Capitulo 9

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Harry terminó comodandole a Draco ropa como para toda su vida. Mientras smas iban avanzando en la tienda Harry pudo notar la preferencia del Omega por ropas más "femeninas" así que terminó llenando la cajuela del auto con vestidos, calcetas hasta los muslos, blusas con volados y mucha, mucha, lencería femenina.

Está última lo tomó por sorpresa y es que  en las compras anteriores el Omega habia insistido en que Harry diera su aprobación a sus conjuntos sin embargo cuando llegó a la zona de ropa interior el omega no salió del probador hasta que estuvo todo listo y solo fueron a pagar.

Una parte de Harry se sentía mal por aquella molestia de no poder haber visto al Omega luciendo aquellas prendas que habían elegido juntos, pero la otra parte no dejaba de recordarle que eso no debería importarle pues el ya tenía una esposa en casa a la que mirar.

En el camino de regreso a casa se descubrió a si mismo soñando con lo bonito que se vería Draco en aquellas prendas, no solo las coquetas bragas de encaje que lo había visto llevarse si no también en esos bonitos corpiños de maternidad.

Culpó a su instinto cuando las tripas se le apretaron luego de dejar a Draco en casa y es que se moría de ganas por regresar y ayudarlo a ordenar sus cosa para luego  acurrucarse junto a él pero no podía por qué, como le había dicho a Ángela, era muy probable que Draco se fuera y el no estaba listo para una perdida más.

Es por eso que decidió mantener su distancia y solo contactar a Draco por lo más puramente necesario mientras tanto se enfocaría en cuidar de su querida esposa.

Pero las cosas no siempre salen como uno quiere pues en la casa de Harry las cosas iban de mal en peor, su relación con Ginny parecía deteriorarse cada vez más. La alfa había comentado a hundirse en su propia miseria, la falta de un útero había dejado en carne viva sus hormonas alfa haciéndola más.agrewiva y renuente a la presencia de Harry en su mismo espacio, por esa misma razón la chica no había salido de su habitación en días y Harry solo se limitaba a dejarle el almuerzo en la puerta antes de que Ginny lo quisiera atacar otra vez.

Harry se había sumido en una rutina que consistía en despertar, hacer la comida para Ginny y dejarla en la puerta, ir a su trabajo, volver a su casa, escuchar como Ginny le gruñía y luego irse a dormir.

Así pasaron dos semanas, dos semanas llenas de agotamiento tanto emocional como físico y es que para poder distraerse un poco de su complicada vida personal Harry había volcado su total atención en su trabajo de auror que sinceramente era algo que ya no le satisfacía del todo.

Por otro lado estaba Draco, desde aquella extraña tarde donde dejaron aquel tema en el limbo, si el tema sobre Draco siendo solo un vientre de alquiler y nada más, no habían vuelto a hablar.

El rubio le había cerrado la red flu luego de mandarle una escueta nota explicando que lo mejor para ambos sería mantener una relación estrictamente profesional de empleado y jefe, puedo es lo que eran, Harry lo sintió como una patada al hígado.

Periódicamente el Kricher llegaba a su puerta con un informe sobre la salud del rubio y como todo estaba "en orden" era todo lo que decía, sin detalles ni especificaciónes dejando a Harry en otro limbo emocional donde no sabía absolutamente nada sobre la persona que gestaba sus hijos.

Cómo odiaba esto.

Pero entonces todo pareció ir mejor.

Si bien esa mañana había empezado siendo una mierda pues Ginny amaneció más violenta de lo usual mordiéndole fuertemente una de sus manos hasta hacerlo sangra, luego en el trabajo se olvidó de sus informes así que lo regañaron por ello y había salido algo herido en una redada que hicieron a unos magos oscuros, cuando volvió a casa Ginny le dejó en claro que no quería que le cocinara más pues le daba asco sentir su aroma impregnado hasta en su comida y Harry sintió como su lobo bajaba sus orejas totalmente triste de que la persona que se suponía debía ser el amor de su vida no lo quisiera y es que más allá de ser esposos Harry y Ginny habían Sido amigos, mejores amigos.

