T2. Capitulo 16

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— Entonces Harry — preguntó el medimago — ¿Cómo te sientes en esta nueva etapa de tu vida ?

¿Cómo se sentía?

— Como en una tormenta — fue lo que dijo antes de comenzar su terapia.

Llevaba ya un mes y dos días de convivir con Draco como pareja. El problema es que empezar una relación con alguien que traía la hormonas alborotadas no era nada sencillo.

Harry estaba saliendo con un Draco sentimental y emocional, con una bolita orgullosa y vanidosa necesitada de atención , y no se está quejando, claro que no, por qué no había nada mejor que ese momento del día cuando llegaba a casa y Draco casi que corría hacia el con su vientre hinchado y extendía sus brazos para que esté lo cargará y dejara besos por toda su carita.

Desde que comenzaron a vivir como pareja es como si un dique se hubiera roto en Draco, ya no andaba por la casa a  hurtadillas, ahora lo hacía como el señor de la casa, ya no pensaba dos veces antes de pedirle algo a Harry, solo lo exigía.

Poco a poco Harry iba viendo otra vez al Draco que conoció en la escuela y lo amaba demasiado.

Pero claro, no todo era color de rosas, había llanto, inseguridades y momento tristes usualmente causados por Harry. Por esos momentos donde su cabeza se hacía un lío e inconscientemente rechazaba al rubio por temor a que sus sentimientos fueran intensificados por los remanentes de la amortentia en él.

— Señor Potter déjeme probar algo — el doctor se acercó a su escritorio y tomó un frasquito de líquido rosa tornasol — huela —

— aleje esa cosa de mi— respondió a la defensiva soltando sus feromonas a fin de intimidar.

— Solo quiero que vea algo, ahora huela — ordenó, reacio Harry obedeció.

Era el aroma de Draco, flores y whisky caro.

— Es... Es Draco — su voz sonaba estupefacta

— ¿Recuerdas la primera vez que te hice oler esto? — Harry asintió — no te olía a nada.

— Ahora huele a Draco.

— Harry ¿A quien huele uno en la amortentia?

— A la persona que ama.

******

Harry regresó feliz, amaba a Draco, no por amortentia, no por un imperio, no. Amaba a ese rubio caprichoso y vanidoso.

Amaba a su dragón.

En el camino paso por un ramo de tulipanes y narcisos, una caja de chocolates y un par de zapatitos para sus bebés.

Esperaba llegar y ver a su dulce Omega recostado en el sillón acariciando su vientre inchado pero nada más abrir la puerta encontró ... Papeles, torres y torres de papeles que no le dejaban ver ni un rincón de su casa.

— ¿Amor? — preguntó nada más entrar —Dragon bonito ¿Dónde estas?

— Aquí cariño — escucho a su izquierda. Con un movimiento de varita abrió un camino entre los papeles viendo algo maravilloso.

Su dulce Omega estaba sentado rodeado de papeles con unos lentes finos sobre sus ojos dándole un aspecto aún más hermoso.

— Hola amor — se acercó a él y dejo un besos sobre sus labios — ¿Me explicas que es todo esto?

— Son tus papeles — le contestó con una sonrisa — Harry.... Eres asquerosamente rico.

Oh ya se acordaba.

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