Capitulo 5:

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—¿Que hiciste qué? —se sorprendió Neville, mientras esperaban su turno para cruzar una calle concurrida de Londres. La ciudad se encontraba tan activa como lo podría estar un miércoles.

—Nev, no me hagas repetirlo —respondió Ginny, en un tono cansino.

Contrario a lo que creía, tanto su amigo como Luna, que también los acompañaba, se soltaron a reír. Ginny bufó y se permitió el lujo de rodar los ojos, pues Leo no estaba para regañarla.

Aquel miércoles, que era su tercer día de entrenamiento de auror, pudo partir un poco más tarde de la madriguera hacia el ministerio, porque tendrían clases teóricas y los dividieron en grupos para mayor comodidad y en vista de que tenían muy pocas aulas disponibles. Al suyo le tocaba su turno a las nueve de la mañana, de modo que pudo volver a correr por el bosque al menos ese día —no se levantó más tarde por las pesadillas—, comer con tranquilidad su desayuno y tomar su habitual taza de café, y también tuvo la fortuna de que sus amigos estaban desocupados —por fin— y decidieron hacerle compañía hasta el Ministerio.

Ese día, por suerte, estaba llegando bastante temprano, como para permitirse el lujo de pasear por el Londres muggle, ver cuantas cosas habían cambiado, actualizarse un poco y, por supuesto, compartir sus penurias con sus amigos. Cuando les contó el acercamiento con Harry del día anterior, ellos no reaccionaron de forma especial, pero si al continuar diciendo que se imaginó que Leo era Harry cuando tuvieron relaciones en la noche.

Y digamos que no parecieron ofendidos, enojados o confundidos, más bien divertidos y emocionados.

—Pobre de Leo... —se lamentó falsamente Neville, que no solía hablar así de ninguna persona—. Mira ese avión en el cielo, por allá se está despidiendo su ego masculino. —Señaló un avión que justamente pasaba volando por donde estaban y Ginny le golpeó ligeramente la mano que alzaba.

—¡Esto no es gracioso, Neville Longbottom! ¡Hablo enserio! ¡No se rían!

—Ya debes saber lo que opinamos de él —respondió Luna, que mantenía una pequeña sonrisa en sus labios mientras ahora avanzaban por la acera, esquivando a los muggles.

—Sí, pero se los dije queriendo una opinión imparcial.

Luna y Neville se miraron y se pusieron serios de inmediato. Ginny volvió a rodar los ojos.

—Porque pongan esas caras no tendrán una opinión imparcial. Ustedes no quieren a Leo y pensé que tampoco a Harry. ¿No que se volvió un villano para la Orden? Oh, sorpresa, ustedes son de la Orden.

Sus amigos no comentaron nada.

—¡Ahora me siento tan culpable y confundida! —agregó la pelirroja, notándose verdaderamente angustiada—. ¡Yo quería a Leo! ¡De verdad!

—No, no es así —la interrumpió Luna—. Escuché el relato de cómo se conocieron y no me pareció una historia de amor. Los dos son guapos, chocaron de repente en un pasillo y se fijaron en la buena apariencia del otro, ocasionando una atracción física que en realidad no es amor. Tu te sentías desamparada, sin tu familia, en un país desconocido y encontrarte con un chico guapo que se comportó de forma amable, además, presentándote como alguien especial ante sus propios amigos, te hizo depender de él para socializar. No querías quedarte sola y confundiste todo con amor, pero en realidad siempre quisiste a Harry. Jamás lo olvidaste.

»Recuerdo que, incluso, antes de que te fueras, intentaste salir con otros chicos, como Hermione te había sugerido, pero ninguno llenaba tus expectativas porque esperabas que Harry fuera tu cita y no alguno de ellos. Luego ustedes se hicieron más cercanos y cubriste ese amor y afecto con amistad para convencerte a ti misma de que lo habías superado. Lo mismo estás haciendo ahora, pero desde que has visto a Harry tu corazón no ha hecho mas que responder ante tus verdaderos sentimientos, que quieres ocultar.

Su Debilidad [Harry y Ginny]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora