XXII. Tonight just forget about the rest.

7.7K 229 6
                                    

Narra Mía.

Al otro día, cuando llegué a mi casa decidí saltearme el almuerzo y directamente tumbarme en  mi cama. La noche anterior había sido muy movida, entre la rara situación con Harry, las actividades planeadas por Cloe y Jane y el inesperado regreso de los padres de Adina no había dormido nada. Habíamos estado toda la noche viendo películas, contando historias de terror, haciendo peleas con almohadas, jugando a la guerra de canciones y corriendo y gritando por toda la casa hasta que se hizo de día y la madre de Adi llamó para decir que habían tenido un imprevisto con el vuelo y ya estaban de camino a casa. Inmediatamente todos nos tuvimos que poner a ordenar y limpiar la casa antes de marcharnos en un tiempo récord.

Después de lo que me parecieron solo unos minutos un ruido llamó mi atención haciéndome abrir los ojos. Miré a mi alrededor, no había nada extraño en la habitación a excepción de que obviamente no habían pasado solo unos segundos ya que ya estaba anocheciendo. Un ruido similar al anterior volvió a repetirse, y parecía provenir de la ventana.

Narra Harry.

 ¿Qué iba a hacer con Mía? Había estado dando vueltas sobre ese tema al menos como por una hora. Tenía que convencer a Louis y Zayn de que ella estaba enamorada de mí y eso era todo. Yo ganaría la apuesta y luego podía no volver a verla en toda mi vida, así de simple. Pero por alguna razón eso ya no me parecía tan sencillo como antes, ya no me creía capaz de hacerle eso a Mía, pero ya resolvería todo más tarde. En este momento no podía pensar en otra cosa más que en verla.

Caminé casi inconcientemente hacia mi coche, me subí y me dirigí a la casa de Cloe. Apenas llegué me apeé del auto y caminé hacia la entrada, tomé una piedra pequeña del jardín y la lancé a la ventana de la habitación de Mía y Cloe. Después de unos segundos sin respuesta arrojé una segunda y luego una tercera hasta que Mía apareció en el marco de la ventana con una expresión de confusión en el rostro.

-¿Harry? ¿Qué haces aquí?-exclamó con la voz un poco ronca justo antes de bostezar. ¿Acaso estaba durmiendo?

-Aun me debes algo.-respondí automáticamente con una sonrisa. Supuestamente me refería a que me debía una respuesta pero en mi interior sabía que no era eso lo que buscaba.

-¿Sabes que existen las puertas no? La gente normalmente suele usarlas para entrar a la casa de otra persona.-comentó sarcásticamente.

-Mmm, no lo había pensado.-contesté haciéndola soltar una risita aunque en realidad no estaba bromeando, no sé por qué pero la idea de tocar el timbre y esperar a que me abriera me había parecido tonta.-¿Y vas a bajar o prefieres que suba la pared de alguna forma?-añadí. Ella pareció dudar un rato.

-¿Enserio nadie te ha mencionado algo sobre las puertas?-dijo luego de poner los ojos en blanco. En realidad estaba un poco oscuro para distinguir sus ojos pero la conocía demasiado bien, estaba seguro de que había hecho eso.

-Nop, nadie lo ha hecho.-respondí.

-Que pena, ¡deberías probarlas, son fantásticas!-exclamó antes de desaparecer de mi vista.

Me quedé mirando la ventana decepcionado, debatiendo si debía tocar el timbre o simplemente marcharme cuando la puerta se abrió y Mía salió por ella. No llevaba pyjamas pero ahora que la veía de cerca tenía marcas de la almohada en las mejillas y el pelo todo alborotado confirmándome que había estado durmiendo.

-Siento despertarte.-me disculpé aguantando la risa.

-¿Qué? ¡No estaba durmiendo!-se defendió ella.

-¿Ah no? ¡Tu pelo no piensa lo mismo!-bromeé estallando en una carcajada.

-¿Para eso vienes hasta aquí? ¿Para burlarte de mí? Me hubieras avisado y me ahorraba bajar.-se quejó cruzándose de brazos.

-¡Cielos, que linda se veía cuando se enojaba!-no pude evitar pensar.

- ¿Y ahora qué te pasa? ¿Por qué me estás mirando así?-inquirió levantando una ceja.

-Oh por nada…lo siento, solo me había quedado tildado.-mentí.- En realidad vine para decirte que han armado una feria en la playa y…quería saber si quieres acompañarme.-balbuceé. Lo de la feria se me acababa de ocurrir pero ahora que lo pensaba no era mala idea, podía pasar un rato solo con Mía y olvidarme de todo lo demás, de Louis, Zayn y las apuestas. Ella me escrutó con la mirada.

-¿Estás hablando enserio? Porque estás un poco raro.-comentó ella.

-Sí, claro que es enserio.-contesté con una sonrisa.

-Bueno…en ese caso, ¡vamos! ¡Amo las ferias!-gritó entusiasmada corriendo a mi auto.

La feria quedaba a unas pocas cuadras así que después de cinco minutos o incluso quizás menos ya estábamos ahí.

-¿Qué te gustaría hacer primero?-pregunté sonriendo.

-Te diría que quiero jugar a alguno de esos juegos en los que te ganas un peluche porque son muy divertidos pero soy muy mala en ellos y en realidad no como nada desde el desayuno así que creo que prefiero comer algo porque sino voy a morir de hambre.-contestó hablando tan rápido que apenas pude entenderla.

-¡¿Qué?!-exclamé riendo.

-Comer, definitivamente primero quiero comer algo.-dijo.

-Está bien, entonces primero vamos por comida.-afirmé.-Ten, ve y compra lo que más te guste y pide algo para mí también.-le pedí tendiéndole dinero.

-¿Por qué? ¿Tú a dónde iras?-preguntó preocupada.

-Emm…, yo voy a ver si encuentro un baño.-mentí.

-Está bien, no queremos que te mojes encima-dijo ella mientras se marchaba riendo de mi comentario.

Cuando desapareció entre la multitud y no pude observarla más también me eché a reír. Esta Mía era tan diferente a la chica que me había cruzado en la playa por primera vez. Esa chica que parecía nunca reírse y estar siempre a la defensiva como si no confiara demasiado en nadie.

Sacudí mi cabeza y me puse a caminar, no tenía mucho tiempo y tenía que hacer algo antes de reencontrarme con ella.

Afraid of falling in love.(Harry Styles)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora