capitulo 8

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Harry estaba tan feliz que no había dejado de sonreír después de recibir las indicaciones de Hermione sobre el embarazo de mellizos y sus riesgos pero habían seguido el camino positivo.

Amaba tanto la idea de tener dos hijos y es que hasta hace unos días solo había fantaseado con la posibilidad de ser padre pero ahora, gracias a Draco, tendría dos hijos. ¿Que más podía pedir?

Un Omega

Su mente no había dejado de pensar en eso desde que descubrió el embarazo de Draco y es que, por mucho que amara a Ginny, ella era una alfa al igual que él. La noche de su primer enlace Harry la había moridos pensando que era una Omega y esto solo la izo enojar, con el tiempo su lobo que siempre se removía incómodo al lado de ella dejó de hacerse presente y no fue hasta hace poco que lo volvió a sentir gracias a Draco.

No quería confundir las cosas pero una parte suya había comenzado a fantasear con algo más que solo unas cuantas horas al lado del rubio, con tomar su mano mientras iban de compras tal como ahora mientras recorrían el centro comercial

- Harry, este lugar es muy caro - Draco se aferraba con fuerza a la mano del alfa - yo no sé si ...

- Draco, tómalo como un regalo para el bebé por favor - el rubio estaba apunto de negarse pero Harry añadió - ahora sabemos que son dos y en unos meses más dejara de enterarte la ropa que tienes, es una forma de ayudarte a sentirte cómodo y también ayudar a los bebés.

Draco no dijo nada más, sabía que Harry no lo estaba haciendo por él, todo era por los bebés, la comida, la ropa, la casa, la amabilidad misma era únicamente por qué Draco llevaba a sus bebés dentro suyo ¿Y si no fuera así? Draco quería pensar que de haberse vuelto a ver con Harry en otras circunstancias este igual le hubiera prestado atención, que tal vez hubieran podido formar una amistad sin embargo también sabía que esto era casi imposible ya que desde la guerra los círculos sociales de ambos habían cambiado drásticamente, ahora era Harry quien iba de un lado a otro en fiestas benéficas o de familias puras mientras Draco trabajaba de forma miserable para poder llevar un pan a su mesa.

Jamás se hubieran visto otra vez y de haberlo echo Harry no lo hubiera vuelto a mirar dos veces y es que debía aceptar que había cambiado mucho desde la guerra, durante sus años buenos siempre había buscado la forma de resaltar su figura con prendas a la medida y siempre tenía su piel terza con pociones caras además en sus últimos años de escuela aún con la guerra había dedicado unos momentos a maquillar su rostro resaltando su belleza natural, traía locos a medio Hogwarts alfa y entre ellos estaba Harry, por qué el siempre lo supo, podía sentir la presencia de Harry aún con su capa de invisibilidad y se deleitaba con esa pequeña atención.

Pero ahora las cosas habían cambiado, su ropa fue embargada con su mansión y no tenía dinero ni para una crema humectante muggle, el jabón de su ropa era su único producto de aseo, cara , cabello, cuerpo, ropa y platos, era todo lo que podía permitirse. Su ropa la había sacado de centros benéficos muggles y las atesoraba enormemente.

Se resignó  a esa vida dónde su vanidad y su confianza se había visto aplastada con la guerra y por más que intentará levantarse siempre había alguien recordándole que era una basura que no servía para nada, dos trajo con el tiempo aquel tartamudeo al hablar y sus tics nervios de estrujarse las manos y mirar hacia el suelo en lugar de a su receptor, se había vuelto una versión mediocre y cobarde de lo que algún día fue.

Lo habían roto en mil pedazos y habían pasado sobre él.

Pero ahora Harry lo tomaba de la mano mientras caminaban hasta una tienda discreta, el calor de su mano contrastaba con su piel fría y la clara diferencia en color de pieles hacía ver a Draco más pálido de lo que era.

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