La pelirroja fue la primera en saber sobre su bisexualidad, también la primera en consolarlo tras los estragos de la guerra, fue la única que lo entendió de entre sus amigos.

— Harry, se que eres el maldito niño que salvó al mundo, pero también eres un muchacho de apenas 18 años que no ah podido vivir su vida ¡Vive tu vida sin que te preocupes nadie más que tú! — le dijo en una ocasión y Harry había intentado vivir por el mismo.

¿pero que pasó? ¿en qué momento renunció a lo que realmente quería para ser ... Esto?

Harry estaba tan perdido en sus pensamientos que el ruido en la cocina lo sobresaltó, eran las tres de la mañana, Ginny dormía en su cuarto ¿Quien sería tan estúpido como para entrar a robarle a él?

Con varita en mano bajo hasta el primer piso y esperó a que el ladrón apareciera para cruciarlo pero grande su sorpresa cuando el elfo encargado de cuidar a Draco estaba... Asaltando su cocina.

— Kreacher ¿Que haces aquí? ¿está todo bien con Draco?.

— Amo Potter, el señorito Malfoy está bien, solo vine... Vine a ... — el elfo se retorcía las manos sin saber que responder

— Kreacher, es de madrugada, estoy cansado y no me dejas dormir. Habla de una vez.

— Antojo, el joven Malfoy ah tenido antojos toda la semana pero hoy no había lo que quería y el dinero que dejó lo gaste comprando los insumos para los otros antojo — el elfo se comenzó a jalar las orejas — No culpe al señorito, el no pidió nada pero yo lo sabía, que quería comer algo diferente y se lo preparaba.

Draco ... Se había estado privando de sus antojo ¿Por no incomodar lo? ¿lo veía como alguien tan malo como para temer pedirle un antojo?

Harry ordenó al elfo ir a comprar lo necesario para surtir la casa luego de darle mucho dinero, luego fue a su habitación y tomo su gabardina y salió directo a la casa de los Black.

Cuando llegó la casa se veía sola, las cosas estaban tal y como el las había dejado. O Kreacher limpiaba muy bien o Draco no se movía por la casa.

Harry subió las escaleras de dos en dos hasta las habitaciones, fue a la de Draco y la encontró vacía, eso alertó a su lobo, así que fue hasta la que se supone era suya y casi se le para el corazón.

En medio de su cama, entre todas su prendas, que estaba más que seguro tenían un muy tenue olor a el, estaba Draco. Abrazaba y apachurraba su vientre mientras susurraba pequeños arrullos como queriendo calmar a los bebes.

— Vamos cariño, no puedes pedir estas cosas ahorita. Te prometo que el desayuno estará rico pero por favor no me hagas esto.

Pequeñas lágrimas rodaban por las mejillas del Omega.

— no puedo dártelo, no puedo...

A Harry se le partió el alma, el rubio le hablaba con tanto cariño a esos bebés que la sola idea de quitárselos le aprecio bizarra. Se sacó la gabardina y la echo sobre Draco sobresaltandolo en el camino para luego echarse junto a él y comenzar a soltar sus feromonas.

— ¿H..harry? Oh dios mío, lo siento tanto ¿K..kreacher te despertó? En serio lo siento.

— Shhh todo está bien — Harry lo pego más a su pecho mientras sus manos sobaban la ligera protuberancia de su abdomen — yo soy un mal alfa, debí quedarme con ustedes.

— No, no somos tu respon..

— Lo eres — Harry dejó un beso en su nuca — siempre lo has Sido. Siempre has Sido tú.

Draco quiso decir algo más.pero no pudo, no cuando el aroma de Harry lo adormecía tanto que lo izo atontarse y caer rendido entre los brazos del alfa que dejaba besos en su piel y lo abrazaba contra su cuerpo.

Omega de alquiler Donde viven las historias. Descúbrelo ahora