SEIS: La tierra, lo más alto del infierno

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«En ciertos países del mediterráneo se dice que el loco ha perdido la razón porque contempló a Dios de frente, con sus propios ojos: el impacto de tal visión transtocó su sentido de lo irracional y su espíritu ya no es capaz de afrontar lo real».

(El Cristo negro, Salarrué, 1932)

Con esa imagen en mente, Ten trabaja su consciencia, lo que no tiene sentido de ninguna manera porque por más que intente rememorar algo, todo lo lleva al infierno

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Con esa imagen en mente, Ten trabaja su consciencia, lo que no tiene sentido de ninguna manera porque por más que intente rememorar algo, todo lo lleva al infierno. Ha sido injusto y cruel, malvado y aterrador. Pero si habla de la bondad que puede desprender como el que lo mantiene con vida, (ya que sinceramente en otras circunstancias cree que cualquier otro demonio ya habría acabado con su existencia desde un inicio) o que haya aceptado responder una serie de preguntas morbosas, Ten debe darle ese beneficio. No es Lucifer en persona, es distinto y está en su derecho de exigirle desde que Ten habita su hogar.

—Entonces, ¿qué quieres saber?

Sigue presionándolo sobre la mesa, es incapaz de abandonar el sitio y tranquilizar su corazón inestable. Juega con trampas, como debería esperarlo de un demonio.

—Es sólo una pregunta, con su clara ventaja, debe ser algo que ya esperabas. —Encaja su rostro con cinco dedos para que lo mire directamente y sopla sobre sus labios—¿Cómo te sientes?

Y es una respuesta infinita, que puede responder siempre y especificar de muchas manera, no importa cuándo, la pregunta es siempre válida y puede hacerla una y otra vez, entonces Ten tendrá que responder en todas esas ocasiones porque cada una tendrá una respuesta distinta.

Pero de entre ese bagaje personal, sólo puede imaginar una respuesta que hace sonreír al demonio.

Caliente. Como que arde y los labios de ese hombre eran fuego sobre su sangre de gasolina pura.

—Siento que te odio. No puedo sentir otra cosa más que repulsión por tu maldito abuso de poder sobre mí.

—Entonces, —su cuerpo ya un giro de 180 grados en un parpadeo y lo sienta sobre la mesa, nunca se había percatado de la fuerza y facilidad que tiene para controlar masas—deberás disculparme, como comprenderás, pasar por alto una declaración como esta sería una imprudencia total de mi parte, no puedo simplemente sucumbir a los escuetos intentos de un humano dentro de mi propiedad, me detestas, lo entiendo, en consecuencia, no debo fiarme de ti; sin embargo, te llevo la delantera, una lección importante es la de nunca bajar la guardia en territorio enemigo.

No puede sostenerse aunque lo intente antes de darse cuenta de que la mesa sobre la que yacía es empujada de forma violenta y su cuerpo va con ella. Cuando se encuentra en posición fetal, con los ojos cerrados y su corazón buscando un alma a la que pueda aferrarse, no recibe ningún golpe y la presencia malvada se ha esfumado. Va a darle un infarto si sigue siendo un hijo de mierda.

Synenērgy: Teoría de la reminiscencia [JOHNTEN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora