Capitulo 8:

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Después del almuerzo, durante la segunda mitad de los entrenamientos de capacitación, siguieron con el área práctica, pero esta vez Ernie con ayuda de los aurores que anteriormente estuvieron apoyando en la pista de obstáculos, enseñaron unos cuantos movimientos de defensa personal muggle. Para su desgracia, Ginny no se destacó tanto y los hombres del Ministerio apenas repararon en su presencia. Su concentración se mantenía en Milton Ballard y algunos otros como Efraim o Eric, que con su fuerza y buena observación, podían realizar a la perfección los movimientos enseñados.

Ginny también podía ser observadora, pero mientras estaba estudiando cada paso que indicaba Ernie, se dio cuenta de que sería bastante difícil para ella. Los movimientos de defensa personal que enseñaban se basaban en la fuerza, algo que ella tenía en menor medida a comparación de Joseph, quien fue su pareja en la práctica. No podía tumbarlo de una patada o liberarse cuando le hacía algún agarre en el cuello, por la espalda o en la muñeca.

Se sintió avergonzada y humillada cada vez que fallaba o Joseph lograba dejarla tirada en el suelo. Milton la estaba pasando de lo mejor observando su frustración, al contrario, por supuesto, de los amigos de Ginny y del propio Harry, que se esforzaba en pasar por su puesto mas que en los demás y ayudarla. Ginny, siendo tan obstinada y terca como era, le decía con la mirada que no deseaba esas atenciones extras y se volvía a concentrar en lo suyo, para seguir fallando.

Harry hubiera detenido el entrenamiento antes de tiempo de no ser porque Ernie lo detuvo y le señaló con la cabeza hacia donde estaba el Ministro y Draco Malfoy, observando cada uno de sus movimientos para con Ginny. Ella también se dio cuenta de lo mismo y sospechó que no podía ser nada bueno, aunque Harry solo hizo una mueca y se mostró tranquilo, tal vez para no preocuparla.

Así transcurrió con rapidez el tiempo hasta que el entrenamiento acabó. Ernie anunció que al día siguiente continuarían con las prácticas de defensa personal y Ginny deseaba que ese día no llegara. Estaba roja de la rabia y la vergüenza, y trataba de mantener su varita lejos de su mano porque le lanzaría un hechizo a Milton enfrente de todos esos hombres del Ministerio, incluyendo a su padre, el ministro de Magia.

—Mañana lo harás bien —le aseguró Eric, abrazándola por los hombros mientras él, sus amigos y los demás compañeros de entrenamiento recogían sus cosas para salir.

—Si quieres puedo...

—No, Jojo —lo interrumpió Ginny, apenas detectó la verdad en su tono—. No quiero que me dejes ganar, quiero que me des pelea para que pueda aprender. En algo tenía que no ser tan buena.

—Existen pocas probabilidades de que en una misión de campo tengamos que utilizar estas técnicas muggles —dijo Efraim, colgando al hombro su mochila—. Eres buena en la magia y muy rápida, con eso bastará.

—Y mañana traeré más comida para dársela a nuestro entrenador, tal vez con eso no quiera quitarte puntos por lo que hagas mal. —Joseph sonrió, mostrando su característica simpatía a través de esos blancos dientes y Ginny sonrió.

Aunque, muy animada tampoco estaba.

Cuando salieron al pasillo, los chicos cambiaron de tema para convencer a Ginny de ir al Caldero Chorreante a relajarse. Ella estaba a punto de aceptar porque tenía sed y no era de agua, cuando su mirada se cruzó con la de Harry, que se encontraba al final del pasillo viendo unas carpetas acompañado del ministro, sus aurores/guardaespaldas, Draco Malfoy y la secretaria Mary Gross.

Los amigos ralentizaron un poco el paso, pero no pudieron escuchar nada de lo que hablaban entre susurros. Harry fue el primero en notar su presencia y detectando también los movimientos algo alicaídos de Ginny, despidió al ministro y su séquito lo mas rápido posible. Mary también se fue, pero no sin antes sonreírle a los chicos, fijándose más minutos en Eric, que hizo lo posible para parecer tranquilo, aunque sus mejillas sonrojadas demostraban lo contrario.

Su Debilidad [Harry y Ginny]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora