Capitulo 19:

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Las supervisiones del día lunes fueron cuanto menos interesantes. Ernie había organizado una nueva pistas de obstáculos, esta vez combinando lo muggle y lo mágico, en la que probarían su toma de decisiones bajo presión. En cada cámara habían acertijos, búsquedas del tesoro o simplemente retos que pusieran a prueba el instinto de los novatos y en la que por supuesto se les sometía a bastante presión, porque hubo una cuenta regresiva y si no terminaban a tiempo, se quedarían encerrados durante tres horas en el armario con el boggart.

Esto tal vez fue motivación suficiente para los novatos, quienes se esforzaron por hacerlo lo mejor posible. Ginny estuvo calmada mientras esperaba a que fuera su turno, tratando de guardar energías para la prueba, ya que sabía que se cansaría demasiado rápido. Se estuvo haciendo habitual en esos y ella no entendía porqué.

Aun tenía sus teorías en la mente pero no había querido compartirlas con nadie, ni siquiera con sus amigos, que mencionaron lo pálida que se encontraban.

Por suerte logró hacer bien la pista de obstáculos, superando de nuevo a Milton, pero acabando tan cansada como el viernes con el entrenamiento físico —Joseph la pasó de maravilla ya que Cristina lo felicitó personalmente cuando culminó la prueba—. Pudo haberse desmayado de no ser porque Efraim le ofreció un caramelo. El cual, además, le recordó que tenía hambre. Y odiaba esa sensación de querer comer pero dejar la comida a medias gracias a las náuseas. Si llegaba a vomitar después se sentía demasiado débil y con más hambre.

Sin mencionar que había tenido también unos cuantos calambres en las piernas y en las manos, los cuales decidió ignorar.

«Ya se me pasará» se dijo a si misma, muy a pesar de que para el martes de entrenamiento se sentía igual o peor de cansada. Ni siquiera dos tazas de café —uno que se bebió en la madriguera porque Charlie le dijo que se lo guardó Fleur y otro que le ofreció Mary en el Ministerio— pudieron hacerla sentir más activa.

Tuvo suerte de que sus mentoras decidieron pulir su talento con el Veritaserum y no sus movimientos físicos en defensa personal muggle.

Mientras, rato después, descansaban para seguir practicando el Veritaserum, Ginny y los chicos se sentaron en el suelo, un poco apartados de los demás, queriendo hablar sobre su misión personal, ya que tampoco el lunes tuvieron demasiado tiempo. Harry no estaba presente de nuevo y Ernie y sus mentoras se encontraban ocupados entre otra plática a susurros, de modo que pudieron compartir información sin parecer sospechosos.

—¿Algo importante ocurrió durante la fiesta del domingo? —preguntó Eric en voz baja.

—Todo era normal —respondió Ginny, con la espalda apoyada en una columna y bebiendo bastante agua—. Una fiesta de gala normal. Habían muchas personas importantes, esposas de miembros del Wizengamot o trabajadores del mismo piso de la oficina del Ministro.

—¿Él estaba? —intervino Efraim.

—No.

—Y no es extraño. —Se rió Joseph.

—Tiene muy mala reputación últimamente —comentó Eric—. Los periódicos dicen que se ha mantenido sobrio, pero ya nadie lo toma enserio.

—Me parece que discutió con el señor Flame —dijo Ginny—. Él debió amenazarlo con que lo destituiría, o eso fue lo que escuché el viernes a escondidas.

—Le harían un favor al mundo —soltó Joseph—. Pero yo tengo solo una pregunta: ¿Cuándo nos meteremos a la casa de Cowen?

—Yo tengo un presentimiento de que hoy puede ser el día —respondió Eric—. Tal vez hoy salga de nuevo y podríamos entrar, si no podemos entrar en silencio mientras está dormido.

Su Debilidad [Harry y Ginny]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora