«Mierda, mierda, mierda...» pensaba Ginny una y otra vez, mientras corría por los pasillos del departamento de Misterios.
En su segundo día de entrenamiento de auror volvía a llegar tarde, y es que la noche anterior a Leo se le ocurrió tener un poco de acción y Ginny tuvo que complacerlo, así que durmió muy poco si se añadía también la pesadilla recurrente de la muerte de sus padres. Debía verse como un cadáver viviente. Apenas había tenido tiempo para desayunar y tampoco se pudo tomar su café mañanero. Seguramente tendría dolor de cabeza el resto del día.
—¡Mary! —exclamó la pelirroja al ver a la chica cerca de los cubículos de aurores.
Mary la miró con severidad una vez más y Ginny recordó la mirada de la profesora Mcgonagall.
—Otra vez tarde, así vas a perder muchos puntos —respondió Mary—. Ten, mejor toma un poco de café que se ve que no descansaste y... ¡Corre! ¡Corre!
Ginny se rió mientras Mary le entregaba un vaso de café de una cadena muggle a la que ella no conocía demasiado, pero había visto en Estados Unidos. El sabor era algo raro, pero como el Whisky, se podía adaptar bastante bien después del según trago. Sin dejar de tomar, trotó hacia la sala de entrenamiento y entró provocando inadvertidamente cierto estruendo.
Todos sus compañeros estaban colocados en parejas y parecían practicar hechizos. Ernie, que estaba cerca de la puerta observando los duelos, la miró, no con severidad sino con diversión.
—Llegas tarde, Weasley —comentó y hasta parecía aguantar una risita.
«¿Me veo tan mal?»
—Perdón, entrenador Macmillan, no volverá a ocurrir. —Ginny sonrió con inocencia.
Se le hacía extraño llamar a Ernie de manera tan formal, pero quería ganarse puntos con él. Lo que parecía haber logrado, porque el chico rió y le hizo un ademán de que incluyera entre los demás.
—¡Por aquí! —le susurró algo alto Joseph, que había estado sentado en el suelo apoyado en una columna, mientras a un lado Efraim y Eric practicaban algunos hechizos—. Por suerte llegaste, porque somos impares y me quedé sin pareja. No es la primera vez que me pasa. En Hogwarts hubo un baile cuando me gradué y la ultima chica que yo había invitado me lanzo un refresco encima...
—¿Por qué? —preguntó Ginny.
—Era mi ex y le pregunté primero a su hermana si quería acompañarme. No sé que esperaba, ¿que pensara primero en mi ex?
Ginny rodó los ojos, disfrutando de la libertad para hacerlo sin que Leo la criticara y soltó una risita.
—Menos charla y más practica —ordenó Ernie, sin parecer del todo severo.
Joseph y Ginny se separaron por varios pasos y fueron imitando lo que hacían Efraim y Eric, que en general consistía en que uno lanzara un hechizo de desarme hacia el otro y luego este lo devolviera, así en bucle, para perfeccionar los hechizos mas sencillos y poder pasar a algo mayor.
Joseph era bastante bueno, aunque Ginny no se quedaba atrás. Y como ya estaban comenzando a aburrirse, siendo las personas tan imperactivas que podían llegar a ser, siguieron conversando y bromeando, también compartiendo algunas palabras con Efraim y Eric, que competían por ver quién era el mas rápido desarmando al otro.
Efraim ganó por muy poco.
Los cuatro estaban tan sumergidos en sus risitas bajas, burlas y temas de conversación, que no notaron cuando el resto de la sala guardó silencio, uno igual al del día anterior cuando llegó el verdadero jefe. O bueno, al menos Ginny no lo notó hasta que lanzó un hechizo a Joseph y sus amigos también guardaron silencio, mirando algo por encima de sus hombros.
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Su Debilidad [Harry y Ginny]
FanfictionGinevra Weasley, fue enviada por sus padres a Estados Unidos cuando tenía 14 años, muy a pesar de que por fin pudo entablar una amistad con Harry Potter, el chico del que siempre estuvo enamorada. Una año y medio después de la desastrosa batalla de...