Capítulo XV

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Capítulo XV:

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MIENTRAS LLORAS

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Todos me abandonaron esa noche.

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―Que no, Sakura― Habló de mala gana Konan acabando el delineado en su ojo izquierdo.

―¡Mamá!― Chillo la pelirrosa furiosa.

Konan chasqueó la lengua enojada tras el grito de su hermana menor, el delineado le había quedado chueco.

―¿Qué sucede ahora? ― Preguntó la Haruno mayor ingresando al dormitorio de sus hijas.

―Konan no quiere llevarme a la fiesta de fin de curso―

La de cabellos azules bufo fastidiada ante los caprichos de su hermana menor, su móvil vibro sobre el tocador. Pain pasaría en unos quince minutos y lo peor era que venía con sus hermanos menores, ahora si no podría seguir negándose a llevar a su hermanita.

―Porque es mi graduación― Replicó Konan con voz cansada volviéndose a hacer el delineado.

―Sasuke me invito, mamá―

Y como si ese nombre fuera mágico, los ojos de Hikari Haruno se iluminaron, Konan rodó los ojos, Sakura sonrió victoriosa.

―Lleva a tu hermana a esa fiesta―

Faltaba una semana aún para acabar las clases pero Itachi Uchiha había organizado esa enorme fiesta de fin de curso en su lujosa casa. Esa noche del viernes no se le borraría de la mente jamás nunca a Sakura Haruno.

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―Sakura, vámonos ― Chillo desde la puerta y observó el viejo Chevy detenerse en la entrada de la casa ―Pain ya llego―

Sakura bajo de prisa taconeando en la escalera. Rin frunció el ceño al verla, Sakura aún tenía quince años le faltaban más de dos semanas para cumplir los dieciséis pero se veía muchísimo mayor con tanto maquillaje. Llevaba un ajustado y demasiado corto vestido color rojo, unos borcegos de plataforma color negros, el cabello laceo y largo hasta la cintura, unas pestañas muy largas y tupidas, las mejillas sonrojadas y los labios rojos. Sakura sonrió bajando a la sala y tomando el bolso blanco de la mesita del recibidor.

―¿Así vas a ir?― Chillo Rin frunciendo el ceño y volteó a ver a Konan.

Esta sonrió divertida, ella llevaba un crop top color azul casi transparente y un pantalón cargo holgado color negro, zapatillas deportivas y casi o más maquillaje que la Haruno menor.

―Deja a tus hermanas en paz― Murmuró Hikari y sonrió al ver a sus hijas ―Están bellísimas―

Sakura sonrió y Rin se aproximó a ellas para despedirse de fondo se escuchaban las risas de Matsuri, por suerte aún tenía a la más pequeña que le hacía caso en todo. Las del medio eran las peores.

―Cuida de Sakura― Murmuro la castaña preocupada, Konan rodó los ojos.

Era su hermana menor, no su hija.

―Ya, mamá― Bromeó Sakura abrazando a Rin a modo de despedida, ni que fuera la primer fiesta a la que asistía.

Un extraño sentimiento embargo a ambas chicas. Rin no quiso soltarla y Sakura no quiso irse. Finalmente lo hicieron, se soltaron y la pelirrosa camino a paso lento con el corazón acelerado hasta aquel viejo coche donde las esperaban los hermanos Uzumaki. Subió al asiento trasero donde se encontraban Naruko y Naruto, el rubio quedó en el medio de ambas chicas y a Sakura casi se le revolvió el estómago al sentir ese aroma cítrico a pomelo que desprendía la rubia.

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