Poema nº115: Las luces se apagan

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Al principio me ponía triste
porque nada, incluso intentándolo mucho, sería igual de bello que ella.
Ella era la luz, a veces temblaba un poquito, cada vez más, hasta que se apagó.
Y me quedé sin luz.
Me enfadé mucho,
nada nunca brillaría como ella.
Ahora, sin embargo,
no me enfado ni lloro tanto.
He aprendido a vivir sin su luz.
Las luces se apagan, y durante unos minutos,
vives en la oscuridad.
Una oscuridad eterna.
Una oscuridad que parece no terminar.
Cierras los ojos, te quedas quieto: te asemejas a un muerto.
Pero alguien te agarra de la mano,
mientras vives, nada es en vano.
Abres los ojos y ves que no estás solo.
La oscuridad no es para siempre,
la gente muere, pero el amor vuelve.
Es cierto que la vida no es para siempre,
pero la oscuridad también perece.
La tristeza pasó a ser enfado, lloraba lava, me quemaba, me cortaba.
Pero hoy la vida nace.
Hoy no me enfado.

Poemario de mi adolescenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora