.

Afraid of falling in love.(Harry Styles)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora