Capitulo 12:

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Tuvo una nueva pesadilla. Hacía un tiempo que no las tenía, pero aquel jueves llegó a la madriguera tan agotada por los entrenamientos prácticos que ni siquiera tuvo energías de visitar a Harry. Él, además, durante el día se notó bastante ocupado, con papeles de mas que Ernie le insistía que revisara y una reunión importante con el señor Flame, así que tampoco había querido molestarlo. Sí que le dio cierta tristeza no haber visitado a Teddy, porque aunque solo pasó un día desde la última vez que lo vio, lo extrañaba, y sabía que el niño estaba esperando que lo visitara.

Pero el agotamiento era extremo. Y tenía que guardar energías para el viernes, que sería bastante movido por ser el día del festejo al que sus amigos le habían dicho que tenían que ir, en aquella Villa mágica, siendo un posible lugar en el que atacarían los mortifagos.

Sin embargo, cuando se despertó casi a las tres de la mañana, por una nueva pesadilla en la que sus padres eran partícipes, Ginny se dio cuenta de que no podría volver a dormir. Aquel sueño se sintió tan real y esta vez Harry también estaba. Voldemort se lo llevaba a la oscuridad junto con sus padres y por sus gritos y alaridos, adivinó que nada bueno les estaba sucediendo.

Decidió que quería aclarar un poco su mente y salió de su habitación, sintiendo un pequeño estremecimiento por lo frio que se sentía el suelo contra sus desnudos pies. Desde que había terminado con Leo y Harry le devolvió la confianza en si misma, comenzó a recuperar los hábitos que había perdido, como caminar descalza por su casa si eso era lo que quería, colocarse la ropa o los pijamas que mas le gustaban sin importar que se le notara el tatuaje e incluso había recuperado su vocabulario mental de malas palabras para usarlas cuando quisiera. Esto último no se escuchaba del todo bien, pero a veces cuando te lastimabas el dedo chiquito del pie no ibas a soltar cosas como: «Cielo santo».

Bajó a la cocina y tomó un vaso de agua, despertándose por completo y sintiendo cierta paz con la madriguera así de silenciosa. De esa forma, no se perdía el susurro de la brisa contra las ventanas, o el canto nocturno de los grillos en el patio y sentía que además, disfrutaba del olor campestre que siempre la rodeaba. Tal vez por eso le gustaba también correr por el bosque, aunque últimamente había dejado de hacerlo porque le asustó saber que un posible punto de encuentro de mortífagos se encontraba tan cerca.

Con lo ocupada que estaba no había tenido tiempo para investigar ese lugar y tampoco tenía ánimos de hacerlo en ese momento, sola. No era tan demente. Tal vez el fin de semana vaya con sus amigos.

Cuando se terminó su segundo vaso de agua, comenzó a vagar por la casa simplemente observando todo. Las decoraciones que mantenía su madre ahí seguían, como algunos jarrones y manteles, pero Ginny se dio cuenta de que el reloj que anunciaba los lugares en donde se encontraban los miembros de la familia había desaparecido y ella supo porqué, sin necesidad de pensarlo demasiado.

Como si no fuera del todo dueña de su cuerpo, se colocó una chaqueta y salió de la casa hacia el garaje junto a la misma. Ese era el lugar seguro de su padre, donde tenía su oficina y guardaba sus objetos de colección muggle. Su madre casi no entraba ahí porque le disgustaba todo lo desordenado que estaba, pero a Ginny siempre le fascinó y le siguió fascinando esa segunda vez que entró.

Todo permanecía como lo recordaba, aunque igualmente cubierto por una delgada capa de polvo, dando a entender que, como ella, sus hermanos tampoco se habían adentrado a ese lugar. El auto Ford Anglia de su padre abarcaba casi todo el centro del garaje y en los alrededores no había demasiado espacio para caminar, por las repisas y mesas que sostenían distintos artefactos muggles, de los que ella solo podía reconocer la mitad. Incluso del techo colgaban algunas correas, banderas y otros objetos que tenían un gran valor sentimental para su padre.

Su Debilidad [Harry y Ginny]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora