El jueves las cosas surgieron de forma más calmada en la madriguera, o al menos así lo percibió Ginny, que se dio el lujo de correr por el bosque temprano en la mañana y al regresar, sus hermanos y mejor amiga estaban esperándola. Todos la abrazaron y Ginny se sintió aliviada de que ninguno la odiara o quisiera obligarla a regresar con Leo. Pero tampoco era tonta, podía notar las miradas de sospecha que le lanzaban Ron y Hermione, y la forma en la que los dos cuando la abrazaron le dijeron «Ya se te pasará». Como si estuviera cruzando alguna etapa o crisis. Los gemelos tal vez fueron los únicos que se sintieron reales.
En cuanto a Leo, esa mañana no lo vio y sabía que lo haría en la tarde, cuando se reunieran para cenar. Discretamente sus hermanos le habían dicho que Leo se quedaría, dado que era nuevo en la ciudad, aun no reunía el dinero suficiente para alquilar algo o mantenerse en un hotel bastante tiempo y eran las únicas personas que conocía. Ginny no deseaba que fuera así, pero tampoco podía hacer nada, ya que en parte ellos tenían razón y la madriguera pasó a ser un bien compartido entre todos los hermanos Weasley, así que su voto por si solo no cambiaba la situación.
Otra cosa que no sabía si era desconcertante o emocionante, es que sus hermanos y Hermione no habían cambiado de opinión sobre el tiempo que debían pasar juntos. Hacía mucho no estaban reunidos todo un día haciendo lo que quisieran y Ginny se alegró que al menos existieran intensiones de volver a ser una familia unida, como lo eran antes de la muerte de sus padres.
Los planes para ese mismo fin de semana seguían en pie, aunque no se engañen, Ginny seguía queriendo hablar con Harry para aclarar algunas dudas. Tal vez, si era directa y calmada, podrían entenderse. Ella había aprendido que hablando era la mejor forma de resolver ese tipo de situaciones, por lo que estaba decidida a asistir a dicha cita el sábado con él y hacerle algunas preguntas. Aun no creía del todo los rumores que habían esparcido Ron y Hermione.
El lado bueno es que ella aun no había dicho la verdad sobre su entrenamiento de auror, y asistió ese jueves a las clases como se había vuelto habitual —segundo día llegando temprano—. Ahora que comprendía la situación, no se enojaba cuando Harry no la miraba más que al resto o no le daba cierto favoritismo. Y de hecho comenzaba a disfrutar que solo ese lado sensible de su personalidad surgiera con ella, de cierta forma la hacía sentir especial. Sin mencionar que no necesitaba ningún tipo de apoyo. Se destacaba por si misma en los duelos y después también en las clases teóricas, con su conocimiento en Transformaciones y Defensa Contra las Artes Oscuras. El manejo de criaturas mágicas lo tenía aun pendiente, pero pensaba mejorar con los consejos y los libros que le recomendó Efraim.
Y hablando de sus nuevos amigos. Estos se preocuparon bastante por su huida del miércoles, pero Ginny les aseguró que todo estaba bien y que el rasguño de la mejilla se iría con el tiempo, probablemente ni siquiera deje una cicatriz. Claro que solo les tomó esa misma clase del jueves para notar que algo mas había pasado, porque cuando Ginny o alguna otra persona no lo notaba, ellos sí que observaban las miradas de reojo muy intensas y a veces orgullosas que le lanzaba Harry. Eran discretas, pero notables para cualquiera que prestara un poco más de atención.
Después de la clase del jueves y como salieron algo más temprano, fueron al Caldero Chorreante a seguir celebrando y bebiendo un poco. Los chicos aprovecharon para preguntarle a Ginny y ésta terminó contándoles todo, porque necesitaba desahogarse, y mas cuando Luna y Neville estarían ocupados hasta el fin de semana. Claro que luego se arrepintió, porque los chicos se tomaron muy bien la noticias y comenzaron a hacerle burlas.
El viernes las lecciones prácticas se pasaron —un tiempo— entre risas bajas, llamadas de atención por parte de Ernie y una que otra burla hacia Ginny, diciéndole que su «príncipe» la estaba mirando —Joseph aprovechaba para introducirla en el mundo de los cómics y los superhéroes—. Por supuesto que, siguiendo con el apodo de Ariel o Sirenita que ellos le habían puesto, jugaban con quienes eran los personajes secundarios.
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Su Debilidad [Harry y Ginny]
أدب الهواةGinevra Weasley, fue enviada por sus padres a Estados Unidos cuando tenía 14 años, muy a pesar de que por fin pudo entablar una amistad con Harry Potter, el chico del que siempre estuvo enamorada. Una año y medio después de la desastrosa batalla de...