Capitulo 20:

1.1K 63 106
                                    

Ahí estaba de nuevo, visitando la tumba de sus padres en el Campo de los Héroes. Hagrid había plantado alrededor de la lápida unas muy bonitas flores que Ginny estaba segura ellos amarían, en especial su madre. Además, según le dijo el guardabosque, siempre estaba al pendiente del cuidado de la lápida y que las letras grabadas fueran legibles, lo que agradecía bastante.

En aquellos momentos, donde estaba sola en ese casi desolado lugar, pensaba en lo extraño que resultaba. Parecía como si el Campo de los Héroes fuera un lugar remoto, un trozo de tierra que trajeron de otro planeta y lo habían colocado allí, creando nerviosismo por entrar en cualquiera que pisara el colegio. Casi nadie visitaba esas tumbas. Ginny estaba segura de que algunas ni siquiera habían sido visitadas una vez, lo que la hacía sentir triste.

¿Así era como tenía que terminar la vida? ¿Qué más podía hacer? Todas esas personas estaban muertas. No había forma de revertir la muerte. Sus padres jamás regresarían, y la fragmentación de su familia solo empeoraba la situación.

Se sentía bien viviendo ahora con Harry, llevaba dos días de esa forma —era sábado— y le encantaba. Despertaba en las mañanas gracias a los llamados emocionados de Teddy, bromeaba con Harry en la cocina mientras él le daba lecciones profesionales para cocinar ciertas cosas, luego podía jugar con Teddy a molestar a Kreacher, robándole chocolate del que escondía para que ellos no lo comieran y aunque extrañaba los entrenamientos de aurores, el lunes empezaría, como si nada hubiera pasado.

Nada.

Ginny quiso reírse, pese a que no tuviera gracia.

Claro que había pasado algo. Tres de sus hermanos y su cuñada quisieron envenenarla. ¿Por qué? Tal vez para provocar a Harry... Ese tema, por alguna razón, no le cerraba del todo y su instinto, desarrollado en los entrenamientos, le decía que solo se había sumergido un poco en aquel misterio, teniendo aún bajo sus pies un océano oscuro y peligroso. Sin embargo, no se sentía con demasiadas ganas de investigar. Ya no.

La adrenalina y emoción por buscar al verdadero líder de los mortifagos se había esfumado en el momento en que su vida de verdad estuvo en peligro. Cuando pudo haber muerto si sus hermanos seguían suministrándole más de ese veneno sin que se diera cuenta. Pudo haber acabado mal. La posibilidad le dolía. Pudo haber dejado solo a Harry, a Teddy, a los hermanos y amigos que de verdad valían la pena...

Tantas cosas pudieron haber pasado. Pero no fue así y Ginny quería creer que tampoco sucedería.

Necesitaba hacer tantas cosas antes de morir. Como por ejemplo, ser feliz y tener una familia con Harry. Hasta había considerado la idea de ayudarlo en sus planes para gobernar el mundo mágico... Después de todo, serían esposos y no le disgustaba la idea.

Ser reina, primera dama, gobernante del mundo mágico y muggle a su lado... Parecía descabellada la idea, pero en su interior le gustaba. Sentía que era lo correcto.

Mientras seguía mirando la lápida de sus padres, ahora con menos tristeza por los planes que hacía en el futuro, sintió varias presencias acercándose a ella por la espalda y esta vez sí se giró, pensando que podrían tratarse de Ron, Hermione, Percy y Charlie. Pero se llevó una grata sorpresa al ver a sus amigos, Efraim, Joseph y Eric.

Cada uno llevaba un ramo de flores de distintos colores y miradas preocupadas, seguramente por el estado en el que ella se encontraba. Ginny les sonrió, logrando calmarlos un poco.

—¿Cómo supieron que estaba aquí?

—Tenemos nuestros contactos —alardeó Eric.

—En realidad le preguntamos al entrenador Macmillan y él nos llevó a la casa de Harry Potter, donde un gruñón elfo doméstico y nuestro sobrino nos dijeron que estabas aquí —aclaró Efraim.

Su Debilidad [Harry y Ginny]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora