Suelo quejarme del reloj, de los papeles
y de las ventanas con barrotes
que lo encierran todo en unas cuatro paredes.
Paredes a las que vuelvo casi cada día.
Y me quejo. Me quejaré siempre. Hasta que deje de hacerlo
cuando lo eche de menos.
Porque después de todo, sé que algún día la nostalgia
que ahora me acompaña en silencio
rugirá.
Alto, con fuerza.
Como ruge el tigre rayado que criaste
en mi pecho.
Un tigre rayado, grande y pesado:
Hecho y derecho.
Han encerrado a ese tigre en otras cuatro paredes,
sin papeles,
sin relojes,
con sangre y corazones.
Y ese tigre ruge y ruge
esperando que le oigas
sin ser una desagradable nota
en la jungla que más allá
de las paredes crece densa
siendo tu hogar, y el mío.
Mundo finito
en el que solo una vez
nos hemos acercado
para no hacer más que distanciarnos
cada uno a su lado.
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Poemario de mi adolescencia
Poésie⚠️Atención, algunos de estos poemas tratan temas como los desórdenes alimenticios, comportamientos autolesivos y el suicidio. No voy a poner restricciones de edad porque trato temas que la gente vive en diferentes etapas y cada uno se conoce a sí m...