Poema n°102: Un poema al alba

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Alegre y dulce, con sabor a mandarina.
Me escuchas, me quieres, me animas: eres como mi hada madrina.
Siempre estás allí, como el alba, que saluda de día, por eso a veces la gente no te mira, se acostumbran a la rutina. Pero no hagas caso, niña, tu corazón de oro es una mina.
Tus ojos, llenos de vida, me alegran cada día.
Tus mejillas, que decoras siempre con una sonrisa, son de lo más bonitas.
Es una delicia pasar mi tiempo contigo, compartir mis aventuras y secretos es de lo más divertido.
Te quiero, porque eres bonita, preciosa y cariñosa. Así de simple, créeme, ya encontrarás a tu príncipe.
Crees que eres torpe: que si letras, que si números... ¡Tonterías! Todo lo que quieres lo dominas.
Alba, tú brillas. Brillas más que nadie. Hay muchas estrellas, todas elegantes y hermosas, pero ellas solo brillan de noche, todas juntas y apretaditas, tú de vuelta traes la luz, de rosa tiñes el cielo azul.
Querida, iluminas mi vida, tú sola eres capaz de llenar el cielo de alegría.

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