VEINTIDOS: Defensa propia

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Contra todo pronóstico, el clima es excelente esa mañana. El invierno cubre toda la zona del mediterráneo, pero no es relevante para Ten desde que lo primero que recibe al despertar es la vista de John ensimismado en un libro nuevo.

Han transcurrido dos semanas con una relación que podría llamar casi noviazgo, lo que es una sorpresa gigante incluso para él, no sólo por hecho de que está saliendo con un ser inmortal, sino que va más allá, es el extraordinario hecho de que sigue vivo y nadie ha pretendido interrumpir su vida.

No hay una explicación para eso que no sea que los dioses se han casado, el arcoíris sale tras la tormenta. Los sucesos extraordinarios y paranormales han cesado. No hay rastro alguno de asesinos mordaces que brillan en la oscuridad y, por lo tanto, nota a John más tranquilo. Su único desbalance ocurre cuando Jofranka aparece en los alrededores de su casa.

No ha dicho muchas cosas relevantes que Ten no supiera ya. Si bien, hasta ahora no sabe de manera concreta o pueden afirmar al cien por ciento que la madre Tierra es quién ha protegido a John durante años, Jofranka está segura de que hay más de una deidad detrás de todo aunque no saben el motivo. Por otro lado, Ten se ha dedicado a buscar hiervas en medio de sus expediciones no fructíferas de inscripciones griegas. Por ahora, su tesis está en un limbo que no sabe si disfruta del todo.

Su vida se resume a impartir clases de inglés, practicar hechicería a escondidas en medio de la nada y, por último, pero no menos importante, John.

Parece que desde las últimas palabras de Jofranka, John se ha dedicado a demostrarle a Ten que lo ama. Y no podría estar más agradecido por eso. Sus peleas han disminuido en su mayoría e incluso se ha encontrado atrapado en más de una ocasión porque, John, súbitamente se siente juguetón.

Eso es como una pesadilla y media. Puede que sea un hombre paranoico, pero el hecho de que John comience a perder el miedo lo deja en el limbo. En primer lugar porque la magia no está completamente presente, es decir, hay un grado de inseguridad poco favorable, por ahora la casa es segura, pero salir de ella no puede serlo por completo después de que Ten libere cantidades industriales de energía de forma recurrente.

El demonio ha aprovechado todos esos milenios suyos de abstinencia en los plenos veintitantos años de Ten. Es una sanguijuela en más de un sentido cuando lo arrastra a la cama o lo despierta en medio de la noche. La peor parte es que si antes discutían por encontrar una solución, parece que ahora han olvidado esa parte fundamental de mantenerse vivos o, por lo menos a Ten, y lo disfruta más de lo que debería.

—Vas a matarme—dice con los ojos pesados envuelto en los brazos del vampiro. —Absorbes mi vida cada semana como si yo te la hubiera robado. Comienzo a pensar que decidiste usarme a tu antojo hasta dejarme sin vida, así lo disfrutas y cuando muera no vas a tener que lidiar con que soy tu asesino predestinado.

No tiene idea de lo mucho que balbucea después del sexo matutino.

—¿Vas a decirme que no te gusta?

—Mientras no bebas mi sangre y dejes de morderme tanto, creo que puedo hacerlo otro poco—se acurruca cerca, en la mañana es cuando la temperatura baja más. Han sido días gélidos. —No vas a matarme, ¿verdad?

—Esa es una pregunta que yo debería hacer.

—No puedo matarte así y, por si no lo recuerdas, si hablamos de asesinos, tú llevas la delantera. —Pasa saliva, incluso eso se le dificulta esos días, puede que comience a atrapar un resfriado. —Me debes un baño caliente y una buena comida, me mantuve despierto toda la noche.

—No voy a alimentar a mi asesino.

—Idiota de mierda.

—Duerme y lo tendrás dentro de poco, nynphae.

Synenērgy: Teoría de la reminiscencia [JOHNTEN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora