Poema nº90: encuentros con la muerte

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¿Cómo es que la muerte se me aparece en cada pensamiento, en cada sueño?

Quizá es porque dejo la ventana abierta de noche y la oscuridad tiene vía libre para entrar, pero mi intención era abrir la ventana para poder respirar.

Quizá la muerte me visita porque me ve sola y solo quiere socorrerme, sacarme de esta luz que me ciega y me convierte en un ser irracional.

Quizá soy yo la que persigue a la muerte, siempre he buscado paz, siempre he buscado misterio, siempre he anhelado algo que me haga sentir viva, ¿por qué no la muerte? ¿No eso lo que hacen los escaladores y los paracaidistas?

Quizá me topé un día con la muerte por la calle, como siempre miro hacia abajo, no es de extrañar que me chocase con ella sin siquiera percatarme.

A veces creo que fueron los demás quienes me la presentaron. Siempre están todos tan ocupados con sus cosas que fue ella la única que se ofreció voluntaria a hablarme.

¿Y si en realidad estoy rodeada de muertos? Todos van siempre arrastrando los pies, arrastrando todo eso que tanto les hiere. A veces me pregunto si mis vecinos y compañeros tendrán corazón; si tienen palabras, si tienen emociones, si tienen algo que les llene el pecho o solo están vacíos.

A veces me digo que la muerte se me aparece por tener esperanza, por rezar. Es como si para mí fuera una deidad.

Quizás la muerte se pega a mí porque está sola y hace frío. Quizás ella es tan humana como tú y como yo y solo quiere un achuchón.

Quizás la muerte me visita en sueños porque tiene envidia de la pesadillas, todos estamos tan ocupados muriendo que hemos dejado de tenerle miedo a nuestra vieja amiga.

Poemario de mi adolescenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora