Poema n°152: Criaste un tigre

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Suelo quejarme del reloj, de los papeles

y de las ventanas con barrotes

que lo encierran todo en unas cuatro paredes.

Paredes a las que vuelvo casi cada día.

Y me quejo. Me quejaré siempre. Hasta que deje de hacerlo

cuando lo eche de menos.

Porque después de todo, sé que algún día la nostalgia

que ahora me acompaña en silencio

rugirá.

Alto, con fuerza.

Como ruge el tigre rayado que criaste

en mi pecho.

Un tigre rayado, grande y pesado:

Hecho y derecho.

Han encerrado a ese tigre en otras cuatro paredes,

sin papeles,

sin relojes,

con sangre y corazones.

Y ese tigre ruge y ruge

esperando que le oigas

sin ser una desagradable nota

en la jungla que más allá

de las paredes crece densa

siendo tu hogar, y el mío.

Mundo finito

en el que solo una vez

nos hemos acercado

para no hacer más que distanciarnos

cada uno a su lado.

Poemario de mi adolescenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora