Narra Mía.
Al otro día, cuando llegué a mi casa decidí saltearme el almuerzo y directamente tumbarme en mi cama. La noche anterior había sido muy movida, entre la rara situación con Harry, las actividades planeadas por Cloe y Jane y el inesperado regreso de los padres de Adina no había dormido nada. Habíamos estado toda la noche viendo películas, contando historias de terror, haciendo peleas con almohadas, jugando a la guerra de canciones y corriendo y gritando por toda la casa hasta que se hizo de día y la madre de Adi llamó para decir que habían tenido un imprevisto con el vuelo y ya estaban de camino a casa. Inmediatamente todos nos tuvimos que poner a ordenar y limpiar la casa antes de marcharnos en un tiempo récord.
Después de lo que me parecieron solo unos minutos un ruido llamó mi atención haciéndome abrir los ojos. Miré a mi alrededor, no había nada extraño en la habitación a excepción de que obviamente no habían pasado solo unos segundos ya que ya estaba anocheciendo. Un ruido similar al anterior volvió a repetirse, y parecía provenir de la ventana.
Narra Harry.
¿Qué iba a hacer con Mía? Había estado dando vueltas sobre ese tema al menos como por una hora. Tenía que convencer a Louis y Zayn de que ella estaba enamorada de mí y eso era todo. Yo ganaría la apuesta y luego podía no volver a verla en toda mi vida, así de simple. Pero por alguna razón eso ya no me parecía tan sencillo como antes, ya no me creía capaz de hacerle eso a Mía, pero ya resolvería todo más tarde. En este momento no podía pensar en otra cosa más que en verla.
Caminé casi inconcientemente hacia mi coche, me subí y me dirigí a la casa de Cloe. Apenas llegué me apeé del auto y caminé hacia la entrada, tomé una piedra pequeña del jardín y la lancé a la ventana de la habitación de Mía y Cloe. Después de unos segundos sin respuesta arrojé una segunda y luego una tercera hasta que Mía apareció en el marco de la ventana con una expresión de confusión en el rostro.
-¿Harry? ¿Qué haces aquí?-exclamó con la voz un poco ronca justo antes de bostezar. ¿Acaso estaba durmiendo?
-Aun me debes algo.-respondí automáticamente con una sonrisa. Supuestamente me refería a que me debía una respuesta pero en mi interior sabía que no era eso lo que buscaba.
-¿Sabes que existen las puertas no? La gente normalmente suele usarlas para entrar a la casa de otra persona.-comentó sarcásticamente.
-Mmm, no lo había pensado.-contesté haciéndola soltar una risita aunque en realidad no estaba bromeando, no sé por qué pero la idea de tocar el timbre y esperar a que me abriera me había parecido tonta.-¿Y vas a bajar o prefieres que suba la pared de alguna forma?-añadí. Ella pareció dudar un rato.
-¿Enserio nadie te ha mencionado algo sobre las puertas?-dijo luego de poner los ojos en blanco. En realidad estaba un poco oscuro para distinguir sus ojos pero la conocía demasiado bien, estaba seguro de que había hecho eso.
-Nop, nadie lo ha hecho.-respondí.
-Que pena, ¡deberías probarlas, son fantásticas!-exclamó antes de desaparecer de mi vista.
Me quedé mirando la ventana decepcionado, debatiendo si debía tocar el timbre o simplemente marcharme cuando la puerta se abrió y Mía salió por ella. No llevaba pyjamas pero ahora que la veía de cerca tenía marcas de la almohada en las mejillas y el pelo todo alborotado confirmándome que había estado durmiendo.
-Siento despertarte.-me disculpé aguantando la risa.
-¿Qué? ¡No estaba durmiendo!-se defendió ella.
-¿Ah no? ¡Tu pelo no piensa lo mismo!-bromeé estallando en una carcajada.
-¿Para eso vienes hasta aquí? ¿Para burlarte de mí? Me hubieras avisado y me ahorraba bajar.-se quejó cruzándose de brazos.
-¡Cielos, que linda se veía cuando se enojaba!-no pude evitar pensar.
- ¿Y ahora qué te pasa? ¿Por qué me estás mirando así?-inquirió levantando una ceja.
-Oh por nada…lo siento, solo me había quedado tildado.-mentí.- En realidad vine para decirte que han armado una feria en la playa y…quería saber si quieres acompañarme.-balbuceé. Lo de la feria se me acababa de ocurrir pero ahora que lo pensaba no era mala idea, podía pasar un rato solo con Mía y olvidarme de todo lo demás, de Louis, Zayn y las apuestas. Ella me escrutó con la mirada.
-¿Estás hablando enserio? Porque estás un poco raro.-comentó ella.
-Sí, claro que es enserio.-contesté con una sonrisa.
-Bueno…en ese caso, ¡vamos! ¡Amo las ferias!-gritó entusiasmada corriendo a mi auto.
La feria quedaba a unas pocas cuadras así que después de cinco minutos o incluso quizás menos ya estábamos ahí.
-¿Qué te gustaría hacer primero?-pregunté sonriendo.
-Te diría que quiero jugar a alguno de esos juegos en los que te ganas un peluche porque son muy divertidos pero soy muy mala en ellos y en realidad no como nada desde el desayuno así que creo que prefiero comer algo porque sino voy a morir de hambre.-contestó hablando tan rápido que apenas pude entenderla.
-¡¿Qué?!-exclamé riendo.
-Comer, definitivamente primero quiero comer algo.-dijo.
-Está bien, entonces primero vamos por comida.-afirmé.-Ten, ve y compra lo que más te guste y pide algo para mí también.-le pedí tendiéndole dinero.
-¿Por qué? ¿Tú a dónde iras?-preguntó preocupada.
-Emm…, yo voy a ver si encuentro un baño.-mentí.
-Está bien, no queremos que te mojes encima-dijo ella mientras se marchaba riendo de mi comentario.
Cuando desapareció entre la multitud y no pude observarla más también me eché a reír. Esta Mía era tan diferente a la chica que me había cruzado en la playa por primera vez. Esa chica que parecía nunca reírse y estar siempre a la defensiva como si no confiara demasiado en nadie.
Sacudí mi cabeza y me puse a caminar, no tenía mucho tiempo y tenía que hacer algo antes de reencontrarme con ella.
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Afraid of falling in love.(Harry Styles)
Hayran KurguÉl tiene todo el verano para enamorarla y a pesar de que lograrlo va a ser más difícil de lo que esperaba luego se dará cuenta de que en realidad lo más complicado no es ganar su amor sino dejarlo ir. (Fanfic de One Direction en la que los chicos no...