Chapter 30.

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Apenas dos días habían pasado después del encuentro, los padres de Taehyung se encargaron de la condena de Park ante los pocos años que se le había dado por su casi homicidio, apenas cinco años fué lo que obtuvo de castigo. Así que movilizaron riendas para colocar más años de condena.

Taehyung parecía tranquilo ante la situación ya pasada, contrario a como Jungkook se sentía, se encargó de no mantenerse lejos del castaño en esos días. No dándole tiempo a los demás para opinar sobre su sobreprotección. Sus amigos no se opusieron a que ambos decidieran simplemente no salir más de aquella casa. Pues el trauma dejado ante lo vivido es algo que Jungkook no podía solo dejar pasar.

Y Taehyung ante la preocupación del azabache, cumplió sus palabras para evitar causarle más peso de culpa. Sabía que se sentía así, sabía que Jungkook se martillaba la mente ante la culpa de lo que fué y pudo no ser. Los dos se mantenían en su hogar, bajo la seguridad que Jeon Jaeban había colocado, y apenas las niñas iban a la casa. La tensión seguía y la pareja necesitaba su espacio.

De nuevo, Jeon sintió una punzada en su pecho mientras bajaba a la sala de estar. Respiró pesadamente caminando a dónde Taehyung estaba, parecía simplemente extraño.

Se sentía mal, es un hecho.

—¿Estás bien? —cuestionó Taehyung al verlo llegar.

—Tú lo estás.

Se acercó para acomodarse en el sofá donde el menor estaba, quien se arrimó a su cuerpo— Hace un poco de frío, abrázame. —el mayor sonrió y abrazó a su amado.

Taehyung últimamente amaba el frío hasta por los poros, dejaba las habitaciones el ese ambiente que él poco a poco iba adaptando. Porque incluso la piel acanelada de su pareja sufría del frío a su alrededor, mas Taehyung le gustaba así.

—Y cómo no, si no apagas los aires. Estoy que me congelo Taehyung —reclamó haciendo al menor jadear con el ceño fruncido.

—La temporada no es precisamente agradable. Así que deja de quejarte y abrazame más.

Aunque Jeon había marcado la protección de su novio ante lo sucedido, los siguientes días siguieron encerrados en casa gracias al castaño. Pues no quería salir por absolutamente nada, ni siquiera cuando Seojoon despertó, no quería lidiar con ello, tampoco dejó a Jungkook hacerlo.

Las pruebas eran lo suficientemente claras, y Rosalíe demasiado buena para evitar si quiera que el hombre tuviese un abogado para mandarlo de una buena vez tras las rejas. A sabiendas de ello, Taehyung en los últimos días tenía pensado seriamente que salir no era opción para él, las cosas estaban lo suficientemente bien.

Y Jungkook no se opuso ante sus actitudes, sino que complacía sus peticiones y se quedaba con él.
Jungkook sabía que dejar el trabajo era demasiado, su padre, como siempre, le otorgaba la libertad sobre esa carga aunque Namjoon pedía que salieran. Aún así, Taehyung y Jungkook no lo hicieron, aún así el azabache se escondía en aquella casa con su precioso amado.

Taehyung incluso después de dos semanas peleaba con Jungkook después de dejarle solo, excusándose siempre que necesitaba de su calor para sentirse tranquilo y gozar de su cuerpo. Jungkook sin contenerse ante él, caía en cada orden que Taehyung le dictaba. Se bañaban juntos y comían helado en la sala mientras se dedicaban palabras bonitas después de todo el daño que habían pasado.

—¿Estarás bien? —el castaño negó.

—Podemos hacer encargo. Kookie —se abrazó a su cuerpo. Ambos estando en la entrada de la casa, Jungkook iba de salida a realizar unas compras y Taehyung seguía en pijamas, abrazándolo para evitar su ida. No quería— Hyung...

No me olvides, Hyung... Donde viven las historias. Descúbrelo ahora