Su Debilidad [Harry y Ginny]

Capitulo 15:

Ernie prosiguió con el entrenamiento, haciendo algunas pruebas con varios novatos para saber el tipo de resistencia que tendrían ante el Veritaserum. Como futuros aurores, el departamento de seguridad mágica debía asegurarse que, de presentarse el caso, no sucumbieran ante los efectos de la poderosa poción y revelaran detalles confidenciales. Ginny notó que a los del Wizengamot y Leo les preocupaban todas estas pruebas y entrenamientos, pero a ella le gustó realizarla para saber cómo era.

El Veritaserum no la hizo sentir de forma especial, mucho menos el antídoto sarcásticamente nombrado «Muerte al Mentiroso» y Silvia y Pamela, que seguían siendo sus supervisoras, le hicieron algunas preguntas a las que Ginny no pudo evitar responder con sinceridad. Pese a que se resistió, seguía siendo bastante difícil. De todas formas, las chicas no esperaban que lo lograra a la primera y tenían mucho tiempo para seguirlo ensayando.

Los demás novatos que se sometieron a la prueba voluntariamente tampoco tuvieron mejor suerte y trataron esa tarde de adelantar todo lo que se podía. El miércoles tendrían una lección teórica así que los demás días estarían disponibles para seguir practicando la resistencia al Veritaserum, con ayuda del antes mencionado antídoto. Ginny se alegró de que su cinturón de auror ya llevara el frasco con Veritaserum y su respectivo antídoto.

Antes de que el día de entrenamiento acabara, el señor Flame, su séquito de hombres del Wizengamot, incluyendo a Leo, se marcharon sin darle nada mas que una mirada a los novatos y Harry, quien continuaba mostrando aquella expresión enojada que estuvo estremeciendo a mas de un novato. Ginny no se extrañó ni tampoco se preguntó la razón de su salida, porque estaba concentrada en su entrenamiento. Y al este terminar por fin, se sintió satisfecha de su desempeño.

Pamela, que últimamente se estaba mostrando más expresiva con Ginny, la felicitó diciendo lo orgullosa que estaba. Silvia, Betsy y Cristina también le regalaron sonrisas y palabras de aliento para que siguiera de esa forma. Sus amigos, a quienes tampoco les había ido tan mal, le preguntaron si deseaba ir con ellos al Caldero Chorreante, pero Ginny se negó debido a que se sentía cansada y lo único que quería era dormir.

Harry, por supuesto, en el pasillo y cuando Ginny volvió a rezagarse, le ofreció quedarse en su casa ese día. Por lo general siempre lo visitaba a él y a Teddy después de los entrenamientos. Ese día se sentía cansada y para no perder la costumbre, quiso pasar la noche con sus dos personas más especiales.

Quedó con Harry que la esperara en su oficina, pues ella iría bastante rápido a recoger un poco de ropa en la madriguera. El azabache hubiera querido acompañarla, pero Ginny sospechaba que sus hermanos estaban en casa, así que no quería que su novio se encontrara en medio de una situación incómoda.

No obstante, cuando se apareció bastante apartada del jardín delantero de la madriguera y se fue acercando a la irregular estructura, se dio cuenta de que todas las luces del piso de abajo estaban encendidas, y sombras de varios tamaños se recortaban pasando de un lado a otro en lo que parecía ser la sala. Algunas eran reconocidas para ellas, pero otras no y de inmediato supuso que sus hermanos tenían mas visitas de la habitual.

«—...Tal vez, no sé, podrían ser personas cercanas a nosotros que tu conoces mas que yo... Hablo de tu ex y los actuales miembros de la Orden del Fénix—» dijo la voz de Eric en su cabeza con respecto a los mortífagos y Ginny tuvo que sacudirla para intentar disipar las ideas descabelladas y la preocupación.

No había mortífagos en su casa. Debía ser una reunión normal de la Orden del Fénix, aunque con solo eso la llama de la curiosidad se encendió en su interior. Si ahora seguía su camino y entraba con normalidad a la casa, las conversaciones en el interior se acabarían y los miembros de la Orden se irían, lanzándoles miradas discretas a sus hermanos y cuñadas.